La miopía nuclear

Cuando se critica, con los datos en la mano, el desproporcionado coste de construir nuevos reactores nucleares en el mundo, los defensores de la energía nuclear siempre oponen el mismo caso. Es el de la central nuclear de Barakah, en los Emiratos Árabes, una central con cuatro reactores coreanos APR-1400 que suman 5.600 MW de potencia total. El coste de construcción de esta central acabó alcanzando los 32.000 millones de dólares, lo que implica un coste de 5,7 millones de dólares por MW instalado, un coste bastante más bajo del que vemos en Occidente. Sin ser ni mucho menos barato, se suele usar como ejemplo de la viabilidad económica de ofrecer electricidad descarbonizada de origen nuclear 24 horas, siete días a la semana.

En enero de 2025, en el mismo país, se anunció un proyecto de energía solar con baterías para proveer de electricidad “las 24 horas del día”. Es un proyecto de 5,2 GW de potencia fotovoltaica y 19 GWh de capacidad de almacenamiento en baterías, que se ha comprometido a ofrecer 1 GW de potencia en base, como si fuese una central nuclear. En mi opinión, hacer esto no tiene ningún sentido para un sistema eléctrico moderno, donde ni la demanda es plana ni las necesidades de electricidad son iguales cada hora. Pretender que la generación solar funcione como una central nuclear es como pedirle a un coche que vuele, es forzar a una tecnología a trabajar de la forma más desfavorable para ella y, por tanto, sobredimensionar los costes y las inversiones para que pueda hacerlo.

Pues bien, a pesar de eso los promotores del proyecto hicieron lo que le pidieron y ese proyecto de 5,2 GW/19 GWh costará 6.000 millones de dólares. Como este proyecto simula una generación de 1 GW en plano, comparativamente cuesta lo mismo que un “GW nuclear” de la central nuclear de Barakah. Y ojo, esos 5,2 GW solares pueden generar un 30% más de electricidad que un GW nuclear. Pero lo más curioso es que, si atendemos a los costes de instalar energía solar y estimamos cuánto podrían costar esas baterías, salen cifras bastante superiores a 120.000 $/MWh de almacenamiento. Y eso, para un proyecto de estas dimensiones, es bastante caro.

Tan solo tres meses después, la empresa Power China hizo una licitación para 16 GWh de almacenamiento en su país. El coste medio de la licitación quedó en 66.000 $/MWh… No me estoy equivocando, ese fue el coste, y con garantía de mantenimiento durante 20 años. Podemos añadirle un 10% más por la obra civil y otros costes de instalación, pero el coste es aún así mucho más bajo que el proyecto de Emiratos. Es verdad que China es especialmente barata en cuanto a instalación de baterías, pero lo que estamos viendo es que los costes que hay en China se trasladan al resto del mundo alrededor de un año o año y medio después. Vamos a ver costes de almacenamiento por debajo de 100 $/kWh en muy poco tiempo en nuestros países. Ya estamos viendo proyectos en los 100€/kWh en Europa. Y con esos costes, una generación en base con solar y baterías será sustancialmente más barata que el mejor proyecto nuclear posible.

Estamos en medio de una revolución sin parangón de las energías renovables y el almacenamiento. Si hay una energía que verdaderamente es demasiado barata para medirla, esa es la energía solar

Las energías renovables hace tiempo que son mucho más baratas que la energía nuclear. Un MW fotovoltaico cuesta 700.000$. La central nuclear más barata, Barakah, 6 millones por MW. La más cara, la británica Hinkley Point C, está en 15 millones el MW. A nivel de coste de generación, el coste de un MWh solar está entre 4 y 8 veces por debajo de la nueva nuclear. A pesar de esto, el sector nuclear siempre ha apelado a la necesidad de generación en base para intentar minusvalorar esta realidad, pero proyectos como los de Emiratos Árabes demuestran que la tecnología de almacenamiento ya ha desmontado esa excusa.

Que ya seamos capaces de poner a una planta solar a funcionar como una central nuclear sin coste de combustible, sin costes de desmantelamiento y gestión de residuos ni remotamente comparables, y lo podamos hacer a un coste de inversión menor, es sin duda la certificación de que las nuevas tecnologías renovables han superado a la nuclear en todos los aspectos. Y cada día que pasa la diferencia a favor de las renovables se acrecienta.  

A pesar de esto, muchos países siguen empecinados en desarrollar nuevas nucleares. El Reino Unido, después del enorme fiasco económico y en tiempos de Hinkley Point C, ha decidido perseverar en el error y va a construir Sizewell C, una central esencialmente gemela a la anterior. Se hizo creer durante años que el coste sería mucho menor, pero hace unas semanas se confesó que la cifra había escalado un 90% y ya se habla de 50.000 millones de dólares de inversión. De nuevo, 15 millones de dólares el MW, y eso que el gobierno tendrá casi la mitad de la propiedad de la planta y ofrecerá préstamos públicos.

Más países siguen empeñados en esta línea. Algunos por ideología (la energía nuclear se ha convertido en un fetiche de las derechas radicales), otros porque están condicionados por sus industrias nucleares nacionales y los menos por ausencia de recurso renovable. Algunos países parecen querer dejarse liar por promesas y burbujas sobre baratos pequeños reactores modulares, que todo apunta a que no solo no serán más baratos, sino que de entrada pueden ser todavía más caros. Llevamos décadas de promesas sobre una energía nuclear “demasiado barata para medirla” y, 70 años después, no solo no hemos visto nada ni remotamente parecido, es que vemos una energía más cara de lo que era hace medio siglo. Quienes no hacen caso a las lecciones de la historia están condenados a repetirla. Los que además se autoengañan, proyectan Sizewell C. 

Estamos en medio de una revolución sin parangón de las energías renovables y el almacenamiento. Si hay una energía que verdaderamente es demasiado barata para medirla, esa es la energía solar. Viendo las tendencias tecnológicas y de rápido desarrollo de las baterías, en breve tendremos posibilidad de almacenar energía con muy poco coste adicional. Que se siga apostando por la energía nuclear como estrategia de descarbonización es sencillamente de una miopía estratégica pavorosa.

Pedro Fresco es exdirector general de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana.

Cuando se critica, con los datos en la mano, el desproporcionado coste de construir nuevos reactores nucleares en el mundo, los defensores de la energía nuclear siempre oponen el mismo caso. Es el de la central nuclear de Barakah, en los Emiratos Árabes, una central con cuatro reactores coreanos APR-1400 que suman 5.600 MW de potencia total. El coste de construcción de esta central acabó alcanzando los 32.000 millones de dólares, lo que implica un coste de 5,7 millones de dólares por MW instalado, un coste bastante más bajo del que vemos en Occidente. Sin ser ni mucho menos barato, se suele usar como ejemplo de la viabilidad económica de ofrecer electricidad descarbonizada de origen nuclear 24 horas, siete días a la semana.

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