El problema de la vivienda

61 años dedicando el 30% de tu sueldo para poder comprarte una casa. Es el dato que dieron esta semana en un informe sobre cuál es la situación de la vivienda en Baleares. 61 años, ahí es nada. Un imposible se mire por donde se mire. Toda una vida y parte de la que no has vivido para tener un techo al que llamar casa.

El sinsentido en el que hemos entrado con el tema de la vivienda empieza a dejarnos situaciones tan aberrantes como la que señala ese informe. Precios desorbitados por casas que no lo valen, sueldos que siguen siendo raquíticos para plantearse crear un proyecto de vida, independizarte, formar una familia, tener unos hijos, crecer en un hogar…

Estos días hemos escuchado propuestas tan descabelladas como expropiar vivienda a quien no la use. Porque sí. Soluciones muy simples para problemas muy complejos. Estamos en la misma encrucijada de siempre. Cuando a los políticos se les piden soluciones para las preocupaciones de los ciudadanos, la sanidad, la educación y la vivienda, tiramos de ocurrencias sin hacer una reflexión seria, estudiada y minuciosa sobre qué hacer.

Expropiar no es la solución, desde luego. Falta vivienda, en las grandes ciudades, y en los alrededores, donde también, desde hace ya tiempo, es imposible comprar o alquilar una casa por un precio razonable. Ayer, veía en un periódico un publirreportaje sobre una nueva urbanización a casi 50 kilómetros de Madrid. El gancho era “viviendas asequibles”. El problema es que cada uno tiene una definición para eso de asequible.

En la mayoría de los países la vivienda empieza a ser una quimera, un imposible, especialmente en las grandes ciudades

El único dato esperanzador que hemos tenido estos últimos meses nos lo daba el INE ayer, con un estancamiento en la compra de viviendas durante el mes de agosto. Un oasis en medio de un desierto, un dato de un único mes que hay que tomarlo como lo que es, pero que puede empezar a desvelar signos de agotamiento en un mercado que muchos llevan tiempo diciendo que ha tocado techo.

Pero esto no es solamente un problema de los jóvenes. Los precios de los alquileres y de la venta de casas impacta de lleno también en los más mayores, personas que llevan toda la vida trabajando y que no se pueden permitir muchos más gastos porque o les han subido el alquiler o su sueldo se va empequeñeciendo mientras la vida sigue subiendo. Esta semana me contaban el caso de una mujer, 58 años, a la que su empresa le había ofrecido un plan de prejubilación, con unas buenas condiciones. Una oferta casi “irrechazable” para cualquiera, con los hijos ya fuera de casa, con los estudios pagados. Pero ella lo iba a dejar pasar: “Tengo que seguir pagando la casa”.

Ayer, en Europa, los socios hablaron sobre esto. Hablaron de un problema que no afecta únicamente a España. En la mayoría de los países la vivienda empieza a ser una quimera, un imposible, especialmente en las grandes ciudades. De momento, solamente hablaron, no llegaron a ningún acuerdo. Ya sabemos lo complicado que es eso en Europa. Los tiempos de los socios no son los tiempos de la sociedad.

61 años dedicando el 30% de tu sueldo para poder comprarte una casa. Es el dato que dieron esta semana en un informe sobre cuál es la situación de la vivienda en Baleares. 61 años, ahí es nada. Un imposible se mire por donde se mire. Toda una vida y parte de la que no has vivido para tener un techo al que llamar casa.

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