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Debate del estado de la nación

Economía, corrupción y Cataluña: los ejes de los anteriores debates del estado de la nación de Rajoy

En la comunicación del Gobierno para la celebración del debate sobre el estado de la nación, depositada hace unas semanas en el registro del Congreso de los Diputados, el Ejecutivo sostiene que ya han empezado a "revertir a la sociedad los esfuerzos realizados" y que, por ello, "se propone además profundizar en el desarrollo de una agenda social dirigida a atender las situaciones de especial vulnerabilidad de las familias, la infancia o las personas mayores, además de impulsar la igualdad de oportunidades como signo propio de una sociedad moderna y próspera". De aquí se desprende que este martes, Mariano Rajoy intentará imprimir cierto carácter social al último debate sobre el estado de la nación de esta legislatura. En las ocasiones anteriores, el acento estuvo en la situación económica, las medidas anticorrupción y la situación en Cataluña.

En el Partido Popular y en el Gobierno rechazan que el hecho de que el presidente haya trabajado estos días en un discurso más cercano que el de años anteriores tenga algo que ver con la proximidad de las elecciones. Argumentan que es ahora, cuando la situación económica está más saneada, el momento en el que pueden devolver a los ciudadanos parte de los sacrificios que han tenido que soportar en los últimos años. Pero más allá de esta tesis, hay unos hechos objetivos: este mismo año se celebrarán cinco citas electorales –andaluzas, autonómicas, municipales, catalanas y generales–, la irrupción de Podemos ha alterado el mapa político español y el PP ha perdido, según sus propios cálculos, 2,8 millones de votantes que sí les respaldaron en 2011.

En este contexto, las fuentes consultadas en el PP y en el Ejecutivo esperan que Rajoy no deje de lado hacer un retrato de la situación económica. También esperan menciones al paquete de medidas anticorrupción que ya vendió en su primer debate del estado de la nación en 2013 y una defensa de la unidad de España y de la Constitución como marco de convivencia frente al desafío de Artur Mar. Pero confían en una intervención más cercana, menos "fría" que la de años anteriores –el año pasado, por ejemplo, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba le acusó de haber basado su intervención en una "ensalada" de cifras y de titulares de periódicos–. "Es mucho lo que nos jugamos. Y a parte de vender gestión, no debemos caer en la trampa que nos tiende la izquierda al señalar que la derecha, cuando gobierna, derriba el estado de bienestar", señala un diputado. 

Discursos muy similares

Las intervenciones del presidente del Gobierno en 2013 y en 2014 en lo que se refiere a las medidas anticorrupción y la situación en Cataluña fueron prácticamente calcadas. Con la diferencia, en el caso catalán, de que el año pasado Artur mas ya había fijado el 9 de noviembre como fecha para la consulta.

En ambas ocasiones, Rajoy defendió la vigencia de la Carta Magna y subrayó que esta se puede modificar pero siempre que se sepa para qué. En 2013, tras sostener que "cualquiera de los legitimados por la Constitución puede plantear reforma de la misma", añadió que antes de plantear cualquier reforma [...] hay que tener muy claro qué se pretende reformar, si el momento es el más oportuno para hacerlo y si existe o no suficiente grado de consenso social y político para ello". En 2014 dijo lo siguiente: "Recuerdo que la que la Constitución puede ser reformada. De hecho, lo ha sido e dos ocasiones, tras el debate y el acuerdo de una amplísima mayoría parlamentaria. Todos cuantos pretendan su modificación pueden plantearla, pero siguiendo los pasos y las reglas que la propia Constitución establece". Estas palabras serían selladas dos días después con la presentación de una propuesta de resolución en la que los conservadores, con mayoría absoluta en el Congreso, defendían la vigencia de este texto.

Corrupción

Igual ocurre con la parte de su intervención dedicada al paquete de medidas anticorrupción. No en vano, desde el debate del estado de la nación de 2013, el Gobierno ha vendido en cerca de una decena de veces estas medidas que los conservadores concibieron como una vacuna contra nuevos casos Bárcenas y que se concretaban en una ley de financiación de los partidos políticos y en otra de regulación de la figura del alto cargo.

En ambas ocasiones, Rajoy, que preside un partido fuertemente sacudido por la corrupción, evitó referirse a casos concretos y optó por apuntar a la corrupción como algo que afecta a todos los partidos. 

"Tengo que decirlo con toda firmeza: no es verdad que en España haya un estado generalizado de corrupción. Eso es una insidia. Ni España es la nación más corrupta, ni todos los políticos son corruptos, ni nos hundimos por culpa de la corrupción. Y las excepciones, que yo sepa, no son representativas más que de sí mismas, como en todas las partes donde brotan malas yerbas", mantuvo en 2013.

Mientras, en 2014 sostendría lo siguiente: "La corrupción no ataca a ninguna ideología ni a ningún partido en especial. Ataca a la propia democracia socavando su credibilidad y destruyendo la confianza, creando la apariencia de que el problema no es la corrupción, sino la política. Y la política, Señorías, no es un problema, entre otras cosas, porque la alternativa a la política, si queremos un sistema de libertad, convivencia y justicia, sencillamente no existe".

Aborto

El año pasado, el presidente del Gobierno llegaba a esta cita con una de sus promesas electorales totalmente abierta. El 20 de diciembre de 2013, el por entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, había presentado en el Consejo de Ministros el anteproyecto de reforma de la ley del aborto. Se trataba de un texto que no gustaba ni en el partido ni en sectores del Gobierno. Pero Rajoy no tuvo más remedio que defenderlo en el Congreso y mantener que la reforma iba a aprobarse. Efectivamente, reforma de la ley del aborto ya hay. El presidente del Gobierno puede presentarse a su último debate sobre el estado de la nación de la legislatura con este asunto tachado de la lista de promesas cumplidas. Pero por el camino ha perdido un ministro, Ruiz-Gallardón, y ha tenido que enviar a la papelera en anteproyecto de éste elaboró.

Tal y como avanzó infoLibre, el presidente del Gobierno ordenó hace unas semanas a los suyos que antes del debate del estado de la nación quedase registrada en el Congreso una proposición de ley de reforma del texto de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Se trata de una modificación muy ligera –sólo afecta al consentimiento paterno para las menores de 16 y 17 años– y para la que se ha previsto una tramitación exprés. Al partir la iniciativa del Grupo Parlamentario Popular y no del Gobierno los plazos para su aprobación se acortan al ahorrarse trámites como la fase de informes de los órganos consultivos.

Las fuentes del PP consultadas sostienen que en este debate es clave movilizar a aquellos que en su día les votaron y hoy de declaran en la abstención. Y consideran que esta reforma goza de la aprobación del grueso de su electorado pese a las quejas de algunos sectores del partido y de las asociaciones antiabortistas.

Con este movimiento, además, Rajoy tiene vía libre para presentar otras medidas de calado social, como el plan de protección a la infancia o a la maternidad, sin necesidad de tener que incluir ellas la prometida reforma de la ley del aborto de la etapa socialista.

El primer debate para Sánchez

El primer partido en dar la réplica a Mariano Rajoy será el PSOE. Pedro Sánchez se estrena en el debate del estado de la nación en un momento muy delicado, tras prescindir de Tomás Gómez como candidato a la Comunidad de Madrid y después de que el Supremo citara a declarar por el caso de los ERE de Andalucía como imputados a los expresidentes de esta comunidad Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

La intención del líder de los socialistas es la de contrarrestar la euforia del Gobierno con la realidad. En este sentido, Sánchez irá cargado de datos que, a juicio de su formación demuestran que en España han aumentado la desigualdad y la pobreza y se han dilapidado derechos sociales y laborales.

Haciendo hincapié en estas ideas, los socialistas insistirán en que el retrato que hace el Gobierno de la realidad dista mucho de lo que se vive en los hogares españoles. 

Frente a este escenario, fuentes socialistas consultadas avanzan que Sánchez va a denunciar "el sufrimiento de la clase media a causa de los recortes y a presentar alternativas a las políticas de la derecha". En este sentido, los ejes fundamentales de la intervención de Pedro Sánchez van a ser, por un lado, la economía y el empleo y por otro, los derechos y las libertades.

Donde el PP mantiene que hay margen de sobra para que se aprueben nuevas medidas en lo que resta de legislatura, los socialistas apuntarán a lo electoralista de los anuncios que el presidente del Gobierno ponga sobre la mesa. Para el principal partido de la oposición "no es de recibo sacarse nuevos conejos de la chistera en la última contrarreloj"

Los conservadores no dudan de que, para la réplica, si no lo hace motu proprio en su intervención inicial, Rajoy tirará del discurso de la herencia recibida. Tampoco duda de que, muy en la línea de sus últimas intervenciones, dibujará a su partido como garante de la estabilidad frente a partidos como Podemos o Ciudadanos. El partido de Albert Rivera lleva desde que las encuestas le ubicaron en claro ascenso en el punto de mira del partido del Gobierno.

Por parte de la Izquierda Unida, también será el primer debate del estado de la nación para Alberto Garzón, que toma el relevo de Cayo Lara.

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