Desde la tramoya

Seis cosas que podría hacer ya el PSOE

Lo cierto es que el mensaje nítido que los socialistas enviaron a la ciudadanía durante la campaña electoral se confirmó. Sólo había –sólo hay en este momento– dos personas que podrían ser presidentes del Gobierno: Rajoy o Sánchez. Esa era la estrategia del PSOE, junto con la idea de que un Gobierno de Sánchez se dedicaría a procurar el bien para la mayoría social del país, y no sólo para unos pocos como hace la derecha, vieja o nueva. Hubo en Ferraz una larga hora de preocupación, desde que a las 8 en punto RTVE dio ese sondeo nefasto, erróneo y carísimo pagado con dinero público, hasta que, con recuento ya real, iban evaporándose los augurios apocalípticos de campaña, que anunciaban que el PSOE quedaría tercero o cuarto.

Para cualquiera que viera la situación con calma y sin filias o fobias personales, eso debería ser motivo de inspiración en el PSOE. Por primera vez en cuatro años, los socialistas, aun con el peor resultado electoral de su historia, aún con sus penurias y sus achaques, podrían –pueden– gobernar España. El camino de Sánchez y de la Ejecutiva estaba –y está– bastante claro. He aquí las cosas que yo creo que un marciano desapasionado recomendaría hacer:

Primero. Esperar a que Rajoy fracase el día 13.Esperar a que Rajoy fracase el día 13. Naturalmente, sería suicida para el PSOE apoyar de cualquier manera la investidura del PP. Porque sería hacer todo lo contrario de lo que ha estado proclamando durante toda su vida. Porque sería fundirse en una alianza que confirmaría lo que sólo ya unos pocos de extrema izquierda se creen: que “PSOE, PP, la misma mierda es”. Y porque dejaría el monopolio de la oposición de izquierdas en manos de Podemos. Si alguien aún cree que el PSOE puede hacer tal cosa sin morir indefectiblemente, que se lo haga mirar.

Segundo. Buscar desde ya la investidura de Sánchez con el apoyo de Podemos, de IU, del PNV y de los votos o abstenciones que falten. Sí, también de Ciudadanos, o incluso de ERC; ¡qué carajo!, si han sido socios del PSC en el Gobierno de la Generalitat hasta anteayer. Buscar la investidura significa encerrarse con Podemos y los demás sin levantar el culo hasta que se vayan punteando las medidas concretas que el PSOE pondría en marcha, incluidas algunas de las que Iglesias dice que va a proponer en su ley de emergencia social. Habrá qué mirar qué se puede y qué no se puede hacer, teniendo en cuenta que aquí mandan también las normas del club europeo de rácanos conservadores al que pertenecemos y del que de ninguna manera queremos salir. Por supuesto, habrá que tratar también la agenda territorial, y poner como condición que ahora mismo no se puede hablar de referéndum en Cataluña porque es claramente extemporáneo, pero sí de una reforma constitucional a medio plazo que desbloquee la situación tragicómica en que se encuentra la política catalana. Y que incluiría de una u otra manera, que no hay por qué definir ahora, el derecho de los españoles a votar sobre su futuro, con las garantías imprescindibles. Está bien lo de respetar los tiempos y no precipitarse, porque ahora es Rajoy quien debe procurarse apoyos. Pero mientras el PSOE espera, la sensación es que no hace nada.

Tercero. Explicar hasta que se entere todo el mundo que gobernar “gracias a alguien” no significa “gobernar con alguien”. Buena parte de nuestra democracia ha discurrido con gobiernos en minoría. Felipe en su última legislatura, Aznar en su primera, Zapatero en las dos suyas. Y sin embargo gobernaron siempre solos. Dejarte apoyar por Pablo Iglesias para la investidura no significa necesariamente que le des la Vicepresidencia del Gobierno. Un Gobierno en minoría no es un gobierno de coalición. Es evidente, pero a tenor de las conversaciones de sobremesa navideña, muchos no lo saben aún.

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Cuarto. Si Podemos y otros no apoyan, poner la carga de la prueba sobre ellos. Sobre datos y hechos concretos, Sánchez y el PSOE podrán decir que el problema son las exigencias extremas, poco realistas o inoportunas de Podemos. O el conservadurismo de Ciudadanos. O la cerrazón independentista de ERC. Serán ellos los que tengan que responder sobre esas exigencias suyas. No el PSOE. Y serán entonces ellos los culpables de que no haya en España un gobierno de derechas y tampoco uno de izquierdas. Mientras tanto, el PSOE hace bien en pedir la presidencia del Congreso, pero no debería obsesionarse con ella, porque nadie sabe lo importante que es, y luchar a muerte por ese puesto puede dar a entender a mucha gente que lo que el PSOE busca son poltronas. Es más que probable que Podemos no tenga el más mínimo interés en que gobierne el PSOE, como acertó a decir Susana Díaz, pero los motivos concretos tendrán que darlos sus líderes. ¿Que no pueden porque quieren un referéndum en Cataluña en unos pocos meses? Pues que lo expliquen. ¿Qué exigen que España gaste lo que no puede en tal o cual iniciativa social? Que argumenten.

Quinto. Plantarse ante unas nuevas elecciones muy probables como el partido líder de la izquierda. El que ha hecho todo lo posible para traer a España un Gobierno progresista, razonable, en defensa de las clases medias y trabajadoras, alternativo a la derecha, en línea con los gobiernos progresistas que ahora –feliz circunstancia– lideran todo el sur de Europa, desde Portugal a Grecia, pasando por Italia y Francia. Ignacio Sánchez Cuenca lo ha explicado aquí con su habitual lucidez. Si Podemos u otros no permiten que haya en España un Gobierno progresista del PSOE, tendrán que arrastrar sus causas durante la campaña electoral correspondiente.

Sexto. Explicárselo a los militantes, seducir a los cuadros socialistas que no estén aún sólo en la supervivencia de su pandilla, atraer al votante progresista. Nada estimula más a un grupo político que la moral de victoria, que la idea de que se puede ganar. Hay que contarle a los militantes y a los simpatizantes que el PSOE puede gobernar, y que si no lo hace será porque otros no le dejan aplicar un programa razonable y moderado, pero nítidamente social y progresista. Hay que ocupar los medios con el mensaje de que un Gobierno de izquierda moderada es hoy posible. Hay que ponerse ya, desde el día 2 de enero, a demostrar que el PSOE tiene ambición de devolver la decencia al Gobierno de España, si el PP no puede seguir gobernando.

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