La palabra medicalizar no existe; el verbo abandonar, sí Benjamín Prado

Lo que más fascina de Gabriel Rufián con diferencia es su habilidad para torear a los influencers de extrema derecha. Muy especialmente a Vito Quiles, el reportero de EDATV y jefe de prensa de Alvise, y el activista de Vox Bertrand Ndongo. Cada vez que estos reporteros bravos se le acercan les atiende con elegancia y capacidad de contención. Sin huidas, zarandeos o lanzamientos de micro. Y es de los pocos políticos que consigue neutralizar su discurso.
Cuando van a embestir y les ve venir, el portavoz de Esquerra Republicana saca una sonrisa burlona y les mira fijamente a los ojos. Frente a frente, como en la arena, pero con una tensión más cómica. Y casi sin que se den cuenta, les cambia de tema y les guía con su capote por una conversación de bar plagada de chascarrillos e insignificancias en la que la provocación queda en un segundo plano. “Está de moda ser facha en un montón de sitios, tío, desgraciadamente”, le decía esta semana a Vito Quiles, como si fueran colegas de toda la vida.
@vitoquiles10 Me he encontrado a Rufián en el Congreso otra vez. #españa #politica #viral_video ♬ sonido original - Vito Quiles 🇪🇸
Sin embargo, mientras Rufián perfecciona el arte del toreo facha, son muchos los políticos que todavía no han encontrado la forma adecuada de enfrentarse a este tipo de activistas. Estos días, a José Bono le entraba la risa floja mientras, incómodo, intentaba zafarse de Vito Quiles por la Carrera de San Jerónimo. José Luis Rodríguez Zapatero le respondía visiblemente molesto y sin saber muy bien cómo actuar. Reyes Maroto optaba por un silencio incómodo frente a un ascensor. Y los guardaespaldas de Óscar Puente le aplacaban por la calle dándole más motivos para ir de víctima y hacerse viral.
Con el silencio, la confrontación dialéctica o la condescendencia no se consigue nada. Sí con la burla. Rufián no les tiene ningún miedo y eso se nota. Sabe que lo peor que se puede hacer con estos influencers de extrema derecha es tomárselos en serio. Por eso, les contesta sin más, con tonterías, cercanía y sentido del humor. Quitando importancia a lo que hacen y a lo que dicen. Como si fuesen personajes histriónicos que solo están allí para dar espectáculo y pasar el rato.
Rufián sabe que a este tipo de voceros de extrema derecha como Vito Quiles o Bertrand Ndongo no hay que tomárselos en serio. Por eso, les contesta sin más, con tonterías, cercanía y sentido del humor. Quitando importancia a lo que hacen y dicen. Reduciendo su labor a un simple ‘sketch’
Precisamente, uno de los grandes problemas de la comunicación de los partidos y los políticos progresistas hoy en día es que muchas veces parecen siempre enfadados. Han perdido valores como la alegría, la esperanza y la capacidad de ilusionar. Muchos de sus políticos se han vuelto grises, quejosos y se enfrentan a estos problemáticos reporteros con una rabia y desesperación comprensible, pero ineficaz.
Sin embargo, Rufián ha hecho el ejercicio de ser consciente de que, como no puede controlarlos ni evitar que le molesten, lo mejor es vacilarles con estoicismo. Así evita con destreza su marco y consigue reducir su labor profesional a un simple sketch. “La buena nueva es que tengo chándal nuevo”, le contestaba hace un mes a propósito del vídeo que hicieron criticando que el diputado no fuese en traje al Congreso. Olé, olé y olé. Este torero sí que se merece salir por la puerta grande.
Lo más...
Lo más...
Leído'Renacer del barro', el relato de las librerías arrasadas por la dana que no va a leer Mazón
El mandato
Escribir lo impenetrable
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.