A la carga
Ideas para salir del agujero
Una de las causas del descrédito de los partidos tradicionales es su falta de imaginación y de arrojo. Los políticos europeos actuales parecen bloqueados, sin ideas, sin propuestas, incapaces de reaccionar ante la magnitud de los problemas a los que nos enfrentamos. No hay planes a largo plazo para corregir el rumbo de las últimas décadas, basado en la expansión desaforada del sector financiero y el uso del crédito y el endeudamiento como motores del crecimiento. Los políticos actuales están pensando en qué hacer para volver a los tiempos anteriores a la crisis, no en cómo reformar el sistema para que no se reproduzcan los desequilibrios del pasado.
En el artículo de apertura de Luces Rojas, la nueva sección de análisis y debate de InfoLibre, Adam Przeworski se pregunta acerca de las razones por las cuales no están surgiendo ideas nuevas en la larga crisis que padecemos. Así como el crac del 29 originó el keynesianismo y la crisis del petróleo de 1973 dio paso al neoliberalismo, no parece que en las actuales circunstancias se esté fraguando una nueva manera de gestionar la economía.
No obstante, ideas hay. Quizá no podamos hablar de un paradigma nuevo, pero por los márgenes del debate público circulan propuestas novedosas. Casi nunca llegan estas propuestas a las páginas de opinión de la prensa, ni son objeto de comentario en tertulias radiofónicas o televisivas, ni los partidos les dedican mayor atención. Sin embargo, se transmiten profusamente a través de las redes sociales y del boca a boca.
De todas las propuestas que he podido leer, las que me han parecido más ambiciosas, completas y rigurosas son las de Antonio Quero, un eurofuncionario y militante de base del PSOE, impulsor de las plataformas Bases en Red y Factoría Democrática.
Quero ha desarrollado un plan de salida de la crisis extraordinariamente interesante. Parte de una propuesta heterodoxa que algunos economistas han contemplado desde hace mucho tiempo pero que nunca se ha llevado a la práctica. Recientemente, un grupo de economistas alemanes, llamados Monetative, han recuperado esta propuesta (véase aquí la versión en español de su manifiesto). La idea central consiste en crear una agencia pública que se haga cargo de la administración de los depósitos bancarios. La justificación es la siguiente: el desencadenante de las turbulencias financieras que estamos viviendo es el poder de los bancos para crear dinero mediante la concesión de créditos; hoy en día, la mayor parte del dinero no es el efectivo que ponen en circulación los bancos centrales, sino el crédito que ponen los bancos a disposición de sus clientes. Puesto que apenas hay control en la creación de dinero, se generan burbujas especulativas que, al explotar, arrasan el sistema económico. Ante el riesgo de que los ciudadanos se queden sin sus ahorros, el Estado acaba rescatando a los bancos (“socialización” de las pérdidas).
A fin de evitar las burbujas y el crédito excesivo, Quero defiende la creación de una agencia pública, la Central de Depósitos, que gestione los depósitos privados, quedando los bancos relegados a la función de otorgar crédito. Para poder dar crédito, los bancos privados tendrán que pedir prestado a la Central de Depósitos (que actuará como un interbancario). Dicha Central podrá, por tanto, controlar el proceso de creación del dinero, impidiendo una expansión excesiva del crédito. Además, el Estado ya no tendrá que salvar a los bancos si sus políticas de préstamo les llevan a la quiebra, pues no estarán en juego los depósitos de los ciudadanos. De esta forma, se contribuirá a evitar la especulación financiera y la formación de burbujas. Asimismo, la Central de Depósitos podrá desempeñar un papel esencial en la estabilización de la prima de riesgo. Los detalles de la propuesta pueden encontrarse en el documento Bases para un Acuerdo Nacional para la salida de la crisis y la defensa de la soberanía económica. Por último, la gestión pública de los 1,2 billones de euros que suman los depósitos españoles daría margen al Estado para tener una política económica propia.
¿Qué podría hacer el Estado a partir de aquí para que el país salga de la crisis? Quero propone dos cosas. Primero, una rebaja, durante dos años, de hipotecas y alquileres de residencias principales, de tal manera que las familias con ingresos inferiores a los 3.000 euros no paguen más del 20% de los mismos en vivienda. Con ello, se conseguiría aumentar la renta disponible en unos 48.000 millones de euros. Alrededor de cinco millones de hogares se beneficiarían de esta medida. Se trata de una quita parcial, no de un aplazamiento de los pagos. Se conseguiría así aliviar la carga de la deuda de las familias, que está lastrando la recuperación del consumo, y se evitaría la mayor parte de los desahucios. Los perjudicados serían los bancos, sin duda, pero estos ya han recibido generosas ayudas públicas, mientras que los hogares siguen haciendo grandes sacrificios para afrontar sus deudas. Esta quita parcial haría que el reparto del coste de la crisis fuera más equitativo, no recayendo toda la carga sobre la ciudadanía. A este asunto me referí con mayor detalle en mi artículo anterior de InfoLibre, “¿Y si no pagamos las deudas?”.
Segundo, un plan de choque para combatir el paro. El objetivo sería crear tres millones de puestos de trabajo en tres años. Para ello, se contaría con el aumento de la demanda interna procedente de la quita hipotecaria más los fondos que pudiera utilizar el Estado gracias a la creación de la Central de Depósitos. En total, se podría disponer de aproximadamente 120.000 millones de euros para reactivar el mercado de trabajo. El lector interesado podrá encontrar el desarrollo de las propuestas en el documento de Quero. Los instrumentos que se emplearían para generar los empleos son la subvención a las contrataciones anticipadas, el establecimiento de un sistema de rotación-sustitución en los puestos de trabajo, la creación de un fondo público-privado de inversión para estimular la creación de empresas, un plan de eficiencia energética y un plan de empleo juvenil. Todo ello, a su vez, induciría la creación de empleo adicional gracias a la reactivación de la demanda.
Hay aquí material de sobra para debatir sobre salidas a la crisis. Las propuestas de Quero son arriesgadas y rompedoras, pero a la vez factibles, pues no requieren destruir el sistema o “refundar” el capitalismo. Eso sí, chocan con el establishment político español, extremadamente conservador y pacato a la hora de hablar de alternativas.