El diputado socialista Ignacio López cruzaba solo el patio del Congreso el pasado miércoles al borde de las nueve de la noche. Minutos antes había asistido en segunda fila a la comparecencia del ministro de Transportes, Óscar Puente, para dar cuenta del acuerdo con Podemos sobre el aeropuerto de El Prat. Los dos se despidieron con unas palmadas en la espalda. Había sido un día de infarto.
El parlamentario malagueño llevaba más de un año de manera discreta trabajando para aprobar la ley de movilidad sostenible, clave para la recepción de fondos europeos. Pero el miércoles por la mañana parecía casi imposible sacarla adelante. En Moncloa había pocas esperanzas. Pero él siempre tuvo confianza. Hubo muchas llamadas, intercambio de papeles, conversaciones entre Puente y la líder de Podemos, Ione Belarra. Se vivió una crisis minutos antes de la votación porque faltaba incluso un diputado del PNV para dar su 'sí'. Los números bailaban. Al teléfono también estaba al pie del cañón en el pasillo Alberto Ibañez (Compromís), otro de los negociadores clave.
Sobre las 19.30 h los diputados empezaron a pulsar sus botones. Y, de repente, el Gobierno logró salir airoso de la endiablada aritmética parlamentaria: salvaba el decreto del embargo de compra y venta de armas a Israel y lograba la mayoría para la ley de movilidad sostenible. Respiro y aplausos. Pedro Sánchez y María Jesús Montero abandonaban sonrientes el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Y, sobre todo, volvía a funcionar la mayoría de la investidura frente al bloque de las derechas.
Frente a los meses de vértigo por el caso Koldo, con el Gobierno al borde del precipicio, esta semana parlamentaria retrata, como señalan los socios de Gobierno y varias de las formaciones del bloque de investidura, que hay partido todavía y que la legislatura tiene más estabilidad que los augurios que llegan desde la derecha. “El bloque de investidura sigue funcionando a pesar del ruido”, señalan desde el Ejecutivo. Y pone sobre la pista de lo que puede venirse con la negociación de los Presupuestos, que es muy difícil, pero no imposible a tenor de lo sucedido en la Cámara Baja. Como indican en el PSOE: el miércoles ganaron 112 de las 119 votaciones que se produjeron (el 94%) entre los leones Daoiz y Velarde.
"Hay profundidad de legislatura"
“El presidente va a llegar hasta 2027”, dice uno de los colaboradores que trabaja codo con codo todos los días con Sánchez. Y esta votación, reconocen los suyos, le ratifica en su intención de aguantar toda la legislatura y no pulsar el botón electoral. Frente al ruido de la derecha política y mediática que da por muerto al jefe del Ejecutivo, en Ferraz emiten: “Llevamos tiempo diciendo que hay profundidad de legislatura y que las elecciones serán en 2027. Sabemos que es un disgusto para Feijóo, porque su liderazgo se disuelve día a día. Y es la misma profundidad el día que se gana y el día que se pierde. Porque la legislatura está enmarcada en un Congreso plural y que requiere de amplios consensos. Este Gobierno es el único capaz de lograr esos consensos, mientras el PP los rompe como en el tema del aborto”.
Hacen este análisis en la sala de máquinas socialista: “El PP tiene prisa, pero España no. El país crece y es referente mundial en grandes temas, y por ello los que tienen prisa solo tienen eso. Solo queda darle ánimos a Feijóo, que cada día está más cerca de su peor pesadilla: acabar como Casado. Ayuso parece cansada de Feijóo, y este no logra el apoyo de la lideresa del rancio PP de Madrid. Las costuras no se le ven al Gobierno. Las costuras al aire son las del PP y sus crisis por negligencia en Andalucía, Castilla y León, Valencia, Madrid... El modelo de esas comunidades gobernadas por el PP se viene abajo, porque va contra los ciudadanos, sólo beneficia a los amigos del PP, y la gente se ha cansado ya de tanta desidia”.
Esta idea es repetida por varios dirigentes del bloque de investidura: el abrumador poder territorial del PP ya no es esa enorme palanca sobre la que se quería impulsar Feijóo para llegar hasta el Palacio de La Moncloa, sino que empieza a darle quebraderos de cabeza. Como señala otra fuente gubernamental: “El PP creía que el ciclo electoral en 2026 con Castilla y León y Andalucía le iba a beneficiar, pero ahora ve que no va a tener mayorías absolutas y va a tener que negociar con la ultraderecha. Vox está muy fuerte en los territorios”.
“Nosotros pasamos un momento muy crudo en julio con Santos Cerdán. El peor momento del PSOE en años, pero al PP le ha sentado muy mal el verano y el principio del otoño con los incendios, el discurso de migración, el debate del aborto, la crisis de Andalucía… El PSOE ha recuperado el pulso que había perdido. Nuestras encuestas señalan que el PP está cayendo en beneficio de Vox y el PSOE se está recuperando. Estamos lejos de procesos electorales, pero es viable ser primera fuerza”, señalan fuentes gubernamentales.
El Gobierno, según indican las fuentes, va a centrarse mucho en las medidas sociales, como ya se ha comprobado en los últimos días con el decreto para endurecer los requisitos de las universidades privadas y la defensa del derecho al aborto. Además, admiten cargos del Ejecutivo y del PSOE que se han encontrado con regalos de Feijóo en forma de errores: “Al final la sobreactuación acaba generando frustración en el electorado de la derecha. Si estás vendiendo que Sánchez está muerto y la gente luego ve que gana las votaciones el miércoles… Genera frustración que se va hacia Vox”. Como señala un dirigente socialista: “Además, esa sobreactuación mueve al voto progresista. Nuestro mayor problema ahora es la abstención”.
Sumar ve "Gobierno para rato"
En Sumar también comparten la sensación de que hay partido. En la dirección de Movimiento Sumar hacen esta reflexión: “Hemos cerrado una semana muy buena para el Gobierno con la convalidación del embargo de armas, la aprobación de la ley de sostenibilidad y el anuncio de los permisos por fallecimiento de un familiar. Hay Gobierno para rato”. Y ya miran a los Presupuestos generales: “Las conversaciones ya están en marcha. Va a ser una negociación en dos tiempos, primero abordando la propuesta presupuestaria y luego viendo la aritmética del Congreso”.
Uno de los aspectos más positivos para el Gobierno es que ha logrado tener de su lado esta semana en el Parlamento a Junts y Podemos, dos dolores de cabeza constantes para Moncloa. Estos dos partidos han dado muestras de que tienen los canales abiertos de comunicación con el Ejecutivo y que no tienen un interés inmediato en hacer caer a Sánchez, como a veces presienten en el PSOE y en Sumar.
"Tema a tema", "carpeta a carpeta"
Desde Junts trasladan que ellos seguirán negociando “carpeta a carpeta” y que su hoja de ruta de apoyo siempre estará marcada por el cumplimiento de los acuerdos alcanzados para la investidura de Sánchez. Los morados, según fuentes consultadas, subrayan que ellos hablarán “tema a tema”: “Vamos a seguir utilizando nuestros votos, en la medida de nuestras posibilidades, para empujar transformaciones cuando sea posible. Cuando no, al menos los utilizaremos para frenar retrocesos y recortes. Al PSOE lo seguimos viendo en modo precampaña: muchos anuncios en las últimas semanas, sí, pero que no se concretan en ninguna medida que mejore la vida de la gente. Con todo, esta legislatura creemos que demuestra que para que las cosas cambien necesitamos una izquierda fuerte que defienda la paz, el feminismo y sin casos de corrupción. Eso es lo que vamos a seguir intentando”.
El Gobierno subraya que “en breve” quiere aprobar la senda de déficit, un paso previo para los Presupuestos generales del Estado. Y ya está entablando conversaciones con algunos grupos para ver si hay agua en la piscina. Fuentes de La Moncloa reconocen que es muy difícil la negociación, pero no imposible.
En el Ejecutivo señalan: “La negociación de Presupuestos se va a parecer mucho a lo que pasó el miércoles con la ley de movilidad sostenible. Todos en el bloque de investidura estamos de acuerdo en que no tocaríamos ni con un palo a los de enfrente. Hay mucha heterogeneidad de partidos, pero es que la situación va a ser igual en 2027. Pasado el verano, tenemos la sensación colectiva de que preferimos convivir”.
Los Presupuestos, según trasladan desde el Palacio de La Moncloa, serán “expansivos”, tendrán mucho gasto social y conllevarán más financiación para todos los territorios. “Vamos a llevar cosas razonables al Congreso, que no se pueda decir que no”, explican las fuentes, que señalan: “Han sido unos meses muy educativos, se nos han bajado los humos a todos. Sí hay posibilidad de sacar los Presupuestos”.
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Además, según confiesan dirigentes del bloque de investidura, también la presión social juega a favor de que continúe el bloque de investidura, como ha pasado con el decreto del embargo de armas, donde asociaciones como RESCOP, Greenpeace y el Centre Delàs pidieron a los partidos que no dejaran caer la norma a pesar de ser insuficiente. “Una cosa son los partidos y otra los votantes progresistas. Luego hay que explicar las decisiones. Todos tenemos responsabilidades”, señalan fuentes socialistas.
Esa sensación de entendimiento también la tienen en ERC, donde apremian al PSOE a cumplir sus pactos pero a la vez entienden que la legislatura puede aguantar: “Hay Pedro para rato”, como señala un parlamentario de los republicanos catalanes. Lo mismo pasa en EH Bildu, donde incluso son más claros y hablan abiertamente de que quieren que haya Presupuestos generales.
El PNV, como reconocen fuentes de la formación, ya está hablando discretamente con el Gobierno sobre el proyecto de cuentas. No obstante, los peneuvistas siguen muy atentos a la evolución del caso Koldo en los tribunales y apelan especialmente al cumplimiento de las transferencias pendientes del Estatuto de Gernika. El bloque de la investidura se rige ya por su propia movilidad sostenible.
El diputado socialista Ignacio López cruzaba solo el patio del Congreso el pasado miércoles al borde de las nueve de la noche. Minutos antes había asistido en segunda fila a la comparecencia del ministro de Transportes, Óscar Puente, para dar cuenta del acuerdo con Podemos sobre el aeropuerto de El Prat. Los dos se despidieron con unas palmadas en la espalda. Había sido un día de infarto.