El debate de investidura

El PP opta por demorar la investidura de Feijóo para alimentar la idea del bloqueo y culpar a PSOE y PNV

El candidato del PP a la investidura, Alberto Núñez Feijóo, este martes en el Congreso.

El PP sigue en modo electoral. Por eso quiere explotar en las próximas semanas, las que nos separan de la sesión de investidura programada a petición de Alberto Núñez Feijóo para el 26 y el 27 de septiembre, el doble argumento que lleva repitiendo desde la noche del 23J: que negar a su líder la investidura constituye una “anomalía democrática” y que si los españoles tienen que volver a votar será por culpa del PNV y del PSOE, que se niega reconocer el resultado de las urnas.

En ese camino, todo vale. Desde insinuar que Pedro Sánchez está “pensando en darle a Bildu un ministerio o por lo menos ofrecérselo”, como declaró este miércoles el vicesecretario del PP Esteban González Pons, a afirmar que el PSOE planea organizar un referéndum de autodeterminación para contentar a Carles Puigdemont.

Para alimentar sus expectativas, los portavoces del PP repiten desde el martes que lo único que necesitan son cuatro votos más a favor o siete abstenciones. Un margen estrecho, pero que hoy por hoy parece fuera de alcance, dada la vehemencia con la que PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV y BNG han anticipado su voluntad de rechazar la investidura de Feijóo.

Pensando en la repetición electoral

Oficialmente, esa es la razón por la que han pedido tiempo a la presidenta del Congreso. No tienen intención de empezar a hablar con otros grupos hasta la semana que viene. Pero en realidad, el PP lo que busca es utilizar el altavoz que le otorga la investidura y las seis semanas que faltan hasta su celebración —más del doble de una campaña electoral— para apelar a los votantes del PSOE pensando en la repetición electoral a la que Feijóo ha encomendado su futuro.

El PP ha conseguido tiempo para negociar con todos los grupos, excepto EH Bildu, aunque en privado sus dirigentes admiten que no tienen posibilidades. Borja Sémper reconoce implícitamente que sólo se dirigirán al PNV y al PSOE, porque “todo el mundo sabe cuáles son las líneas rojas del Partido Popular, todo el mundo sabe con quién el Partido Popular puede ponerse de acuerdo”. Cerrado un acuerdo con Coalición Canaria, y teniendo el respaldo de UPN y Vox, explicó Pons, “ahora el Partido Popular tiene que dar un paso más y hablar con aquellos que están al otro lado de la raya del hemiciclo, empezando por el Partido Socialista”. “Les vamos a decir: ‘¿Qué preferís, un acuerdo con nosotros o con Junts y Bildu? Nosotros estamos dispuestos a acordar con vosotros’. Nosotros tenemos que ofrecerles esa mano tendida”, razonó. “Los españoles están deseando que socialistas y populares seamos capaces de hablar”.

Doble lenguaje

Al mismo tiempo, las críticas a los nacionalistas vascos ya se han incorporado a todos los mensajes que emite Génova: “La renuncia que ha hecho explícitamente el PNV a ejercer el papel de bisagra que le concedieron las urnas” es “incomprensible”, en palabras de González Pons. “Lo que nosotros vamos a hacer”, según Sémper, “es una apelación” a pensar “en los intereses generales del país, en todos y cada uno de los españoles, no únicamente en una parte que son los independentistas”, lo que cierra el paso a cualquier acuerdo con Junts y ERC.

Lo que no significa que no vayan a escenificar otra cosa. González Pons se refirió a esos mismos independentistas como potenciales socios: “Junts es un grupo parlamentario que, al igual que Esquerra, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, las que fueran, llevaran a cabo, representan a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda”.

Durante este tiempo y hasta que se vote la investidura de Feijóo, se van a dedicar a divulgar a los cuatro vientos el supuesto riesgo que corre España si Pedro Sánchez llega a acuerdos con Junts, EH Bildu y Esquerra, poniendo todo el foco en la figura de Carles Puigdemont. Eso “genera una preocupación tremenda en muchos españoles, en una inmensa mayoría de españoles”, sostiene el vicesecretario del PP Borja Sémper. El resultado sería “una España ingobernable”, apunta por su parte el coordinador general de Feijóo, Elías Bendodo.

En busca de votos

Génova quiere presentar a Sánchez como alguien que pretende ser presidente sin tener derecho a ello “gracias a un prófugo de la justicia”. Ese será el argumento con el que Feijóo, pensando en la repetición electoral, va a intentar atraer a “una parte del electorado socialdemócrata y del mundo socialista a la que esto lo incomoda”. “Tenemos que apelar a una parte del votante socialista, por lo que pueda pasar”, explicó Sémper en una entrevista en Esradio aludiendo a nuevas elecciones. Un votante, explicó, “que cree en la unidad de España, que cree en la concordia entre españoles, que cree en que España es mucho mejor unida que dividida, que cree que la política tiene que ser sensata y razonable”.

La investidura de Feijóo se celebrará los días 26 y 27 de septiembre

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Sin margen para ampliar apoyo en el Congreso con el que sacar adelante la investidura, el candidato del PP se centrará en presentarse como alguien capaz de unir “a quienes estamos convencidos de que España se merece otra cosa que depender de Puigdemont. Y aquí, estamos seguros, hay una parte del electorado socialista que está de acuerdo” porque “trasciende a siglas y orientaciones ideológicas”.

En la práctica, admitió Sémper, el PP va a “apelar a la responsabilidad del Partido Socialista” y del PNV, que “a lo largo de toda su trayectoria ha respaldado siempre al partido que había ganado las elecciones”. Y es que esa sigue siendo la idea que repiten todos los dirigentes del PP y que ahora consideran avalada por el rey Felipe VI: “Antes del sanchismo”, subrayó el vicesecretario conservador, “el que ganaba las elecciones en España tenía todas las papeletas para afrontar investidura que le condujera a ser presidente del Gobierno. Esto ha sido así siempre en España y es lo natural”.

“La tradición democrática en nuestro país” es que “siempre ha gobernado el que ha ganado las elecciones”, insistió también Bendodo en la Cadena SER. Si Sánchez reúne una mayoría podrá gobernar, admitió, porque lo dicen “la norma y la matemática. Pero al final la costumbre [de que gobierne el partido más votado] no sólo se convierte en ley”, sino que es lo que al final “ha hecho que funcione nuestro país. Es una norma básica”, reiteró. El problema, según él, es que Sánchez es “un mal demócrata” que “no acepta la derrota”.

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