El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.
Rivalidad indo-paquistaní
El 22 de abril, 25 ciudadanos indios y un nepalí son asesinados en la localidad india de Pahalgam (Cachemira india). La India acusa a Paquistán de ser responsable del ataque, ya que considera que Paquistán ampara y apoya a los insurgentes musulmanes de la Cachemira india y a los grupos terroristas islamistas asentados en Paquistán (Ejército de los Puros, Lashkar-e-Tarib, y Ejército del Profeta Mahoma, Jaish-e-Mohammad). Ambos países suspenden visados, clausuran la Línea de Contacto, que hace de frontera provisional, y ordenan la expulsión de diplomáticos. India, además, suspende el Tratado de Aguas del Indo y ambos el Tratado Sudasiático de Cooperación, al que pertenecen. Los días 30 de abril y 5 de mayo se produce un intercambio de disparos entre las posiciones de ambos países en la Línea de Contacto y el 7 de mayo India desencadena en represalia la Operación (aérea) Sindoor sobre las supuestas instalaciones en Paquistán de los citados grupos armados. Paquistán informa que en respuesta a los bombardeos indios se había producido una batalla aérea (Operación Bunyanun Marsoos) en la que participan más de cien aparatos. Ambos (control del relato) aseguran haber atacado solamente infraestructuras civiles (para India, ligadas al terrorismo) y haber alertado a sus fuerzas nucleares. Finalmente, tras tres días de combates entre las respectivas fuerzas armadas, altos cargos de las mismas anuncian (10 de mayo) el alto el fuego, que los insurgentes islamistas de Srinagar (Cachemira india) no respetan, poniéndolo en peligro, acción que Paquistán condena, ratificandose en el alto el fuego.
En definitiva, un episodio más de la vieja disputa territorial cuyo origen hay que buscar en el viejo vicio del colonialismo de descolonizar pensando en los futuros intereses de la potencia colonizadora y no en los de los territorios a descolonizar.
Efectivamente, los actuales territorios de la India y Paquistán (junto a los de Birmania, Bangladés y Sri Lanka) deben sus múltiples conexiones (con frecuencia transformadas en enfrentamientos) a su progresiva colonización económica y comercial por la Compañía Británica de las Indias Orientales desde 1599, que en 1858 pasan a ser territorios del Imperio Británico de las Indias Orientales o Raj Británico, a los que el Reino Unido concede la autodeterminación en 1947-1948, divididos entre la Unión India, de mayoría lingüística y religiosa hindú (80%), con una importante (15%) minoría musulmana (desde 1950, República federal de la India); el Dominio de Paquistán, musulmanes de lengua urdú (desde 1956, República Islámica de Paquistán, de la que en 1971 se desagrega la República Popular de Bangladés); y las budistas Birmania (desde 1989, República de la Unión de Myanmar) y Ceilán (desde 1972, República Democrática Socialista de Sri Lanka). Estas autodeterminaciones, que llevarían progresivamente a diferentes modelos de independencia, se llevaron a cabo siguiendo el conocido como Plan Mountbatten de dividir el territorio del Imperio Británico en función de la religión mayoritaria de sus habitantes: Unión India (hindúes), Dominio de Paquistán (musulmanes), Birmania y Ceilán (budistas). Una solución teóricamente práctica y razonable, pero, en el fondo, salomónica, ya que ha sido la causa principal de los numerosos conflictos (de origen colonial, como tantos otros en diferentes continentes) que lleva sufriendo la región desde entonces. El conflicto indio-paquistaní, que se esboza a continuación y que persiste desde el mismo momento de la autodeterminación de ambos territorios en 1947-1948, es, por tanto, un conflicto poscolonial (de raíz colonial) de larga duración (como todos los poscoloniales).
El principal contencioso entre ambos países, causante de todos los demás, es el relativo a la región de Cachemira, cuyo territorio en 1947 pertenecia al principado autónomo de Jammu y Cachemira, de mayoría musulmana con importantes minorías hindú y sij, al que se le da a elegir entre unirse a la Unión India o al Dominio de Paquistán. El marajá (Hari Singh) decide no unirse a ninguno, emancipándose autónomamente, lo que provoca el surgimiento de grupos armados musulmanes partidarios de integrarse en el Dominio de Paquistán. Temeroso de ser destronado, el marajá decide unirse a la Unión India y pedirle apoyo militar. Este es el origen de la conocida como primera guerra indo-paquistaní o de la Independencia, en la que Paquistán es derrotado. En julio de 1949 se llega al Acuerdo de Karachi, que establece la Línea de Control (frontera provisional, pero que aún perdura) con dos tercios del principado bajo control indio (Cachemira india) y un tercio bajo el control paquistaní (Cachemira paquistaní), con la recomendación de celebrar un referéndum en ambos territorios, que nunca ha llegado a celebrarse.
Tras las independencias, la India se decanta por el Movimiento de los No Alineados y la lucha por la descolonización, mientras Paquistán se decanta por formar parte del cinturón Turquía-Irán-Paquistán de contención de la URSS, ideado, apoyado y sostenido por Estados Unidos con el beneplácito de China. Habrá dos guerras indo-paquistaníes más y numerosos incidentes menores como el acaecido en abril-mayo de 2025 citado en el primer párrafo: en 1965 (agosto–septiembre, segunda guerra indo-paquistaní), consecuencia del apoyo paquistaní a la infiltración de guerrilleros en la Cachemira india (Jammu y Cachemira). Y en 1971 (marzo-diciembre, tercera guerra), cuando el Paquistán Oriental (actual Bangladés), mayoritariamente musulmán de cultura bengalí, separado del dominante Paquistán Occidental (de cultura urdú) por 2.200 km. de territorio indio, decide segregarse con el apoyo político y militar de la India.
Este es el ambiente en el que incidirá la aparición de un fuerte nacionalismo hindú en la India a partir de la subida al poder en 2014 del Bharatiya Janata Party (de la actual presidenta Droupedi Murmu, que firma los documentos oficiales como “Presidenta de Bharat”, y del actual primer ministro Navendra Modi), conocido como la “azafranización” de la India, por ser el color azafrán el simbólico del Bharat, concepto hindi que viene a significar “tierra madre” y que en la actualidad implica rechazo a lo musulmán-mogol y a lo europeo-cristiano o “limpieza de sangre”. En esta línea, India ha impuesto el hindi sobre el inglés en la administración y los servicios públicos, ha anulado la autonomía de la región de Jammu y Cachemira (2019), y ha restringido la nacionalidad a los musulmanes que no puedan demostrar su arraigo en la India desde 1947 (2019); todo lo cual ha provocado multitud de incidentes violentos entre hindúes y musulmanes y ha tensado las relaciones con Paquistán.
Otro punto de fricción es el agua. Paquistán es un país superpoblado con estrés hídrico, que ha creado un sistema de canales que permite la irrigación de 200.000 km² con agua fundamentalmente del río Indo y sus afluentes. El problema reside en que el Indo y sus afluentes discurren en su cuenca alta por la Cachemira india, pudiendo convertirse su agua en una herramienta de guerra o presión, aunque exista el Tratado de Aguas de Karachi de 1960, que concede a Paquistán el 84% del caudal y a la India el 16%. Por similares razones ha habido tensiones en el glaciar de Siachen y en la zona de alta montaña de Kargil (mayo-julio de 1999, que muchos historiadores califican como la cuarta guerra indo-paquistaní).
Por último, la geopolítica actual también los enfrenta. India se ha convertido en una auténtica superpotencia con una enorme capacidad de influencia en el hoy llamado sur global. Sus rencillas territoriales con China han pasado a la historia, pero no dejan de ser dos potencias regionales contiguas, ambas en ascenso económico, comercial y militar, es decir, geopolítico, aunque la India esté todavía a gran distancia de China. Esta circunstancia no ha propiciado, como podía esperarse, un acercamiento a Estados Unidos, con el que mantiene unas relaciones cordiales, pero prudentes, debido a su enfoque como adalid de larga data de “los países en desarrollo”. Paquistán por su parte se mantiene en la órbita estadounidense desde prácticamente su independencia, a pesar de su doble juego durante la ocupación estadounidense/OTAN de Afganistán debido a que ambos países albergan una importante población pastún. Es sin embargo un firme aliado de China y un bastión esencial de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda china, sirviendo su puerto de aguas profundas de Gwadar, en el mar de Arabia, de conexión de entre su rama terrestre (ruta) y su rama marítima (cinturón) y de entrada comercial a China. Mantiene también buenas y cooperativas relaciones con potencias musulmanas no árabes asiáticas, Turquía e Irán e incluso Bangladés, y no tiene relaciones diplomáticas con Israel, todo lo cual le da un puesto de importancia en el mundo del sur global, aunque no pertenece (¿todavía?) a los BRICS+, quizás debido a su histórico y difícilmente resoluble enfrentamiento con la India.
Todo ello, sin olvidar que tanto la India como Pakistán son potencias nucleares y que, según Global Firepower, la India es el cuarto ejército más poderoso del mundo y Paquistán el noveno.