Entrevista al secretario general de UGT

Pepe Álvarez: "Sin Yolanda Díaz la reforma laboral y otras conquistas no hubieran sido posibles"

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en una imagen de archivo.

Pepe Álvarez (Belmonte de Miranda, Asturias, 1956) es el secretario general de la Unión General de Trabajadores y Trabajadoras (UGT), uno de los dos sindicatos mayoritarios, junto a CCOO. Atiende a infoLibre en los días previos a las manifestaciones del Primero de Mayo, en el que hay convocadas más de 60 concentraciones. El lema impulsado por la organización sindical es La Solución. Subir salarios, contener precios, más igualdad. Álvarez asegura que “la batalla por los salarios es primordial” para su organización y por ese motivo defienden un pacto de rentas. Sin embargo, lamenta la falta de interés del Gobierno. “Hasta ahora no ha hecho nada por impulsarlo”, explica durante la entrevista con este periódico.

¿Qué significa este Primero de Mayo para un sindicato como UGT?

Significa hacer una suerte de balance sobre dónde estamos y las perspectivas para el año siguiente. No deja de ser una manera de medir el peso de las organizaciones sindicales. Creo que esta fecha nos obliga a reflexionar y a conectar de manera más general con los trabajadores y trabajadoras. El resto del año las conexiones, las reuniones, tienen más bien un carácter concreto, pero el Primero de Mayo es una perspectiva más global.

Queremos decir que ‘aquí estamos’ y que ni un paso atrás, por mucha propaganda y autobombo que se haga en nuestra contra. No vamos a permitir este intento de la ultraderecha de intentar menoscabar la representatividad de los sindicatos, tenemos cientos de miles de representantes en las empresas.

El sindicato que preside, al igual que Comisiones Obreras, está en la diana de Vox.

La ultraderecha española tiene un signo de identidad que la diferencia, por ejemplo, de la francesa, que es este ataque furibundo y permanente contra los sindicatos, falseando datos si es necesario. Vox quiere ver si es capaz de liquidar el Estado del Bienestar y los derechos de los trabajadores y trabajadores, pero mientras estemos los sindicatos eso no va a pasar. Y por ese motivo pretenden eliminar, y cuanto antes mejor,  a las organizaciones sindicales.

Vox pretende eliminar, y cuanto antes mejor, a los sindicatos

El jueves acudió a un acto junto a la vicepresidenta Yolanda Díaz sobre trabajo y precariedad laboral. ¿Cómo valora el paso de Díaz por la cartera de Trabajo?

Me atrevería a decir que vamos a un Primero de Mayo que puede ser parte de la historia moderna de nuestro país por todos los derechos hemos conquistado. Parece que no se valora porque hay otros conflictos, pero hemos sido el país pionero en poner en marcha una ley de riders, otra de plataformas digitales, hemos sido el primer país en poner en marcha la ley del teletrabajo, hemos hecho el acuerdo de pensiones. Y, por supuesto, la reforma laboral, que es una enmienda a la totalidad del sistema de relaciones laborales que tenía España. Yo creo que esas conquistas, que nos ha costado mucho trabajo conseguir, que hemos sudado porque ha habido movilizaciones muy importantes durante la pandemia, si no hubiéramos tenido un Gobierno como el que tenemos, ni una vicepresidenta y ministra de Trabajo como Yolanda Díaz, seguramente no hubieran sido posibles. 

La gente que tiene un contrato indefinido como consecuencia de la reforma laboral tiene elementos para manifestarse, sobre todo para que no se les quiten esos derechos adquiridos. Lo peor es que mucha gente no se habrá pensado a pensar por qué les hacen un contrato indefinido. No ha caído del cielo. Creo que esos cientos de miles deberían reflexionar y reconocer los avances que hemos logrado desde el diálogo social y, en concreto, desde el sindicalismo.

Usted acudió hace un mes a la convención del PP que eligió a Feijóo como presidente. ¿Percibe un cambio respecto a su antecesor, Pablo Casado?

A Feijóo lo conozco desde hace años y es uno de los presidentes autonómicos con el que más contacto he mantenido estos años. Feijóo tiene un tono diferente al de Casado, lo reconoce todo el mundo que ha tenido una experiencia con él, incluidos compañeros nuestros de UGT y también de Comisiones Obreras. Pero yo, de momento, no he visto ningún cambio. Tendremos que esperar.

En ese encuentro advirtió de los peligros de tener a Vox cerca y pidió una suerte de aislamiento a la ultraderecha. Pero no parece que Feijóo haya pillado el mensaje, ¿no?

Entiendo que desde el punto de vista político se aproveche que en la presidencia de Feijóo se ha fraguado el gobierno en Castilla y León,  pero hay que darle un cierto tiempo para ver si esa es la línea que sigue o hay nuevas posibilidades. Me gustaría que España fuera un país normal, europeo, y que la derecha o centroderecha se alejara del fascismo y de la ultraderecha.

Lo que también le dije es que me parecería muy importante que el consenso social que hemos conseguido para hacer las reformas, que ha sido muy amplio y que es poco habitual en otros países, debería ser un elemento que hiciera recapacitar a la nueva dirección del PP. Sería muy bueno que dieran estabilidad a este sistema nuevo tras la reforma laboral o a las propias reformas del sistema de pensiones. Le haríamos un favor al país. 

El Congreso aprobó esta semana el decreto para hacer frente a las condiciones económicas de la guerra, pero el Gobierno lo sacó adelante con estrecho margen, gracias al apoyo de Bildu. ¿Cómo lo valora?

Francamente, la política española hace tiempo que ha entrado en una deriva en la que no piensa en las personas sino en los propios partidos. Lo del jueves me parece tan escandaloso  como lo que ocurrió con la reforma laboral, que se aprobó porque un diputado se equivocó a la hora de emitir su voto. Creo que dice muy poco de la política. Esta suerte de mezcla que se hace de temas a la hora de votar no nos conduce a hablar de los problemas de los ciudadanos. 

Si lo que estamos discutiendo es un paquete de medidas económicas, algunas de las cuales son indudablemente positivas para la ciudadanía, no es coherente el voto en contra. Esto se va a hacer mediante tramitación parlamentaria y los sindicatos queremos hacer alguna propuesta que no está en el Real Decreto. Eso no evita el escándalo ni la indignidad que representa que los servicios secretos españoles hayan espiado a ciudadanos, si es tal y como hemos leído. Hay que exigir la máxima transparencia en este terreno. Pero creo que tiene poco que ver la bajada de 20 céntimos en la gasolina con el espionaje.

La política española hace tiempo que ha entrado en una deriva en la que no piensa en las personas

¿Qué propuesta tienen en mente para incorporar al Real Decreto?

Nos parecería muy apropiado que se hiciera un fondo para atender a las familias que están en situación de crisis. Hay más de 9 millones de familias en nuestro país que, con los precios disparados, no llegan a final de mes. Mientras se mantenga esta situación, sería bueno que se pudiera poner en marcha algún tipo de bonificación para ellos. También nos hubiera gustado que en Real Decreto se incluyera un impuesto especial a las grandes fortunas, para poder hacer frente a estas necesidades. La solución no pasa por bajar impuestos, sino lo contrario, hay que contribuir más. Me parece un escándalo que en medio de una crisis las eléctricas tengan más de 10.000 millones de beneficios o que la banca esté por encima de los 30.000.

¿El pacto de rentas será una realidad?

Depende de si el Gobierno realmente quiere aprobarlo, hasta ahora no ha hecho nada por impulsarlo. Con un pacto de rentas habría que hablar de los temas que comentaba anteriormente. Hay que ver qué ocurre con los efectos que pueda tener el tope del precio máximo del gas sobre el precio de la energía y en función de eso ver si hay que bajar el IVA.  Esto no es estático, sino que hay que ir viendo cómo va funcionando y, a partir de ahí, trabajar para bajar la inflación.

¿Cree que si no se produce alguna medida de este calado habrá movilizaciones sociales?

Si no hay acuerdo para la negociación colectiva, si la CEOE mantiene la cerrazón que tiene actualmente, el conflicto de aquí a las vacaciones está servido. Es decir, la CEOE tiene que ser consciente de que el plazo de negociaciones se ha acabado. Las organizaciones sindicales hemos planteado una negociación muy moderada, de acorde con el momento que vive el país. Planteamos que el poder adquisitivo de los trabajadores se mantenga. En España venimos de una congelación de los salarios prácticamente desde el año 2008. Si no se atiende, a partir de la segunda quincena de mayo empezaremos a plantear conflictos convenio a convenio. Eso en sí sí ya va a generar una espiral de conflictividad en el país, aunque también dependerá de cómo vaya el control de los precios, las medidas que tome el Gobierno si los efectos de la guerra se agravan con la economía, veremos qué es lo que ocurre. No podemos renunciar a las movilizaciones. Sin movilizaciones no hubiéramos tenido ni reforma laboral ni acuerdo de pensiones.

A partir de la segunda quincena de mayo empezaremos a plantear conflictos convenio a convenio

¿Cree que la CEOE ha cambiado de estrategia y se ha hecho más ‘pactista’?

Los temas que teníamos que discutir con el Gobierno, los fundamentales, se han cerrado con acuerdo. Hay algunos otros que si se plantea el pacto de rentas, serán más complejos, sobre todo con lo que tiene que ver con la fiscalidad a las grandes fortunas, a las empresas que tienen más dividendos…. pero la CEOE tiene una patata caliente que son las obligaciones a las empresas que representa.

¿La pandemia les ha forzado a pactar?

Sin lugar a dudas. No solo a ellos, a nosotros también. En todo el proceso de la pandemia teníamos una presión lógica y razonable, porque teníamos que atender a las necesidades de los trabajadores y de las empresas, había un nexo común que era mantener la actividad después de la pandemia. La CEOE había podido optar por intentar no hacer nada y que se hubieran consumido 3 millones de despidos, pero afortunadamente eso no fue así. Hemos salvado 3 millones de puestos de trabajo, empleos reales que se hubieran perdido y que ahora se empezarían a recuperar pero en otras condiciones. Hubiera sido un desastre para la economía, para las empresas y para los trabajadores.

¿Cree que los sindicatos están viviendo una campaña de desprestigio?

Hace tiempo que esa campaña existe y se han magnificado los problemas que hemos tenido las organizaciones sindicales. Nosotros seguramente nos hemos equivocado y no hemos sido capaces de explicar a los ciudadanos el por qué la administración tiene que pagar los costes del trabajo que estamos obligados a realizar. Hay dos sistemas reconocidos: aquel que los sindicatos negocian y trabajan solo para sus afiliados y, en ese, el soporte público es muy pequeño, aunque superior al de España. Y, otro, en el que las organizaciones sindicales el trabajo que realizan los realizan para todos, independientemente de si están afiliados o no.

Los ciudadanos tienen que saber cuál es el trabajo de los sindicatos y el Estado tiene que retribuir ese trabajo

Por ejemplo, en Francia el 0,7% de la masa salarial del país va directamente a las organizaciones sindicales y a las empresariales justamente para pagar los costes de esa acción sindical. Eso representaría en el caso de España multiplicar casi por 100 lo que dicen que son las subvenciones de los sindicatos. En el caso de la UGT, es menos del 4% de lo que pagan los afiliados y afiliadas al sindicato. Estamos en torno a 100 millones de euros que recaudamos cada año de estas cuotas y la subvención es de 4 millones y medios de euros. Este es un tema que desde hace más de 40 años siempre se ha ido apartando y creo que definitivamente los ciudadanos tienen que saber cuál es el trabajo de los sindicatos y el Estado tiene que retribuir ese trabajo que las leyes nos confieren y que tiene carácter universal. No somos nosotros porque hayamos caído del cielo, sino que nos presentamos a elecciones sindicales y nos votan. En España sería razonable que hubiera una ley de participación para que cobremos al estado la factura de los costes sindicales. Eso nos ayudaría a multiplicar la filiación. 

¿Cuáles son los retos pendientes para UGT?

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Hay tres cuestiones fundamentales. En primer lugar, la subida de los salarios. España tiene unos salarios muy bajos, a pesar del esfuerzo que hemos hecho con el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). En el año 2016 estaba en poco más de 600 euros y actualmente se sitúa en 950 euros brutos, en 14 pagas.  Nunca en la historia el SMI había crecido tanto, pero el salario más habitual continúa siendo bajo. Nuestra batalla por los salarios es primordial.

También tenemos que abordar cambios en cuanto a la salud y la seguridad del trabajo, que deben ser un elemento clave en nuestro país. Cada día cuando nos levantamos deberíamos pensar que hay dos personas que no vuelven a su casa porque tienen un accidente laboral. Y eso es un drama que tenemos que trabajar. Y solo hablo de los accidentes mortales, si habláramos de los accidentes que invalidan para hacer una vida normal, sería mucha más gente. Con las enfermedades profesionales ocurre lo mismo. No somos capaces de anticiparnos. A mí me parece que es especialmente relevante el tema de la salud mental, que se ha abierto en España con una cierta fuerza desde una la perspectiva general. Pero tenemos que impulsar cambios legislativos. El estrés que viven personas que trabajan en call center, en el sector financiero o determinadas empresas tecnológicas, producen suicidios y problemas serios de salud mental. 

Y, finalmente, hay otra cuestión que me parece clave, el estatuto de los trabajadores del Siglo XXI. Necesitamos un nuevo estatuto que incorpore las leyes que hemos ido aprobando como la ley rider o la ley del teletrabajo, pero que también incorpore todos los efectos que tiene la digitalización sobre el mundo del trabajo, los propios derechos de los delegados sindicales en el seno de las empresas… Es una cuestión que deberíamos abordar este 2022. Necesitamos un Estatuto nuevo que cambie lo que está desfasado e incorpore nuevos elementos.

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