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Con un ojo puesto en Italia

Pasó con Trump en Estados Unidos, pasó en Reino Unido con Johnson, está pasando de una forma mucho más silenciosa en muchos otros países, también aquí, y mucho me temo que lo vamos a ver también este domingo en Italia. El descontento de muchos con la situación económica, el no haber contemplado que las crisis las pagan siempre los mismos, el haber cargado el peso de la recuperación en los bolsillos de los que menos tienen, el no tener altura de miras en los momentos delicados se acaba traduciendo en que, cuando toca votar, apelar a las tripas de ese descontento, funciona. Y les funciona siempre a los mismos, a los que apelan a los sentimientos más básicos, los que tiran de mensajes simplistas, de bandos, de remover los sentimientos más nacionalistas. Un discurso cargado de mensajes de odio, de señalar a culpables externos de lo que nos pasa aquí para encontrar las respuestas a todas esas preguntas que esos descontentos plantean.

Es la historia que se repite una y otra vez: cuanto peor está todo, mejor les va a los partidos totalitarios. Y desde luego, ahora estamos en uno de esos momentos complicados, complejos, inciertos, en el que no sabemos qué pasará, cómo acabará deshaciéndose el nudo del desafío de Putin y de todo lo que eso genera en el plano económico. La inflación ha empujado a la FED a subir los tipos, pidiendo de antemano perdón por el daño que va a hacer a las familias y a las empresas. Sabiendo que eso costará empleos y dejará a muchos, de nuevo, descolgados de esa recuperación que los países buscan desesperadamente.

Es la historia que se repite una y otra vez: cuanto peor está todo, mejor les va a los partidos totalitarios

Nada de lo que está pasando ahora mismo estaba en sus cálculos a principios de año. Y todo lo que pueda llegar a pasar, incluso el peor de los escenarios, es lo que intentan contemplar todos en sus cálculos de los próximos meses y años. Y mientras, quienes no tienen más soluciones que las de meter ruido, polarizar, dividir, van ganando terreno. Como en Italia. Su discurso es el que es, por mucho que lo haya intentado moderar durante la campaña y, tal y como veíamos ayer, incluso quienes históricamente siempre han votado a la izquierda, el domingo se plantean que, casi con total seguridad, cambiarán su voto: porque están cabreados, porque están cansados de promesas que no llegan, porque piden un cambio y, a la desesperada, piensan que esto es un mal menor. Pero, ¿por qué?

Hay discursos que van calando poco a poco; aquí, por ejemplo, hemos llegado a escuchar no hace mucho justificar el golpe de Franco porque la República era un desastre. Sin mencionar lo que vino después, una guerra civil, el mayor desastre para un país.

Lo que pase el domingo en Italia nos dirá mucho de dónde estamos y qué puede pasar en otros países, también en el nuestro. No querer saber lo que pasa fuera puede costarnos caro. Así que les dejo algunas de las frases que ha pronunciado Georgia Meloni, la mujer que lidera las encuestas ahora mismo: “Sí a la familia natural, no a los lobbies LGTBI”, “Todo lo que nos identifica está siendo atacado”, “Sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte”, “Sí a las fronteras seguras, no a la inmigración masiva”. Esto, por cierto, lo dijo en un acto en España, junto a Vox. Pues eso, nada más que añadir.

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