9J | ENTREVISTA CON LA CANDIDATA DE SUMAR EN LAS ELECCIONES EUROPEAS

Estrella Galán: "El resultado del pacto migratorio ha sido devastador"

La candidata de Sumar a las elecciones europeas, Estrella Galán, durante la entrevista.

Era el momento. Estrella Galán ha sentido que tenía que dar un paso al frente y pasar a la acción política después de décadas implicada en temas de migración y de refugiados. La propuesta que le hizo la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para liderar la plancha electoral de Sumar para el 9 de julio ha hecho que deje la dirección de CEAR y salte de lleno al complicado escenario de las urnas.

Lleva siempre en su mano una libreta con el lema de Palestina libre, donde apunta sus notas e impresiones. Todavía no se ha acostumbrado a la prensa. Y su discurso se llena principalmente de una idea en este inicio de campaña: hay que movilizar al electorado progresista ante una Europa amenazada por un pacto entre los conservadores y la ultraderecha. El riesgo es real y el escenario se llena de pasos atrás. Esa ola sólo se frena con la acción y ampliando derechos, comenta la aspirante de Sumar, que revela en la entrevista que ella se integrará en el grupo de La Izquierda (The Left) en el Parlamento continental, aunque otros miembros de su candidatura apostarán por los Verdes.

¿Por qué ha dado este paso a la política?

Por mi compromiso, no es por una situación puntual. Llevo mucho tiempo luchando desde la sociedad civil por los derechos humanos y por mejorar la vida de las personas más vulnerables desde hace más de 30 años. Cuando me llegó la propuesta, la vi como un proceso natural en el marco de un contexto convulso y de uno de los peores momentos históricamente y políticamente hablando. Consideré que me tenía que mover y dar el paso con Sumar, una fuerza alineada con mi forma de ver el mundo.

Habla de un momento convulso, ¿qué Europa tenemos en mayo de 2024?

Una Europa amenazada seriamente por una ultraderecha que nos quiere hacer retroceder en derechos y libertades. Esto está provocado porque ha sentido una amenaza en relación a sus privilegios. Las fuerzas progresistas tenemos que avanzar para que no se dé ni un paso atrás en colectivos desfavorecidos, en personas y familias LGTBi, en el feminismo y en los temas de personas migrantes y refugiados. Y también es una Europa amenazada con recesiones y con la vuelta a la austeridad. Lo más revolucionario que podemos hacer como movimiento político es mejorar la vida de las personas y garantizar los derechos. Hacer, no sólo decir. 

Europa está seriamente amenazada por una ultraderecha que nos quiere hacer retroceder

En estos momentos hasta Ursula Von der Leyen, del sector moderado del PPE, se abre a pactar con la ultraderecha, ¿se puede estar viviendo un cambio de ciclo en la UE respecto a las alianzas tradicionales de conservadores, socialdemócratas y liberales? ¿Hay riesgo de una Comisión Europea dominada por los populares y la ultraderecha?

Nos preocupa enormemente la manifestación de posible acuerdo que hizo la presidenta de la Comisión. Sería un escenario muy difícil de gestionar para quienes queremos avanzar, no es descartable que suceda. Va a depender de los resultados del 9 de junio. Es el momento de activar el voto, no nos podemos quedar en casa porque eso significa dar más fuerza a esos poderes de la derecha y de la ultraderecha. Hago un llamamiento para que haya más voto de calidad que nunca. El pueblo del progreso que votó el 23 de julio del año pasado y que cambió el orden de lo que se preveía que iba a pasar en España se tiene que movilizar para que haya fuerzas progresistas en el Parlamento Europeo para hacer ese trabajo de mejorar la vida de la gente.

Lleva una libreta con el lema de Palestina libre. El próximo martes el Consejo de Ministros reconocerá ese Estado, ¿pero es suficiente? ¿Qué papel puede jugar una Europa en la que los grandes países no han dado todavía ese paso?

Era un paso fundamental y necesario para avanzar hacia una paz justa y permanente. Pero no es suficiente, no nos podemos quedar cruzados de brazos y seguir viendo avanzar el genocidio. Ya hay más de 35.000 personas asesinadas. De ellas, 14.000 niños. El drama es realmente intenso. Se tendría que llamar a la embajadora de Israel en España como se ha hecho con el caso de Argentina y ver cuáles van a ser nuestras relaciones a futuro. Por supuesto, también un embargo de armas inmediato y sumarnos como Estado a la demanda de genocidio que está en la Corte Internacional. Desde la UE se tiene que interrumpir de forma inmediata el acuerdo de vecindad y los fondos vinculados a ello.

Sobre el espacio progresista, el Gobierno retiró este jueves del orden del día del Congreso la votación de la ley del suelo al no tener los apoyos, con Sumar en contra. ¿Está en peligro la coalición?

Sinceramente creo que los españoles votaron y lo hicieron bien. Lo que nos piden al Gobierno progresista es que avancemos en derechos. El problema es cuando se presentan propuestas que no están en el marco del acuerdo y que no favorecen a las personas. Es una ley del suelo que plantea volver al boom inmobiliario de los años noventa, algo que no va a defender Sumar. Como sucedió con la proposición sobre el proxenetismo del PSOE, no se va seguir el camino de dejar a las mujeres desprotegidas.

El pueblo del progreso que votó el 23J se tiene que movilizar para las europeas

Llevan un discurso marcadamente ecologista, pero el PSOE se presenta con Teresa Ribera. ¿Quién es más verde?

No se trata de medir la intensidad del verde, sino de ver realmente cuáles son las acciones que nos llevan a que ese modelo verde esté más a favor de las personas o de los grandes oligopolios. A mí me gustaría conocer cuál va a ser la postura del PSOE y de Ribera respecto a los beneficios fiscales que han propuesto que tengan las grandes energéticas. Sumar no está en eso. Nuestro modelo verde es sostenible y atiende a las pequeñas y medianas empresas y a las personas, no a los oligopolios.

Se presenta también una candidatura propia de Podemos, que el pasado 23J iba junto a Sumar. ¿Por qué un votante progresista debe apostar por ustedes y no por ellos?

Sumar es la candidatura que aúna las fuerzas de la izquierda. Hemos trabajado desde el diálogo, la integración y la incorporación desde las diferencias. Somos de los que consideramos que hay que hacer, que las palabras no sirven solo diciéndose porque el mundo no es de los que dicen, sino de los que hacen. Ahí es donde vamos a estar nosotras.

 ¿En qué grupo del Parlamento se va a integrar Sumar? ¿Y usted?

Sumar integra a diferentes sensibilidades y vamos a estar representados en los grandes grupos de la izquierda. Estrella Galán va a estar en The Left y en Sumar estaremos también en otros espacios (los Verdes). Podemos jugar un rol fundamental, el mismo que tenemos en el Gobierno de España. El riesgo no es quién está a nuestra izquierda, sino muy a la derecha. The Left y los Verdes tenemos que avanzar juntos de la mano para combatir a la extrema derecha.

¿Por qué está tan en contra del Pacto Migratorio?

Nació con otra voluntad, tenía como objetivo armonizar todas las políticas de los Estados miembros y generar un espacio de solidaridad entre los países para repartir la presión migratoria. El resultado ha sido devastador, se ha llegado al punto contrario. El pacto vulnera el propio derecho de asilo, incumple la esencia de la puesta en marcha de la UE. Además, vulnera los derechos humanos porque va a convertir las fronteras en espacios que pueden llegar a ser cárceles a cielo abierto. Y no va a hacer ni un ápice por la solidaridad entre los Estados: nos convierte a los países del sur en los gendarmes de Europa con acuerdos internacionales con terceros aunque no cumplan los derechos humanos. Los países del norte se quedan tranquilamente vigilando si nosotros ejercemos de carceleros y de porteros de la forma que ellos quieren.

¿La política migratoria de la UE en estos momentos está más cerca de la extrema derecha que de la izquierda?

Por supuesto. La política migratoria de la UE ha cedido plenamente a las peticiones de los países más reaccionarios como Hungría e Italia. Nuestra sorpresa ha sido que el PSOE ha sucumbido a esas presiones llegando a la conclusión de que era el mejor pacto posible. Nosotros no nos conformamos.

Nuestro modelo verde atiende a las pymes y a las personas, no a los oligopolios

La invasión de Rusia sobre Ucrania ha reabierto un debate en Europa sobre la necesidad de incrementar el gasto en defensa y la posibilidad de crear un ejército común, ¿qué posición tienen ustedes?

Sumar siempre ha sido claro, no necesitamos más recursos en cuanto a inversión en armas. Ya son suficientes. Hay que apostar por una política de paz y diplomática que lleve a otros contextos que en estos momentos no se están explorando.

Sobre la mesa en la UE está ahora mismo la posibilidad de que tengan que volver los recortes, como se ve en Alemania. ¿Puede regresar la austeridad al continente tras el 9J? ¿Pueden desaparecer los fondos Next Generation?

Sí, es una seria amenaza que está sobre la mesa. Se pactaron las reglas de fiscalidad recientemente en el Parlamento, donde se encontraron los socialistas y los populares. Nos van a devolver de nuevo a ese retroceso y a esa austeridad. Desde Sumar vamos a luchar: hay diferentes modelos para salir de las crisis. Consideramos que debe haber un fondo permanente. ¿Por qué volver al modelo de retroceso? Va a depender de lo que votemos el 9J.

España tiene el único Gobierno de la UE que se puede calificar de izquierdas y la mayoría de Ejecutivos están en manos de la derecha o en coalición con la extrema derecha. ¿Por qué está recorriendo de manera tan fuerte una ola conservadora en el continente?

El Gobierno de coalición es un faro de luz en el resto de Europa. Consideramos que lo más revolucionario es avanzar en derechos y generar mejoras en la vida de las personas. Esa ola de la ultraderecha solo se puede frenar avanzando en derechos. Así la ciudadanía verá que hay soluciones. Hay una ola internacional de la extrema derecha muy bien constituida: los grandes oligopolios se han visto amenazados por las libertades y por el progreso. Hay que trabajar para generar otros caminos y para que las personas de a pie no se agarren a esos discursos de miedo.

¿Existe la máquina del fango como dice el presidente del Gobierno?

Sin lugar a duda. Hemos escuchado ahora a Isabel Díaz Ayuso haciendo un paralelismo entre el reconocimiento del Estado palestino y ETA.

El pasado fin de semana se produjo una convención ultra en Madrid por la que desfilaron Javier Milei y Marine Le Pen, entre otros. ¿Qué sintió al escuchar las palabras de ellos?

Rechazo absoluto, una profunda tristeza. Y, sin lugar a dudas, me activa la necesidad de que luchemos. Tenemos que trabajar en esa desafección política que puede sentir parte de la población y hay que activar el voto joven, ya que no encuentra referentes ni tiene un futuro fácil. Pero los jóvenes también fueron parte importante durante el 23 de julio. Su fuerza puede darle la vuelta a la tortilla y generar ese espacio progresista en Europa.

También Europa está muy pendiente de lo que pase en noviembre en EEUU ante la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. ¿Qué supondría esto? ¿Y que significaría una Europa volcada a la derecha y un presidente norteamericano como él?

Es el peor de los escenarios. La vuelta de Trump sería definitiva para que Estados Unidos estuviera en una posición de poder contra el mundo. Es muy partidario de la maquinaria de la guerra. Estamos en un mundo muy convulso como para tener irresponsables al mando de uno de los países más importantes del planeta. Sería terrible.

Europa vive una guerra en Ucrania, ¿puede llegar el fin del conflicto pronto? ¿Se ha cronificado? ¿Las ansias de Putin van más allá de Ucrania?

Putin ha intentado avanzar y se ha encontrado con el freno del pueblo ucraniano y de Europa. La guerra se ha cronificado. Ahora hay que abordar la situación ya desde la diplomacia y desde otros contextos que no conlleven más violencia. Avanzar en otra cosa que no sea diálogo nos va a llevar a una guerra eterna.

Otro debate que hay en la UE auspiciado por la derecha es el de la lucha contra el cambio climático como supuesto daño a los agricultores. ¿Qué opinión le merece esa dicotomía? 

El malestar de los agricultores es legítimo. En primer lugar, hay que contar con ellos para aplicar las soluciones. Hay diferentes amenazas y una de ellas tiene que ver con el propio cambio climático. Otra tiene que ver con la PAC, que hay que flexibilizar ante la burocracia que genera. Y tenemos clarísimo que el Pacto Verde tiene que ir encaminado a recoger esa fuerza para la transición ecológica, donde los agricultores tienen que estar dentro. Hay que dejar de lado la manipulación que hace la derecha.

La ultraderecha tiene una guerra contra la cultura, no quieren que pensemos

El porcentaje de participación en España en las elecciones europeas, cuando no coinciden con las municipales, se sitúa por debajo del 50%. ¿No deben hacer autocrítica los partidos de que no han realizado pedagogía sobre que el 60% de las leyes emanan del Parlamento Europeo?

Estoy completamente de acuerdo, hay que hacer un trabajo de pedagogía enorme para visualizar la importancia que tienen las políticas y las decisiones de Bruselas en el día a día. Hablamos de las reglas fiscales, del bienestar social… Hay que trabajar en eso y va a ser nuestra misión.

Su compañero de partido y con el que ha presentado el programa electoral, Ernest Urtasun, acaba de decidir como ministro de Cultura la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia. ¿Va a luchar usted desde el Parlamento Europeo por la abolición de los toros?

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En Sumar somos animalistas. La tortura no es cultura. Los toros en estos momentos, aunque están muy arraigados a nuestra tradición, no tienen cabida.

Desde Sumar denuncian que hay movimientos en los partidos para eliminar la figura propia de Comisario de Cultura. ¿Esa ola conservadora quiere desplegar una acción contra la propia cultura europea?

Lo estamos viendo como con la retirada en Burriana de la película Barbie de su biblioteca. La ultraderecha tiene una guerra contra la cultura porque saben que con ella los pueblos avanzan. Ellos no quieren que pensemos.

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