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Educación

El Gobierno ‘copia’ el modelo universitario para el Bachillerato: se podrá cursar en tres años y aprobar con un suspenso

Alumnos de Bachillerato en un aula.

El Consejo de Ministros ha dado luz verde al nuevo decreto de Bachillerato, que regula los contenidos de la enseñanza postobligatoria. Con este decreto, el Gobierno pretende copiar el modelo universitario para hacer más fácil la transición de los alumnos hacia la educación superior. “A estos jóvenes se les trata más como estudiantes de secundaria obligatoria que estudiantes preuniversitarios”, explica el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana en un encuentro con la prensa. “Les pedimos que vayan ganando autonomía pero en medio del bachillerato ha sido más estricto, queremos cambiar eso”.

Lo que propone el Gobierno es un sistema de compensación, en el que los estudiantes que acaben segundo con un suspenso puedan obtener el título “en determinadas circunstancias, parecido a lo que se hace en las universidades'', según expone Tiana, que lo define como un “cambio de cultura escolar”. El profesorado se reuniría de manera conjunta para abordar cada caso concreto y tendría la última decisión, siempre que la media ponderada del alumno sea superior a cinco. Además, los alumnos podrán pasar de primero a segundo aunque suspendan dos materias, pero deberán matricularse en segundo con las pendientes de primero.

El equipo docente también debe valorar si el alumno ha alcanzado los objetivos de la etapa, no ha faltado a clase de forma “continuada y no justificada” y se ha presentado a los exámenes de la materia no superada, incluida la convocatoria extraordinaria. "Esto también incentivará el trabajo conjunto del profesorado, que tiende a ser demasiado individualista”, añade el secretario de Estado.

Asimismo, el Bachillerato podrá estudiarse en tres cursos, de forma excepcional, en vez de en los dos habituales. Esta iniciativa nace con la intención de facilitar el estudio a jóvenes deportistas de élite o músicos con dificultades para compaginar su vida artística (por ejemplo, con la asistencia a clases del conservatorio) con la de la enseñanza de Bachillerato. También podrán cursarlo en tres años aquellas personas que precisen una atención diferente a la ordinaria por tener alguna necesidad de apoyo educativo y que aleguen otras circunstancias que justifiquen la aplicación de esta medida.

Otra novedad es que pasará a haber cinco modalidades de Bachillerato, en vez de las tres actuales, al dividirse en dos la rama artística (una de diseño y plástica y otra dedicada a la música y las artes escénicas) y al crearse un nuevo Bachillerato General, con materias de ciencias y de letras. Este Bachillerato General va destinado a estudiantes que todavía no tienen claro qué carrera escogerán en un futuro o cuya futura carrera toca diversas materias y “no buscan una especialización tan grande”, en palabras de Tiana.

En este sentido, el secretario de Estado asegura que los centros educativos y las comunidades autónomas tendrán “margen” para implantar este Bachillerato General de manera paulatina. Es decir, que no todos los centros están obligados a ofertarlo el próximo curso, aunque esto sería lo ideal. “Los centros que ya cuenten con rama de ciencias y de letras no encontrarán mayores dificultades”.

La asignatura de Historia se dará a partir del año 1812

Otra de las cuestiones que ha sido motivo de polémica es la decisión de que la asignatura de Historia de España, que hasta ahora comprendía desde la prehistoria hasta la Transición, se centrará en la edad contemporánea (a partir de la Constitución de 1812). "Los docentes nos decían que era muy difícil abarcar tanto. Ese es el debate que hay detrás de esta decisión", expone Tiana. Para el secretario de Estado este nuevo plan educativo ayudará a profundizar en el conocimiento de las etapas clave del país del siglo XX, que son "imprescindibles" para comprender los problemas actuales.

Asimismo, desde el Gobierno insisten en que lo habitual es avanzar desde los primeros cursos de la ESO hasta los cursos correspondientes a nuestro Bachillerato de forma cronológica, como plantea la Lomloe. "En otros países se hace igual. En Francia se estudia desde la Segunda Guerra Mundial, en otros solo el siglo XX, esto es perfectamente homologable", puntualiza Tiana. Lo que ocurría con otras leyes educativas como la Loe (2006) o la Lomce (2013) suponía un estudio rápido de las etapas anteriores y uno más profundo de la etapa contemporánea.

"La historia en conjunto se hace en la enseñanza obligatoria, la que estudia todo el alumnado. El Bachillerato tiene un condicionante más historiográfico, de conocer más cómo se construye la historia. Un estudiante de bachillerato necesita saber cómo se elabora, cómo se construye y para eso, si le ponemos un programa que tiene que cubrir muchos siglos y muchos temas, es imposible" expone Tiana.

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El nuevo currículo convertirá la Filosofía en asignatura obligatoria en segundo de bachillerato (que con la Ley Wert era optativa), además de mantenerla en primero. La materia será así estudiada por todo el alumnado en los dos cursos de esta etapa (en segundo, con el nombre de Historia de la filosofía).

Sin embargo, el Gobierno no ha incluido a la Filosofía en la lista de optativas que los institutos están obligados a ofertar en cuarto de la ESO. Serán las comunidades autónomas las que decidan si la incluyen o no como optativa en ese curso. La mayoría de ellas ha dicho que la ofertarán —Galicia, Canarias, Navarra y La Rioja todavía no se han pronunciado— pero al ser una asignatura optativa los alumnos podrán decidir no cursarla.

Los documentos elaborados por el Ministerio de Educación, que el Gobierno califica de 'enseñanzas mínimas', tienen que ser completados por las comunidades autónomas. Aquellas que tienen lengua cooficial decidirán un 50% del currículo y el resto un 40%, aprobando sus propios decretos.

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