Plaza Pública

Nadie debe juzgarte, pero sí ayudarte

La crisis económica está empeorando la salud mental.

Ana Prieto Nieto

El suicidio tiene aún mucho de tabú social. El sociólogo y filósofo francés Emile Durkheim (15 de abril de 1858 - 15 de noviembre de 1917) en su obra El suicidio (1897) ya abordaba la necesidad de borrar los estigmas sobre la conducta suicida. Ciento veinticuatro años después continúa el estigma en torno a una tragedia que afecta a familias y personas cercanas del suicida, causando un dolor que puede hacerse crónico. Es un dolor que se puede aliviar con apoyo, con el apoyo social a través del Estado.

No podemos cerrar los ojos al grave problema de salud pública que es el suicidio. Con una predisposición ascendente a nivel global, es la décima causa de muerte en Europa. Dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, por cada suicidio consumado, cada año hay muchas otras personas que intentan suicidarse; en 2016, fue la segunda causa principal de muerte entre la población de 15 a 29 años. En España, desde el año 2008, el suicidio se sitúa como la primera causa de muerte no natural, por encima de los fallecimientos por accidentes de tráfico. El número de muertes por suicidio en España creció en 2019 un 3,7% respecto al año anterior, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un total de 3.671 personas fallecieron por esta causa en nuestro país: 2.771 eran hombres y 900, mujeres.

El suicidio es un problema complejo. La conducta suicida es aún, en gran medida, un tabú social; está mal vista. Tiene una enorme repercusión emocional, social y económica en el entorno de las personas fallecidas.

En medio de la incertidumbre causada por la pandemia consecuencia del coronavirus, que ha planteado nuevos retos en lo relativo a la salud mental, el Gobierno de España trabaja en la actualización de la Estrategia de Salud Mental (2009-2013), un compromiso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El objetivo es proporcionar una herramienta que permita mejorar la salud mental de la población y avanzar en la prevención y en la detección precoz de las tendencias suicidas, en especial en la infancia y en la adolescencia.

La política tiene que ser útil a las personas. Las ideas, su debate y su puesta en práctica, cambian el mundo. Desde el Congreso de los Diputados presentamos una iniciativa para continuar trabajando en la detección precoz del riesgo suicida. Pretende poner en marcha un servicio gratuito de atención telefónica, atendida por profesionales de la salud mental, que ayude a la prevención de la conducta suicida, en colaboración con colegios profesionales y entidades sociales vinculadas a la salud mental.

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Para favorecer la prevención de la conducta suicida y reducir el estigma social que genera, consideramos necesaria la sensibilización, información y concienciación para visibilizar este problema como parte de la salud pública. Hay que acabar con el tabú y esto se hace con información responsable que contribuya a reducir la conducta suicida. Es preciso un compromiso firme en el campo de la comunicación para abordar esta cuestión con el debido rigor. Es un gran reto social y estoy segura de que España sabrá afrontarlo con éxito. Siempre es difícil romper el tabú social, pero el premio vale el esfuerzo. Es hora de conseguirlo.

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Ana Prieto Nieto es diputada por Lugo y portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso de los Diputados. Farmacéutica.

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