OBITUARIO
Arnold Taraborrelli: el último Maestro
Esta página en blanco se me antoja más llena que nunca. Pero me cuesta ordenar los recuerdos.
Son tantos y tan importantes…
Arnold Taraborrelli fue el Maestro por excelencia de varias generaciones de actores. Por su estudio pasaron, entre otros muchos —casi infinitos—, Ana Belén, Carlos Hipólito, Nacho Duato, Carmen Arévalo, Luz Casal, Sheila Blanco, Alberto Amarilla, Helio Pedregal...
Fue el responsable, junto con William Layton y Miguel Narros, de la formación del TEM (Teatro Estudio de Madrid): la revolución del teatro, de la formación de actores en España. Ellos construyeron una manera de enseñar y trabajar basada en la verdad, en el ya famoso “aquí y ahora”.
Nacido en Filadelfia, hijo de emigrantes italianos, nunca perdió su acento americano. Su padre, artesano, le infundió el amor por la cultura, y su madre, por el teatro y por la música.
Llegó a España en 1961. Y siempre recordaba que trabajó con Lola Flores. Lo recordaba siempre fascinado por su figura y contaba divertido cómo iba a comprarle “lenteluejas”. Nunca llegó a decir lentejuelas, anécdota que recuerdo siempre con una sonrisa.
Bailarín, coreógrafo y maestro de danza, recibió en 1995 la Medalla de Plata de las Bellas Artes de la Comunidad de Madrid.
Recuerdo una vez que le hicieron una entrevista y que yo llevé a clase con mucha emoción. Ante mi asombro, la cogió y la tiró a la basura. Ante mi cara estupefacta me dijo: "No sirve para nada. Ese no soy yo. En esa entrevista pone que tengo diez años menos. Y no sé de qué parte de mi vida me han quitado esos diez años, sean cuales sean, sin esos diez años, no soy yo". Eso fue una auténtica lección de vida, y de esas recibíamos cada día con aparente facilidad pasmosa.
Las clases eran su vida. Cada clase era una aventura. Hiciera lo que hiciera en su día a día lo aplicaba en sus clases. Recuerdo que una vez me dijo: "No se puede ser actor de 6 a 7, se es actor 24 horas, porque hay que llenar el baúl y estar siempre con las antenas (sentidos) desplegadas".
Aprendimos que dando dos palmas (dos palmadas) es una manera de romper el espacio, que se vayan los diablos y que entren los dragones buenos.
Hace unos años dejó de dar clase, pero nunca dejamos de visitarle y consultarle.
En algo coincidimos, en decirle todos y todas cuando nos despedimos de él: nos has cambiado la vida
En algo coincidimos, en decirle todos y todas cuando nos despedimos de él: nos has cambiado la vida. Y es que cruzarte con Arnold te hacía ver la vida desde otro prisma. Sin duda mucho más amplio e interesante.
Su último trabajo, aún sin estrenar, es la película Amores Brujos, dirigida por Rosa Torres-Pardo y por mí sobre el Manuel de Falla más flamenco a través de los ojos de María Lejárraga. Estaba entusiasmado con ella. Él nos ayudó a coreografiar ciertas secuencias con su maestría, ocurrencia y genialidad sin igual.
Contaba que siempre le apenaba salir de casa porque significaba apagar el equipo de música.
Escuchaba música clásica constantemente. Y así nos hemos despedido sus discípulos y sus discípulas, turnándonos para ir a verle al hospital y ponerle música clásica.
Yo me he despedido con la Suite número 7 de Goyescas de Enrique Granados: El pelele, interpretado por la pianista Rosa Torres-Pardo.
Si preguntamos a sus alumnos y alumnas, las palabras que más se repiten son: coherente, maravilloso, genial y generoso. Ahí es nada.
En el hospital se sorprendían de ver a alguien con tantísima gente que le quería. "Debió de ser un gran profesor", nos dijo una enfermera asombrada. Y vaya si lo fue. EL MAESTRO. Con mayúsculas.
Querido Arnold, con todo lo que he escrito me he quedado muy corta. Tu legado es muy amplio y cada vez que pisemos un escenario te pensaremos. Porque si hay algo en lo que hacías mucho hincapié, y que ahí se nota quién ha pasado por tus manos, es en lo difícil que es caminar por un escenario.
Gracias por enseñarnos a mirar el mundo con otros ojos y a saber caminar por él.
¡Dos palmas!
Loving you.
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Lucía Álvarez es actriz y directora.
[Arnold Taraborrelli (Filadelfia, 1931, afincado en España desde los años sesenta) murió este domingo, 7 de enero, en la Fundación Jiménez-Díaz de Madrid a los 92 años].