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Libros de plomo

Gutmaro Gómez Bravo

Ana Escuriaza Escudero. Violencia, silencio y resistencia. Eta y la Universidad (1959-2011)

Hay libros necesarios que intentan llenar un vacío y se quedan en el intento. Pero también hay estudios que, a través de una profunda investigación sostenida en el tiempo, alcanzan esa misma necesidad. Este trabajo forma parte de ellos. Aborda una página de nuestra historia reciente como fue la de la violencia de ETA y su particular relación con el mundo universitario. Y lo hace para transmitir a una nueva generación el significado del terrorismo y de todas las otras formas de violencia por las que se extendía socialmente. El mundo universitario, como espacio plural y de convivencia, pero también como soporte ideológico y de ortodoxia, fue uno de los espacios que mayor presión vivió durante décadas. Varias promociones de licenciados conservan en su retina las imágenes de atentados mortales que acabaron con la vida de sus profesores. El de Francisco Tomás y Valiente, un 14 de febrero de 1996, en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid, originó una importante reacción conocida como el movimiento de las “manos blancas” que ilustra la portada de este libro. Cuatro años antes había sido asesinado el profesor Manuel Broseta, (antiguo secretario de Estado para las comunidades autónomas), frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia. En noviembre del 2000, el exministro y economista Ernest Lluch, en su coche en Barcelona. Pocos meses después, José María Lidón, que compaginaba la docencia con la judicatura, también era acribillado en su coche, a la salida de su casa en Bilbao. La lista había comenzado en 1980 en san Sebastián, con Juan de Dios Doval, uno de los primeros docentes asesinados. El día después de su muerte paró la actividad de la Facultad de Derecho y unos 300 alumnos y profesores marcharon de forma silenciosa desde la Facultad hasta la Diputación Foral de Guipúzcoa. Una forma de protesta que, a medida que se intensificaba la presión sobre el mundo universitario coincidiendo con el desarrollo autonómico en el País Vasco, sería misión imposible.

El libro, fruto de una tesis doctoral, aporta la forma, la metodología, para poder comprender todas estas dimensiones, especialmente en el País Vasco y Navarra, donde más se sintió la presencia e intensidad de la violencia. A lo largo de sus 450 páginas, construye un relato pormenorizado y documentado de los actos que durante años sacudieron las universidades y las instituciones académicas. Algo muy difícil todavía de estudiar por la cercanía en el tiempo y por estar presentes la mayor parte de los protagonistas implicados. La universidad es el objeto y eje central de un proceso con ramificaciones de más de medio siglo: la formación de ETA y el llamado frente juvenil, su pugna por el control de un espacio en pleno crecimiento paralelo al diseño autonómico y, por último, la propia reacción contraria que se extendió desde los campus universitarios. Un recorrido necesario por la sociedad en la que nace y se nutre ETA pero que también se enfrenta a la propia organización; el libro conecta todas esas fases: desde su origen doctrinal a la salida de sus primeros críticos, vinculados también al mundo intelectual y académico vasco, pasando por la reafirmación de una estrategia de confrontación y de captación de los estudiantes universitarios hasta convertirse, finalmente, en la punta de lanza de las manifestaciones contrarias al terrorismo.

¿Cuántos profesores de la UPV tuvieron que irse del País Vasco, cómo convivieron con esa presión, con los asesinatos o con los propios atentados que sufría la universidad? La respuesta lleva al contexto en el que se produjo la reacción, también al silencio

La mayor parte de los estudios hasta la fecha sobre la historia de ETA se han centrado en su ideología: desde los orígenes del nacionalismo vasco, la guerra civil y el franquismo, hasta los años sesenta, donde confluyeron con otros grupos europeos fascinados por la lucha armada. Muchos otros libros se han centrado en la larga lista de atentados o aspectos policiales, pero es ahora cuando se empieza a estudiar en su conjunto la evolución de ETA y de su entorno como un agente social clave. Ahí aparece el decisivo papel de la universidad. ¿Cuántos profesores de la UPV tuvieron que irse del País Vasco, cómo convivieron con esa presión, con los asesinatos o con los propios atentados que sufría la universidad? La respuesta lleva al contexto en el que se produjo la reacción, también al silencio, del mundo universitario contra ETA. Cronológicamente tiene más peso y protagonismo la etapa posterior al franquismo, básicamente porque su presencia en la esfera pública fue mayor en ese periodo y porque la relación entre la universidad y la organización terrorista hasta 1975 fue muy diferente a la de la etapa democrática. También porque la universidad evolucionó profundamente a lo largo de estos años. A comienzos de los años ochenta nace la institución más estudiada en el libro, la UPV, la Universidad pública del País Vasco, aunque también ocupa un destacado lugar en sus páginas la Universidad Pública de Navarra (UPNA), creada en 1987, y, en menor medida, Deusto o la Universidad de Navarra, que sufrió varios atentados directos. Atentados que terminaron por generar el efecto contrario y promover una importante reacción contra ETA que terminó con los pocos apoyos que aún mantenía en el ámbito universitario estatal.

De todo aquello quedan las huellas y las heridas que no se ven. No todo el mundo quiere recordar y mucho menos hablar. De las 60 personas que propuso entrevistar la autora para su investigación, solo 35 accedieron a ello. Un dato que refleja por sí solo el miedo y la densa bruma de aquella época. El trabajo, para concluir, cuenta con una importante labor periodística y jurídica de fondo. Se han consultado y transcrito las sentencias de todos esos casos, que se pueden localizar por el índice onomástico, junto el resto de los materiales y documentos. En un momento en el que la sociedad se plantea cómo construir el relato de una etapa dramática de nuestra historia reciente, esta investigación aporta un conocimiento profundo sobre la relación entre violencia y universidad. Dos términos opuestos pero que, históricamente, se han mezclado demasiadas veces.

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Gutmaro Gómez Bravo es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense y director del grupo de investigación de la guerra civil y el Franquismo.

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