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Mayor o menor, más o menos pronunciado, pero lo cierto es que Podemos ha sufrido de un tiempo a esta parte un desgaste que se ha visto reflejado en las encuestas. Si a principios de año los sondeos situaban a la formación liderada por Pablo Iglesias en la primera posición en la carrera para las generales con más del 20% de los votos, en la actualidad coinciden en ubicarla en el tercer puesto con porcentajes más cercanos al 15%.

El descenso es algo que ni los propios dirigentes de Podemos niegan, aunque su actitud ante las encuestas siempre ha sido cauta, incluso cuando pronosticaban que ganarían las elecciones. Sin embargo, el propio Iglesias admitió este jueves en una entrevista en la Cadena Ser que tanto él como su partido habían cometido "errores", aunque quiso lanzar un mensaje optimista afirmando que "lo mejor que pueden hacer" el PP y el PSOE es "creerse" las encuestas y "relajarse".

El secretario general de Podemos mencionó específicamente en la entrevista sus "errores de tono". Pero otros dirigentes del partido también interpretan que el descenso y posterior estancamiento en las encuestas se debe a otros factores, entre los que se cuentan la situación económica de Grecia –algo que también reconoció Iglesias–, la capacidad de reacción que están teniendo PP y PSOE al ascenso de las nuevas formaciones y el enfoque de Podemos como una "máquina de guerra electoral", en palabras de su número dos, Íñigo Errejón, una estrategia que estaría provocando una pérdida de participación interna.

La "máquina de guerra" y la democracia interna

En octubre de 2014, cuando Podemos aprobó sus estatutos y definió sus estructuras y su hoja de ruta hasta las elecciones generales en el congreso fundacional que celebró en Vistalegre, la estrategia quedó claramente enunciada: había que convertir el partido en una "máquina de guerra" que pudiese llevar a Pablo Iglesias a la Moncloa en las próximas generales. Ese plan, cuyo principal autor fue Íñigo Errejón, implicaba la creación de una dirección fuerte para tomar decisiones de manera más eficiente.

No obstante, a juicio de los críticos, la adopción de este modelo implicó una pérdida de posibilidades de participación de las bases que no están compensando sus resultados. "El modelo de máquina de guerra electoral está mostrando sus límites", asegura Jaime Pastor, miembro del Consejo Ciudadano –la dirección– de Podemos en la Comunidad de Madrid y uno de los dirigentes destacados del sector crítico del partido –de hecho, está encuadrado en Anticapitalistas, la antigua Izquierda Anticapitalista–.

Para Pastor, uno de los grandes problemas de la estrategia que se aprobó en Vistalegre es que los círculos de Podemos –sus asambleas de participación sectoriales o zonales– quedaron "sin capacidad de participar en el proceso deliberativo y decisorio de Podemos". Comparte su diagnóstico Raúl Camargo, diputado en la Asamblea de Madrid y también miembro de Anticapitalistas, que sostiene que "deberían reactivarse unas estructuras de base empoderadas de verdad" e implantar "una representación de los círculos en los diferentes niveles de dirección".

"El modelo por el que se optó fue más vertical y con una dirección que toma prácticamente todas las decisiones, y eso ha podido provocar una pérdida de ilusión en personas que empezaron a crear círculos entre enero y noviembre de 2014", diagnostica Camargo. Ambos dirigentes, sin embargo, señalan que Podemos "está a tiempo" de cambiar su estrategia, aunque difieren en los tiempos: Pastor afirma que "el partido-movimiento tiene que montarse ahora", mientras que Camargo prefiere esperar a hacer "un balance de las ventajas e inconvenientes del modelo tras las generales".

Esta última es también la idea de Errejón, que el pasado mes de junio declaró en los cursos de verano del partido que Podemos debe "ir mutando de maquinaria de guerra electoral a movimiento popular" si no consigue gobernar tras las elecciones generales. También lo interpreta así Juan Carlos Monedero, ex secretario de Programa y Proceso Constituyente y antiguo número tres de la formación, que sostiene –como ya hizo al dimitir de sus cargos el pasado abril– que Podemos tiene que estar más cerca de sus bases para evitar perder el contacto con ellas.

"Siempre hemos sido conscientes de que los partidos generan siempre los mismos problemas, son una herramienta del Estado representativo y esa condición genera instituciones burocráticas muy sujetas a la ley de hierro de la oligarquía", explica Monedero. "Para evitar eso establecimos los círculos como un elemento muy relevante, pero la realidad es que nos fue devorando la parte más institucional: los propios tiempos y las exigencias de la representación fueron quitándonos tiempo para mantener engrasada la parte participativa", sostiene el exdirigente, que no obstante recalca que actualmente Podemos es "el partido con mayor democracia interna, con diferencia".

"No es sencillo montar un partido que compita con maquinarias muy poderosas donde están implicados los partidos, con financiación legal e ilegal, los intereses mediáticos, los intereses económicos y la vinculación internacional", continúa Monedero, que afirma que es "muy complicado" combatir un entramado "tan sólido" y sostiene que "esa lucha" obligó a los dirigentes a "dedicar más tiempo a confrontar esos aparatos" y no tanto a "prestar atención a la discusión en los círculos".

"Si yo me planteo si reunirme con un alcalde o con círculo, al final me reúno con el alcalde. Esa propia lógica te va alejando de la vacuna de la que te habías dotado para no ser un partido más", concluye, si bien asegura que la dirección está dando pasos para corregir esta situación, como los encuentros que Iglesias mantuvo hace unos meses con las bases de varias ciudades en las que vencieron en las elecciones municiaples las candidaturas de unidad.

"Prepotencia" a la hora de confluir

La elaboración de candidaturas de convergencia con otras fuerzas es uno de los grandes debates en los últimos tiempos dentro de Podemos. La dirección mantiene la postura que se aprobó en Vistalegre, que plantea que Podemos se presentará a las elecciones generales con sus propias siglas, y además aprobó con un referéndum entre sus bases que la confluencia se haría como mucho a escala autonómica –no estatal, como busca IU– y bajo la fórmula Podemos - otro u otros actores.

En un principio, Iglesias sólo planteó posibles pactos de confluencia en Galicia, Baleares, la Comunidad Valenciana y Cataluña, aunque en las últimas semanas se ha mostrado más abierto a confluir en algunas provincias de Aragón o Andalucía, así como en Madrid. No obstante, el secretario general siempre ha sido muy crítico con las propuestas de IU en este sentido e incluso ha llegado a calificar de "pitufo gruñón" a la federación liderada por Cayo Lara, algo que sectores de su propio partido han juzgado inadecuado.

"Podemos ha ofrecido una imagen de prepotencia al no reconocer la nueva ola de activistas y de gente que se había incorporado al proyecto del cambio fuera de Podemos", sostiene Jaime Pastor, que critica que "en las candidaturas ciudadanas, Podemos ha seguido manteniendo el discurso de su centralidad sin reconocer este nuevo fenómeno". "Las limitaciones de Podemos para, por sí solo, volver a crear ilusión en el cambio son cada vez más visibles y han quedado patentes en la contestación interna y la baja participación que han tenido las primarias y la consulta sobre las alianzas", afirmaba igualmente el dirigente madrileño en su artículo Deudocracia, Grecia y Podemos, publicado en julio.

"Nos abrimos a la ciudadanía, no a partidos políticos ni sopas de siglas, porque creemos que no es lo válido, sino que lo que realmente ha sido capaz de movilizar a la gente han sido las candidaturas de unidad municipales, y donde esas candidaturas hayan tomado un cuerpo más amplio se referenciarán de manera autonómica", contrapone por su parte Monedero, que no obstante sí sostiene que Podemos tiene que "completar" sus listas con personajes de la sociedad civil.

Eso es lo que está haciendo ahora mismo el partido, que tras la celebración de sus primarias reservó una serie de huecos en sus listas para los posibles acuerdos de confluencia. "Podemos es la nave nodriza, la fuerza que se identificaba como la que es capaz de alcanzar un Gobierno alternativo, pero también teníamos que aprender de la movilización de las candidaturas de unidad e invitar a la ciudadanía a ayudarnos a complementar las listas", abunda el ex número tres de Podemos. Los críticos tienen una concepción absolutamente opuesta de cómo debe llevarse a cabo la convergencia. "En estos meses es clave que la dirección de Podemos no sólo busque notables, sino que realmente plantee una reconstrucción y reactivación de los círculos", insiste Pastor.

Grecia, una piedra en el zapato

"Claro que esas cosas afectan". Las palabras pertenecen a Pablo Iglesias, que reconoció este jueves que la decisión del ex primer ministro heleno, Alexis Tsipras, de firmar el tercer rescate de Grecia y posteriormente convocar elecciones, ha perjudicado a Podemos. Es la primera vez que el secretario general admite en público algo que en los círculos internos del partido se lleva planteando desde algún tiempo atrás, ya que Iglesias se vinculó especialmente con Tsipras en la campaña electoral que llevó a éste al Gobierno griego.

Dirigentes como Jaime Pastor también llaman la atención sobre el hecho de que los problemas económicos de Grecia están afectando a Podemos, ya que a su juicio –y tal y como expresó en su artículo de julio el partido ha adoptado una "actitud acrítica" frente a la "capitulación" de Tsipras compartiendo, además, la falsa excusa de la “correlación de fuerzas”, a sabiendas de que el No en el referéndum había cambiado precisamente esa situación a favor de una posición más firme frente a los acreedores".

"Se asume el mismo error cometido por Tsipras y subrayado por parte de su oposición interna desde hace tiempo: la nula disposición a establecer medidas de control de capitales desde el primer día, a preparar un plan B [...] que demuestre, frente a la troika y a Merkel, que sí había y hay alternativa frente a sus dictados", critica Pastor en su artículo. La dirección, en cualquier caso, ha asumido el discurso de que Tsipras ha hecho lo máximo posible: "No nos gusta el rescate, pero pensamos que ante ese fuerte debate que se ha generado Tsipras ha hecho lo que debe hacer un demócrata, preguntar a su pueblo", sostuvo Iglesias hace unos días.

La reacción de PP y PSOE

La bajada de Podemos en las encuestas ha venido acompañada por una fuerte recuperación de los partidos tradicionales. En el barómetro del CIS de enero de 2015, el partido liderado por Pablo Iglesias alcanzó su punto más alto con un 23,9% de estimación de voto, lo que suponía ser segunda fuerza por encima del PSOE. No obstante, desde entonces Podemos no ha hecho más que caer a medida que los socialistas recuperaban la segunda posición y el PP se afianzaba en la primera. 

Para Jaime Pastor, esta bajada está muy influida por el hecho de que los dos grandes partidos han resistido mejor de lo esperado la desconfianza en el bipartidismo, aunque a su juicio existen diferencias entre las estrategias cada uno de ellos. Según el dirigente de Podemos, los conservadores han basado su defensa en "su ofensiva mediática y su discurso económico" de recuperación, que ha calado en ciertos sectores, mientras que los socialistas se han basado "en el poder institucional que recuperaron" tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales, en las que precisamente Podemos apoyó al PSOE para investir sus gobiernos en lugares como Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana.

"En lo que afecta a Podemos, es posible que en su retroceso haya influido una mala lectura de los resultados del 24-M, no reconociendo que durante la campaña y bajo los efectos positivos de la nueva 'revolución democrática' se estaba conformando una nueva 'marea' ciudadana capaz de generar mayor ilusión en que se puede 'ganar' en las generales en torno a nuevas 'confluencias' más allá de Podemos", desliza Pastor en su artículo Deudocracia, Grecia y Podemos

Por contra Pablo Padilla, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid y más cercano al sector de Iglesias, asegura que el partido no ha perdido la "centralidad". "Es curioso que haya quien intente decir que Podemos baja en las encuestas, porque parece que las portadas y las declaraciones giran en torno a lo que dice y lo que hace Podemos, o a lo que dice o deja de decir", afirma Padilla, que sin embargo admite que su partido "surgió hace más de un año y medio en un contexto político en el que se dio un golpe en el tablero y se reorganizaron los actores, pero el resto (los que se presentan y los que no) también actúan e intentan reubicar" a la formación.

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"Multiplicar" a Iglesias

El secretario general sigue siendo de lejos el rostro más icónico y reconocible de Podemos, pese a los esfuerzos de la formación por promocionar a otros portavoces. Esta estrategia se lleva ya desarrollando varios meses, si bien Íñigo Errejón hizo hincapié en julio en la necesidad de "multiplicar a Pablo Iglesias" para, a su vez, "multiplicar la capacidad de dirección" del partido. No obstante, este protagonismo tiene sus costes, ya que actualmente el líder de Podemos ha dado un bajón en su valoración, según algunas encuestas.

En cualquier caso, Juan Carlos Monedero asegura que Iglesias sigue siendo el referente de la formación. "La gente le reconoce a Pablo haber sido el referente que hizo a muchos españoles pensar que era posible un cambio", asegura el exdirigente de Podemos, que afirma que el secretario general "ha hecho una tarea espectacular y ahora hay que complementarla". "Pablo viene de los movimientos sociales, y él desde el primer día planteó que éramos un catalizador, la piedra en el estanque", continúa Monedero, que sostiene que "la tarea principal de Podemos siempre ha sido empoderar" y para ello Iglesias sigue siendo su "principal activo".

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