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Lo que de verdad importa

Lídia Guinart Moreno

El triste espectáculo vivido en el Congreso de los Diputados, con el Partido Popular pataleando cual infante en el patio de la escuela porque acaba de meter un gol en propia puerta, no debe despistarnos de lo que realmente importa. Es más, el error en la votación de uno de sus diputados distrajo en buena parte a la opinión pública de lo más grave, la operación al más puro estilo tamayazo con los dos diputados de UPN.

Al fin y al cabo, lo que importa en realidad es que la reforma laboral sale adelante y va a beneficiar a toda la ciudadanía que está trabajando en condiciones precarias, acumulando contratos temporales que a partir de ahora se convertirán en indefinidos. Lo que importa es que millones de personas trabajadoras verán incrementado su salario al recuperar la prevalencia de los convenios de sector sobre los de empresa. Triste igualmente, por lo tanto, que los independentistas catalanes intentaran justificar lo injustificable y votaran en contra de una reforma que incluye estos y otros beneficios para el común de sus conciudadanos. También de los catalanes y catalanas, incluso de los que les votan. Pero sabido es que prefieren la gesticulación a la acción. No en balde paralizaron el Parlament de Catalunya durante una semana para justificar que claudicaban a lo inevitable, la retirada del escaño al diputado de la CUP Pau Juvillà. Gesticulaciones a las que ya nos tienen acostumbrados, falta de acción y de actuación que merma el bienestar de la ciudadanía, algo sobradamente contrastado con datos. Uno de cada tres catalanes sufre exclusión social, lo que otorga a Catalunya el lamentable liderazgo en este ranking, ya que supera la media española en seis puntos.

Importa, por supuesto, que además de estabilidad en el empleo se garantice un salario digno gracias a la subida, una vez más, del Salario Mínimo Interprofesional, el SMI, que alcanza ya los 1.000 euros cuando hace una década, con el PP, no llegaba ni a los 650 euros. Y que ha conseguido reducir la brecha de género en cerca de 5 puntos desde 2019.

Es fundamental que el humo no enmarañe la realidad. En la vida parlamentaria hay un arduo trabajo, compromiso y mucho feminismo, al menos del lado izquierdo del hemiciclo

Importa también el resto de la actividad que se ha sucedido en lo que va de mes en el Congreso y que ha pasado de puntillas ante la opinión pública mayoritaria. Cuestiones de calado como la aprobación de la Proposición de Ley del grupo parlamentario socialista que protege frente al acoso a las mujeres que quieren ejercer su derecho al aborto o la Proposición No de Ley del mismo grupo para el abordaje integral de la Mutilación Genital Femenina. Por cierto, que el grueso del grupo popular votó –obviamente a causa de otro error, este masivo– a favor del dictamen de la norma socialista que incorpora como delito el acoso contra las mujeres que quieren abortar. No fue su día, está claro.

Estas dos iniciativas constituyen nuevas muestras del impulso a los derechos de las mujeres que estamos llevando a cabo de manera firme y decidida desde los escaños del grupo socialista en el Congreso. Las clínicas donde se practican abortos, al amparo de la legislación vigente, llevaban tiempo denunciando el creciente hostigamiento por parte de grupos antiabortistas, tanto a las propias personas trabajadoras de esas clínicas como a las mujeres que acudían a ellas. Los ardides son de diferente calado, desde invitar torticeramente a desayunar a las mujeres, a sabiendas de que eso les impediría acceder ese día a la intervención, hasta enseñarles fotos de fetos o increparlas e insultarlas. La iniciativa socialista, pendiente ahora del trámite en el Senado, va a terminar con estas situaciones que, en la práctica, dificultan el acceso al derecho al aborto según la ley de 2010.

El día anterior a la aprobación de esta Proposición de Ley, la comisión de Igualdad del Congreso había dado el visto bueno por amplia mayoría, solo con la abstención de la ultraderecha, a la PNL que reclama una atención integral a las víctimas y niñas en riesgo de mutilación genital femenina para la prevención, sensibilización y reparación ante esta forma de violencia contra las mujeres que constituye, en consecuencia, un atentado contra los derechos humanos. El pasado día 6 de febrero se conmemoró el Día Internacional de Tolerancia Cero con la MGF. En España, según un estudio de la Fundación Wassu, de la Universitat Autònoma de Barcelona, se estima la incidencia en unos 70.000 casos. La iniciativa recoge las reivindicaciones de organizaciones como la Asociación Ahcama y otras entidades que luchan contra esta práctica y cuestiones diversas, entre ellas el acceso a la reparación de los órganos mutilados en el marco del Sistema Nacional de Salud, actualización de protocolos y la formación del personal que atiende a la población migrada susceptible de padecer mutilación.

Es fundamental que el humo no enmarañe la realidad. En la vida parlamentaria hay un arduo trabajo, compromiso y mucho feminismo, al menos del lado izquierdo del hemiciclo. El ruido puede ensordecer los logros, pero ahí quedan, en el Boletín Oficial del Estado o en el Diario de Sesiones del Congreso. Quedan y dejan huella en el día a día de las personas, mucha más desde luego que las gesticulaciones vacuas que tanto nos ocupan y preocupan. 

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Lídia Guinart Moreno es diputada por Barcelona, portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Seguimiento y Evaluación contra la Violencia de Género del Congreso y secretaria de Políticas Feministas de la Federación del Barcelonès Nord del PSC.

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