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Las llamas desalojan dos localidades navarras, siguen los incendios en Lleida y se estabilizan en Navarra

Los Bomberos de la Generalitat han ampliado sus efectivos con hasta 44 dotaciones terrestres y 7 medios aéreos en el incendio forestal desatado entre Peramola y Oliana (Lleida).

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Los habitantes de las localidades de Artazu y Eslava han sido desalojados este domingo también como consecuencia de los incendios que afectan a las zonas de Legarda y de Ujué, respectivamente, según ha informado Sos Navarra y ha recogido Europa Press.

Se suman así a otras nueve localidades que también han sido desalojadas: San Martín de Unx, Ujué, Maquírriain, Sansoain, Olleta, Lerga, Amatriain, Arzoz y Viguria. Alrededor de 700 personas son las que han sido evacuadas. Existen cuatro lugares acondicionados para el alojamiento de las personas desplazadas en Tafalla, Murillo el Fruto, Sangüesa y Olite.

Además de todos los medios disponibles de la Comunidad foral, continúan trabajando efectivos del Estado, Euskadi y La Rioja a los que se han sumado efectivos de Castilla León. Entre los medios materiales destaca la intervención de cuatro hidroaviones, 10 helicópteros y 8 máquinas pesadas (bulldozer).

Por su parte, los Bombers de la Generalitat prevén estabilizar durante este lunes los incendios de Artesa de Segre y Peramola (Lleida) pero han avisado a Europa Press de que la situación meteorológica es "muy complicada".

En un comunicado, han concretado que durante la noche de este domingo al lunes 52 dotaciones terrestres han trabajado en la extinción del fuego de Artesa y 42 en el de Peramola, y que a primera hora de este lunes se incorporarán también medios aéreos. El incendio de Artesa ha quemado más de 2.419 hectáreas —2.560 de vegetación forestal y 142 de vegetación agrícola— y el de Peramola afecta a unas 77 hectáreas.

El fuego de la Sierra de la Culebra sigue estabilizado

El incendio de la Sierra de la Culebra sigue estabilizado en estos momentos, mientras los servicios de extinción trabajan para controlar los posibles repuntes, según ha confirmado la Junta de Castilla y León.

La llama quedó prácticamente extinguida a primera hora de la mañana de este domingo, después de casi cuatro días en los que se calcinaron más de 25.000 hectáreas de terreno, según las estimaciones oficiales recogidas por Europa Press.

También el domingo por la mañana, los habitantes de los 18 municipios que permanecían desalojados por el incendio pudieron regresar a sus casas. La mejoría del tiempo facilitó las labores de extinción y permitió al operativo "trabajar de forma continuada durante la noche" para controlar lo que se había convertido en un fuego peligroso incluso para las casas de algunas localidades.

Por otro lado, la Junta y Renfe también comunicaron en las primeras horas del día la reapertura de la línea ferroviaria de alta velocidad que conecta Zamora con Galicia y que había quedado cortada a causa del incendio desde la tarde del sábado. Esa circunstancia provocó que centenares de viajeros vieran condicionadas sus rutas a lo largo de este periodo.

Una vez esas cuestiones básicas quedaron resueltas, los servicios de extinción, con más de 700 efectivos disponibles durante el fin de semana para tratar de controlar las llamas, se han afanado en vigilar las columnas de humo surgidas en determinados puntos y las posibles rachas de viento que aún amenazan con reactivar el incendio en zonas sensibles.

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"El objetivo es rebajar el riesgo de reproducciones ante la posible vuelta de fuertes vientos y condiciones adversas", han apuntado desde la Junta a última hora de este domingo, tras pasar algunas de las horas "más críticas" para el que ya es el incendio más grave de la historia de Castilla y León.

Conscientes de esa circunstancia, tanto el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, como la delegada del Gobierno en la comunidad, Virginia Barcones, han manifestado este domingo sobre el terreno su intención de ofrecer ayudas de manera ágil para compensar a las personas que han sufrido pérdidas graves desde el punto de vista económico.

En ese sentido, hay que recordar que, si bien no ha habido daños personales ni destrucción de viviendas habitadas, sí se han calcinado algunas naves, hectáreas de pastos y numerosas zonas de pinos, de interés micológico y de relevancia como recurso turístico.

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