Desde la tramoya

Autocompasión y política del sufrimiento

Pues ya no ondea la bandera del Reino Unido en Bruselas, mientras las esteladas siguen ondeando en los balcones de Barcelona y en los montículos de los pueblos catalanes del interior. La autocompasión y la política del sufrimiento han vencido en la Gran Bretaña, aunque no todavía en Cataluña.

Inspira esta comparación la lectura de un libro fascinante del irlandés Fintan O’Toole, titulado Un fracaso heroico, y subtitulado precisamente El Brexit y la política del sufrimiento (Capitan Swing 2020). El texto es un ensayo irónico y divertido, que hiela la sangre por la crudeza de sus reflexiones. Cataluña no es objeto de comparación, y ni siquiera se cita, pero los sentimientos que han llevado al Reino Unido a abandonar la Unión son los mismos que animan a los independentistas catalanes a dejar España.

La tesis es que a lo largo de su historia, Inglaterra ha desarrollado un paradójico sentimiento de autocompasión, como dice el autor:

“Es posible, cuando la supremacía y la victoria se tornan en amargura, pensar en uno mismo como el indefenso y el perdedor. Esto sería (...) el tributo que la autocompasión paga al amor propio, un deseo masoquista de buscar la humillación combinado con la sensación de que esa humillación ha sido un ultraje contra un pueblo extraordinario. Y, como ocurre tantas veces en la historia, lo que empezó siendo una indulgencia de la imaginación, al final intentaría hacerse realidad”.

Es interesante observar que los catalanes independentistas, como los ingleses a favor del Brexit, o como los nacionalistas en general, se consideran miembros de un país superior. Y que al igual que los ingleses han depositado en “Bruselas” la culpa de todos sus propios fracasos, los independentistas catalanes han hecho lo propio con “Madrid”. Ya sabemos: “España nos roba”.

Y así, si Cataluña —que en la imaginación soberanista fue durante siglos un país independiente que solo fue integrado a la fuerza por los Borbones— ahora ha de sacarse el yugo de la metrópoli, los británicos, que lideraron ciertamente uno de los imperios más extensos de Occidente, por medio del Brexit se sacuden su condición de colonia de Europa. Dice O’Toole que “en la imaginación imperial hay solo dos tipos de Estado: el dominante y el sumiso, el colonizador y el colonizado. Este dualismo perdura. Si Inglaterra no es una potencia imperial, debe ser lo otro: una colonia”. Y al final “estamos ante el círculo perfecto de autocompasión y amor propio: merecemos que nos quieran, pero nos odian porque somos maravillosos”.

La ecuación sólo funciona cuando hay alguien en quien proyectar tus miserias. España, por supuesto, es el enemigo de Cataluña en la calenturienta y falaz narrativa separatista (la “puta Espanya”). Alemania lo es en la arrogante excusa del Brexit. La Alemania que, una nueva paradoja, perdió la guerra sin tocar ni un centímetro de tierra de las islas británicas, la que intentó integrar toda Europa bajo las botas del III Reich, se convierte en el enemigo real del nacionalismo británico. Si no pudo Hitler con nosotros, tampoco podrá Bruselas, que en realidad está controlada por Alemania.

No es una exageración. Es a la vez un disparate real y una advertencia a los amigos del europeísmo. Es ahora el mismísimo Boris Johnson quien habla: “Napoleón, Hitler y algún otro intentaron unificar Europa sometiendo al Reino Unido y acabaron fracasando en el intento. La Unión Europea es un intento de conseguir el mismo objetivo por otros medios, y también está condenada al fracaso, porque es imposible unificar Europa cuando nadie o casi nadie se siente verdaderamente europeo”.

Aviso a navegantes: alimentemos el victimismo, la autocompasión y el dolor de los pueblos que se sienten nación, y no tardarán en proyectar en sus supuestos dominadores la causa de sus propias limitaciones y de sus propios problemas. Reino Unido ya puede sacudirse el polvo, aunque sea pagando un coste que se anuncia altísimo. No está escrito que Cataluña y otros pueblos europeos no vayan a lograrlo también al coste que sea.

Más sobre este tema
stats