Ana Obregón anuncia en la portada de '¡Hola!' que la bebé nacida por vientre de alquiler es su nieta

Portada de la revista ¡Hola! que muestra a la actriz y empresaria Ana Obregón, de 68 años, con la niña nacida por gestación subrogada en Miami de nombre Ana Sandra Lequio Obregón en sus brazos y que afirma es de su hijo fallecido Alejandro Lequio García.

"Esta niña no es mi hija, sino mi nieta. Es hija de Aless". Con este titular la presentadora Ana Obregón ha vuelto a protagonizar la portada de la revista ¡Hola! de este miércoles. La publicación anunció hace exactamente una semana que la también actriz había tenido una niña mediante un vientre de alquiler en Miami, una bebé que, según ha desvelado la propia Obregón, se llama Ana Sandra Lequio Obregón, con el apellido de su padre, Aless Lequio, fallecido hace tres años.

"Cuando crezca le contaré que su padre fue un héroe, para que sepa quién es y lo orgullosa que tiene que estar de él", ha explicado Obregón en la entrevista, en la que ha justificado su decisión argumentando que el nacimiento de la niña fue "la última voluntad" de su hijo. "Lo que la gente no sabe es que esta fue la última voluntad de Aless: la de traer un hijo suyo al mundo. Y así nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer", ha asegurado, sin descartar volver a recurrir a la gestación subrogada para volver a tener otro nieto. "Me hubiera gustado también niño pero, ¿quién sabe? Mi hijo quería tener cinco hijos, así que a lo mejor el niño también llega algún día", ha dicho.

Obregón también ha contado que "el embarazo no se produjo al primer intento" y que "cada vez que no salía" se llevaba "un disgusto horrible". "Ha sido una batalla, un largo camino, pero es lo que me ha mantenido con vida. Si no fuera por esto yo ya no estaría aquí", ha añadido. Respecto al parto, ha explicado que no sabe cómo se produjo. "Yo solo sé que me llamaron y yo me fui para allá. Estaba en una nube", ha dicho, añadiendo que no llegó estar en el momento del nacimiento. "No entré. No me atreví, pero estaba en la puerta de al lado. En cuanto me la pusieron en mis brazos, empecé a llorar con unas lágrimas impresionantes", ha dicho.

Respecto a la polémica, también política, suscitada por el uso de un vientre de alquiler —que ella denomina "técnica de reproducción asistida"—, Obregón ha asegurado que es un "debate absurdo" producido porque en España se vive "en el siglo pasado". "Se lleva haciendo muchísimos años y es legal en muchos países del mundo. Muchas parejas que no pueden tener hijos o parejas homosexuales o por los motivos que sean utilizan esta técnica. ¿Pero qué escándalo es este, ahora?", se ha preguntado, alabando que en Estados Unidos "la gente es abierta". "Aquí es algo muy normalizado y a todo el mundo le parece muy bien. Todos me han dado la enhorabuena, sin más problema. Desde los médicos a las enfermeras y los pediatras. Aquí no hay ningún debate", ha dicho.

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La práctica de los vientres de alquiler no es legal en España. Así lo establece la Ley sobre técnicas de reproducción humana asistida, una norma que vio la luz durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, en su décimo artículo: "Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero".

El Tribunal Supremo lleva años pronunciándose sobre esta práctica. Y en algunos casos, con cierta dureza. En una sentencia de marzo de 2022, la Sala de lo Civil señalaba que los "contratos de gestación por sustitución" vulneraban los derechos fundamentales tanto de la mujer gestante como del propio niño, que son tratados como "meros objetos" y no como "personas dotadas de la dignidad propia de su condición de seres humanos". "Se obliga [a la madre biológica] a someterse tratamientos médicos que ponen en riesgo su salud", completaba.

Tras conocerse la noticia del nacimiento de Ana Sandra Lequio, la nueva dirección del PP se abrió a regular la gestación subrogada pero de manera altruista. Vox volvió a rechazar, en cambio, su legalización. Y los partidos del Gobierno de coalición progresista se reafirmaron en su negativa a los vientres de alquiler, subrayando que se trata de violencia contra la mujer.

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