La negociación colectiva, clave para reforzar el contrato social que cohesione el país

Unai Sordo

El V Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (V AENC) supone un logro de la autonomía colectiva de sindicatos y organizaciones empresariales, en cumplimiento del mandato que se deriva del Título Preliminar de la Constitución.

La negociación colectiva es un ámbito determinante en la fijación de las condiciones de trabajo de millones de personas, y el elemento central en la primera distribución de la riqueza que se dirime en la pugna entre salarios, inversión y excedentes empresariales.

Por si esto fuera poco, la red de convenios colectivos de nuestro país es la gran estructura de ordenación de relaciones laborales y económicas, con potencialidades enormes a la hora de definir políticas macro (la evolución salarial de un país, por citar un ejemplo) y micro (la ordenación del tiempo de trabajo en una empresa, por volver a ejemplificar).

Por tanto hablamos de miles de unidades de negociación en las que se regulan cuestiones fundamentales en la vida de más de 15 millones de personas y buena parte de las empresas existentes.

La clase trabajadora necesita recuperar el poder de compra de los salarios. Y España necesita que esa mejora del poder de compra reactive al consumo final de los hogares para no agravar la ralentización económica que se advierte en toda Europa.

Este acuerdo hace compatibles ambas necesidades, con un compromiso de trasladar subidas salariales a los convenios que serían al menos de un 10,3% entre el año 2023 y el 2025. Es decir, mejorar en apenas 20 meses la vida de millones de personas. Además, y en caso de que persista la inflación por encima de estos dígitos (4, 3 y 3% cada año), podría darse una subida adicional de 1 punto por año. Alcanzaríamos así una subida acumulada de hasta el 13,57%. La mayor pactada en un acuerdo nacional de este tipo.

Respecto a los convenios no renovados y que no han resuelto la negociación del año 2022, este acuerdo no recoge ningún criterio. No hemos sido capaces de pactarlo. Pero sí se habla expresamente de que “las partes negociadoras de cada uno de los ámbitos afrontarán las negociaciones buscando soluciones”. Es decir, será cada convenio el que afronte la subida salarial del 2022 sin que haya ninguna renuncia sindical a la reivindicación al respecto. De hecho ya hemos tenido el primer ejemplo en un convenio de conservas en Murcia donde además del conocido 4-3-3, se ha aumentado en un 4,75% para el año 2022. En total, un 14,75% de subida salarial.

Pero este V AENC es más que un pacto salarial. En él se recoge el desarrollo de muchas de las materias que la legislación laboral promulgada esta legislatura deriva a la negociación colectiva. Desde este punto de vista es un claro refuerzo de la reforma laboral, los acuerdos sobre los ERTE, la Ley Rider, los desarrollos reglamentarios de la Ley de Igualdad, la transparencia retributiva, etc. Y esta evidencia es categórica, y no debiera empañarse con la anécdota de quién aparece o deja de aparecer en la foto de la firma.

Es de gran trascendencia la consolidación de las normas que hemos negociado entre sindicatos, Gobierno y, en varias ocasiones, patronales, en esta legislatura. Y es de gran trascendencia porque refuerzan una forma distinta de hacer frente a las crisis económicas en el plano laboral, que se está viendo avalada por la contundencia de los datos.

Hoy en España estamos batiendo récords de personas trabajando. Y así continuaremos en los próximos meses. Es previsible que alcancemos los 21 millones de personas cotizando a la Seguridad Social en los próximos trimestres. Y este dato histórico es compatible con un incremento de 1,6 millones de personas con contrato indefinido, y 1,2 millones menos con contrato temporal si tomamos en cuenta el tiempo transcurrido entre el último trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022. La estabilidad en la contratación no sólo está siendo compatible con la creación de empleo, sino que funciona como elemento tractor de la economía. No lo dice CCOO, lo dice el Banco de España. En los hogares donde la persona que es cabeza de familia tiene un contrato indefinido, se consume el 81% de la renta que se percibe. En los hogares donde ese contrato es temporal, el consumo baja al 72,1%.

Es previsible que alcancemos los 21 millones de personas cotizando a la Seguridad Social en los próximos trimestres

Por tanto se está deshaciendo como un cubo de hielo el mantra neoliberal según el cual para favorecer la creación de empleo había que precarizar la contratación en una economía como la española.

El AENC recoge además el desarrollo de materias en los convenios colectivos de gran importancia en el momento transicional que vivimos. España aborda los retos, riesgos, incertidumbres y oportunidades de las transformaciones digitales y energéticas en una posición novedosa. Por primera vez no tenemos por qué estar en la periferia si desplegamos políticas sectoriales e industriales y aprovechamos los recursos públicos y europeos para condicionar decisiones de inversión estratégica privada. El objetivo debe ser generar actividad y empleo, equilibrar nuestro tejido productivo impulsando la industrialización en segmentos de la producción con más valor añadido.

Para favorecer esa dinámica y que esa dinámica no nos pase por encima, la negociación colectiva debe jugar un papel central. El gobierno de los procesos de digitalización, de determinación de algoritmos que marcarán las condiciones de trabajo (y de vida), la adquisición de competencias y cualificaciones necesarias para afrontar los cambios en procesos de formación permanentes, igualitarios y democráticos, es una variable fundamental del tiempo por venir. Y todas esas variables no se podrán regular solo desde las leyes. La composición diversa del tejido productivo requiere de una instancia de mediación, detección de necesidades y prospección de futuro que sólo está al alcance de esa tupida red de convenios con el que cuenta nuestro sistema de negociación colectiva. Este AENC pretende actualizar la agenda de materias que tienen que cobrar valor creciente en los convenios colectivos.

La desigualdad es un disolvente democrático de primer orden. Las políticas igualitaristas impulsadas desde los espacios de autoorganización social son el gran antídoto ante los riesgos reaccionarios. La negociación colectiva es una instancia clave para reforzar un contrato social que cohesione el país, y este acuerdo debe servir para una recuperación de los salarios que haga frente a la termita de la inflación que viene devaluando las condiciones materiales de vida de millones de trabajadores y trabajadoras, mientras las empresas salvaguardan sus márgenes empresariales. Esperemos haber situado el punto de inflexión.

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Unai Sordo es Secretario General de CCOO.

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