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DERECHOS DE LAS MUJERES

El año electoral arranca marcado por la defensa de los derechos de la mujer frente a la ultraderecha

Fernández Mañueco, en su declaración institucional

Los derechos de la mujer han entrado de lleno en el huracán electoral español. El plan previsto por Vox para intentar poner freno al aborto en Castilla y León ha supuesto todo un terremoto en el panorama nacional, con la mirada puesta ya en los posibles gobiernos de coalición de la derecha y la ultraderecha después del 28M o en uno en La Moncloa a finales de año.

El plan anunciado el pasado jueves por el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, ha desembocado en un pulso frontal con la coalición progresista, que ha mandado un requerimiento a la administración autonómica y está dispuesta a emprender cualquier tipo de acción legal para frenar actuaciones contrarias a la normativa sobre el aborto. La idea inicial de la ultraderecha era poner más trabas y coaccionar a las mujeres a través del llamado latido fetal y ecografías 4D, pero Alfonso Fernández Mañueco, cuatro días después del anuncio, ha reculado ante la polémica y por la presión de la dirección nacional.

En pleno 2023 los derechos de las mujeres se ven amenazados en España tras décadas de lucha, principalmente por la presión de la ultraderecha de Santiago Abascal. Vox presume sin ponerse rojo de tener como gran referente al húngaro Victor Orbán. El PP ahora rechaza la medida de su socio por el temor electoral y la preocupación de algunos barones, pero sigue manteniendo en pie la mayor afrenta contra los derechos de la mujer en el ámbito judicial: el recurso presentado en 2010 por Mariano Rajoy contra la ley de plazos de interrupción voluntaria del embarazo de José Luis Rodríguez Rodríguez, que mantiene vivo Alberto Núñez Feijóo y sobre el que quiere fallar pronto el renovado Tribunal Constitucional (ahora con mayoría progresista).

Una ola global

España no es, en absoluto, una isla sobre ello, sino que en la mayoría de las democracias los partidos de la ultraderecha están intentando recortar los derechos de las mujeres e introducir este tema en su llamada guerra cultural para ganar elecciones. Vox forma parte de esa línea originada primero en EEUU y exportada a muchos países de Europa. Con estos movimientos se busca una polarización del electorado y ganar terreno ante los otros partidos. Pero, a la vez, también, en un sentido inverso, puede movilizar  al electorado de izquierdas.

Un ejemplo se acaba de ver en las midterms en EEUU, que se celebraron después del que el Tribunal Supremo norteamericano tumbara la ley del aborto. El principal tema que centró la campaña de los demócratas fue precisamente el aborto, por encima de la sanidad, según un informe de la OSCE., Y esto dio sus frutos electorales al conseguir paralizar la ola reaccionaria que amenazaba a ese país. 

En el informe hecho por la OSCE tras ese proceso, se describe que la campaña fue “altamente competitiva”, con la discusión “prominente” sobre economía, inflación y el derecho al aborto. Con esta apreciación: “Las campañas políticas de los dos partidos mayoritarios fueron intensamente divisivas y usaron una retórica inflamatoria”. Según los datos recogidos por la organización, el aborto supuso la tercera preocupación para los electores progresistas (sólo por detrás del futuro de la democracia en el país -marcado por el asalto al Capitolio- y la sanidad, y por delante de otros temas como la educación, el cambio climático o las investigaciones sobre la administración de Donald Trump).

El Gobierno vuelve a poner el foco en Vox y los posibles gobiernos con el PP

Y esta dinámica de polarización se ha trasladado a España de cara a este ciclo, ya instalado en una larguísima precampaña. El Partido Popular ha acusado a Pedro Sánchez de poner un requerimiento buscando rédito electoral, pero, en cambio, Génova 13 lleva semanas utilizando contra el Ejecutivo de coalición la aplicación de la ley del ‘sólo sí es sí', que ha supuesto rebajas de condenas a agresores sexuales.

Desde el Gobierno y el PSOE se defiende en tromba que no se trata de una estrategia electoral, sino que es una verdadera preocupación del Ejecutivo y que no se puede permitir que una comunidad autónoma se salte la ley y aplique un protocolo contra la normativa nacional y los criterios médicos. Y se pone el foco que no se trata de una mera polémica, sino de un laboratorio de cara a las administraciones que pueden salir después del 28-M. 

El PSOE recupera también el discurso del miedo a Vox, aunque, por ejemplo, no dio resultado en las elecciones andaluzas. Pero desde Ferraz dicen que la situación es totalmente diferente y que se trata de hechos lo que se está viendo ahora en Castilla y León. Con esta reflexión de fuentes de la dirección: “Vox no puede ser el elefante del que nadie quiere hablar. El PP repite lo de la lista más votada, pero tiene el elefante. Si quiere gobernar, sí o sí, tiene que llevarlo agarrado del brazo, no vale ponerle ahora una sábana encima. Los necesitan porque no tienen habilidades para llegar a acuerdos con otros partidos”.

Además, desde el PSOE se pone énfasis en que esto está demostrando la falta de liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, que no se ha pronunciado todavía sobre el tema. “Los referentes tienen que aclarar las cosas”, lanzan desde Ferraz, que niegan que esto pueda provocar un efecto contrario y que el PP gane votos a favor de Vox.

El PP trata de vender la hipótesis de que a Sánchez le beneficia

El tema de Castilla y León ha provocado un profundo malestar y preocupación dentro de la dirección nacional del Partido Popular, que lleva días volcada en intentar mostrar una imagen de centro, por lo que ha emprendido una campaña de recuperar a políticos que estuvieron vinculados al ‘sorayismo’ como a Íñigo de la Serna y Borja Sémper. Precisamente este último es el portavoz de campaña y dio la rueda de prensa de este lunes, subiendo el tono contra Vox: “Un chollo para el Gobierno”.

Precisamente esta es la teoría que ahora quiere expandir el PP: que esta polémica está avivada por Pedro Sánchez para recuperarse en las encuestas por las errores de la ley del ‘sólo sí es sí’ y la reforma de la malversación.

La primera parada en las urnas será el próximo 28 de mayo y nadie puede ponderar qué efectos tendrán estos temas en los electores en unas elecciones municipales y autonómicas. Según la macroencuesta de tendencias del voto autonómicas del CIS publicada en diciembre, los asuntos regionales pesarán mucho más que los generales en todas las comunidades en las que habrá urnas (a excepción de Castilla-La Mancha).

Sìlvia Claveria, politóloga y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, hace este análisis: “Todavía falta mucho para las generales, no sabemos ni la fecha, todo puede cambiar. No sabemos cómo va a ser la campaña y cómo afectará. Pero está claro que si se habla del aborto, es normal el intento de ganar el relato. Al final a la izquierda le va bien porque son posiciones muy consolidadas en la población y, además, polariza con Vox. Esto hace que le vaya peor al PP, que no sabe dónde ponerse. A Vox también le va bien, porque es una seña para diferenciarse de los populares. Pero si hablamos de otros derechos, como la ley trans, ya es diferente el debate y las posiciones están más encontradas”.

Precisamente esta larguísima precampaña también estará marcada de manera paralela por la aprobación de algunas de las normas estrella de la agenda feminista del Gobierno de coalición, impulsadas principalmente por el Ministerio de Igualdad. En el Senado verán la luz verde definitiva en este periodo de sesiones la ley del aborto (que salió con mayoría absoluta en el Congreso el pasado mes de diciembre) y la ley trans (también salió adelante con mayoría absoluta en la Cámara Baja). Además, está pendiente la ley de trata, que lleva Justicia y que ha pasado la primera vuelta como anteproyecto en el Consejo de Ministros. En el Congreso está ahora la ponencia para la renovación del pacto de Estado contra la violencia de género. Precisamente la derecha tiene como uno de sus principales objetivos la cacería política contra Irene Montero y su Ministerio, con el que pretende polarizar y situarlos como diana electoral.

Vox, baja intención de voto femenino con una mala imagen de Abascal entre las mujeres

Por el momento en España el voto femenino ha sido la principal muralla principalmente contra la ultraderecha. No han conseguido los de Santiago Abascal lo de sus partidos hermanos en Francia e Italia, donde Marine Le Pen y Giorgia Meloni sí han logrado ir cerrando esa brecha de género en las urnas con un discurso “feminacionalista”. En la segunda vuelta de las presidenciales galas, Le Pen tuvo el voto del 43% de los hombres y del 41% de las féminas (se redujo a 2 puntos la brecha cuando en la primera vuelta fue de 6). En el caso de la primera ministra transalpina, el Instituto Ixè rebaja la brecha hombre-mujer del voto a su partido a sólo 6 décimas (26,3-25,7), mientras que Ipsos indica que la diferencia es algo mayor (27,8 frente a 24,2). Según Daniel Guisado, autor de Salvini & Meloni. Hijos de la misma rabia, esta líder de la ultraderecha “es contraria al aborto, pero jamás critica a la mujer, sino a la sociedad y al Estado por fallar a la mujer embarazada".

El Gobierno utilizará "todos los mecanismos jurídicos" para impedir que Mañueco aplique el plan de Vox contra el aborto

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En España esa brecha es muy fuerte y el apoyo a Vox es muy inferior entre las mujeres que entre los hombres. En el último barómetro con intención de voto del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado a finales del pasado mes de diciembre, se refleja que el 10,8% de los hombres españoles meterían la papeleta de Abascal en las generales, mientras que sólo lo harían el 4,7% de las mujeres. Para los hombres, Vox es el tercer partido favorito (por detrás del PP y del PSOE), en cambio el voto femenino tiene una tendencia más progresista (con el PSOE como opción favorita, con un 24,3%, por delante del PP (21,5%), y con UP como tercera fuera, con un 8,9%). En el apartado por simpatía, sólo el 1,2% de las mujeres españoles elige a la ultraderecha como su formación favorita.

También las mujeres sienten el mayor rechazo por Santiago Abascal a la hora de analizar a los líderes. Sólo el 3,4% de las mujeres españolas apuesta por él como presidente del Gobierno, siendo Pedro Sánchez el preferido (22%), por delante de Alberto Núñez Feijóo (14,4%) y Yolanda Díaz (7,4%).

Además, las mujeres le dan la nota más baja a Abascal de todos los líderes, con un 2,71 (lo  hombres le dan algo mejor con un 3,10). La puntuación más alta se la dan a Yolanda Díaz (la única a la que aprueba con un 5,01), mientras que Alberto Núñez Feijóo tiene un 4,53 y Pedro Sánchez un 4,51.

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