Vox se estrella en su intento de fulminar las leyes LGTBI: "A Madrid no le van a meter en un armario"

Los diputados de Unidas Podemos muestran banderas arcoíris durante el pleno de la Asamblea de Madrid

La ofensiva ultra contra el colectivo LGTBI ha enfriado la relación que PP y Vox mantenían desde su acuerdo presupuestario. La llegada al Pleno de la Ley de Igualdad de los de Rocío Monasterio, un texto en el que no se menciona ni una sola vez la palabra "mujer" y que contempla la derogación directa de la Ley de Identidad y Expresión y la Ley contra la LGTBIfobia, abrió este jueves una brecha entre los dos socios. Los conservadores se abstuvieron, lo que hizo que la propuesta naciera muerta. Una posición que no ha gustado nada a la extrema derecha: "Van a agachar la cabeza todos avergonzados. ¡Menudo ridículo! ¡Sean valientes, den la batalla ideológica!". A pesar de ello, el PP ha evitado durante el debate confrontar con los ultras y ha preferido ser duro con las fuerzas progresistas, que han dejado claro que "a Madrid no le van a meter en un armario".

Que en la toma en consideración de la proposición la extrema derecha iba a cargar duramente contra la derecha quedó claro nada más arrancar la sesión en la Cámara de Vallecas. El control al Gobierno fue solo un aperitivo de lo que vendría en el momento en que se abordara a fondo la proposición de Ley. "Usted no defiende la libertad para todos, defiende los privilegios de algunos a los que tiene miedo. Y como les tiene miedo, en cuanto dicen que les van a recortar derechos da un pasito para atrás acobardada", le ha lanzado Monasterio a Ayuso desde su escaño. "En democracia hay que respetar a los ciudadanos", ha respondido la presidenta regional.

En el fondo del asunto no se entró hasta la hora de la comida. Y durante algo más de una hora, todos los grupos se despacharon a gusto. Vox fue el primero en intervenir. En concreto, del debate se hizo cargo Monasterio, lo que evidenciaba la importancia que la extrema derecha daba a esta iniciativa. "No dieron ustedes la batalla ideológica ni con Cataluña, ni con la defensa de la nación, ni con la ley de memoria, ni con la defensa de la vida. [...] Hoy, señora Ayuso, veremos si usted, una vez más, forma parte de ese PP o se libera de la cobardía y hace frente a las ideologías totalitarias de la izquierda", se arrancó la líder ultra. Pero la presidenta ni siquiera estaba allí.

La portavoz parlamentaria de Vox reiteró durante su discurso la oposición firme de su grupo a lo que denomina "ideología de género". Y defendió su propuesta vistiéndola de texto que busca la igualdad de todos los ciudadanos. "En los derechos humanos no caben privilegios por ser homosexual", apuntó Monasterio, quien también dedicó unos segundos a atacar a quienes califica como "lobbies lgtbi". Se olvidó, por supuesto, de explicar que si consiguiesen su objetivo las denominadas terapias de aversión, conocidas popularmente como tratamientos para curar la homosexualidad, dejarían de ser ilegales y estar castigadas en la comunidad autónoma.

Monasterio, por supuesto, también puso el foco sobre los conservadores, que en vísperas del Pleno ya habían anunciado que no apoyarían la Ley de Igualdad de la extrema derecha. "Yo no espero nada de la ultraizquierda, pero de ustedes esperaba que no nos decepcionaran", deslizó la portavoz de Vox, quien ya al comienzo de su intervención quiso dejar claro a los conservadores que ellos han sido "leales" y han "cumplido" haciendo presidenta a Ayuso o llegando a un acuerdo alrededor de los presupuestos autonómicos, esos que se someterán a votación definitiva a comienzos de la próxima semana.

El PP, sin embargo, evitó durante el debate la confrontación directa con la extrema derecha. Con un tono moderado, el diputado Jaime de los Santos hizo un esfuerzo importante para vestir la abstención de su grupo como torpedo que ha permitido el hundimiento de la iniciativa ultra. A lo largo de su intervención, el parlamentario defendió que existan en la región normas como las que quiere fulminar Vox. Y criticó que en la denominada Ley de Igualdad se "borre" la "violencia machista", una "lacra" que la sociedad "no se puede permitir". "No se dará un paso atrás en materia de igualdad, no se derogarán estas leyes", insistió y remarcó el diputado.

Pero más allá de estas críticas al texto de la extrema derecha, el diputado no entró en el cuerpo a cuerpo con ese "socio preferente" que tiene el Ejecutivo de Ayuso. Ni siquiera cuando Monasterio elevó el tono en su segunda intervención, esta vez desde el escaño: "Tienen que decidir dónde quieren estar, de parte de todos esos que dicen que nos quieren quitar a nuestros hijos o con la libertad. ¡Van a agachar la cabeza todos avergonzados! ¡Menudo ridículo! ¡Sean valientes, den la batalla ideológica!". Palabras que ni siquiera recibieron respuesta por parte de los conservadores. De Los Santos dedicó su réplica prácticamente en exclusiva a la izquierda.

El bloque progresista cargó con dureza a ambos lados. Por un lado, criticó que los conservadores no se posicionasen claramente en contra del discurso ultra en esta materia. "Están blanqueando la propuesta de Vox con una abstención vergonzosa", dijo el diputado de Más Madrid Eduardo Fernández Rubiño, quien afeó al representante del PP que fuera tan "blandito" con la extrema derecha en un debate que toda la oposición coincidió en que no se debería haber producido: "Estas leyes no son un atentado contra la igualdad, sino que son el instrumento para que ese principio constitucional no sea una farsa".

Todo el bloque de la izquierda pidió encarecidamente a la derecha que pulsara el botón de no en la votación. Y le exigió que explicase qué tiene en mente cuando habla de reformar estas normas, modificaciones, estas sí, a las que está abierto el Gobierno de Ayuso. Pero no hubo respuesta. Como tampoco la hubo desde la extrema derecha cuando se le preguntó qué iba a hacer ahora que su socio parlamentario le había dejado en la estacada con esta iniciativa. "¿Va a hacer de pagafantas y de la derechita cobarde de la señora Ayuso?", señaló desde la tribuna de oradores la diputada de Unidas Podemos Paloma García.

Lo que sí quedó meridianamente claro es que la oposición no admitirá ni un solo paso atrás en materia de derechos del colectivo LGTBI en la región. "Ustedes van a perder. Ni van a poder derogar estas leyes ni van a tocar una coma. Cada intento, cada amago, se va a encontrar con un Madrid decente y organizado frente a la barbarie", dijo la parlamentaria morada antes de poner sobre el atril una bandera arcoíris, enseña que también ha estado presente durante las intervenciones de PSOE y Más Madrid. "Hay que ponerse frente a quienes se suben a nuestras tribunas a decir que tenemos privilegios mientras nos dan palizas en la calle", reiteró el parlamentario socialista Santiago Rivero.

El debate se produjo ante la atenta mirada de históricos activistas del colectivo. Sentados en el palco superior al hemiciclo podían verse los rostros de Carla Antonelli o de la directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI del Ejecutivo central, Boti García, quien en declaraciones a los medios recordó que "cualquier agresión a los derechos de una minoría es un torpedo a la ciudadanía y a la democracia" y quien calcula que la legislación que se ha preparado a nivel estatal pueda volver al Consejo de Ministros en segunda vuelta en primavera.

A última hora de la tarde, el texto de la ultraderecha se derrumbó con los votos en contra de toda la izquierda y la abstención de los conservadores. Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos se fundieron en un sonoro aplauso. El PP guardó silencio. El mismo que el Ejecutivo regional mantiene alrededor de la negociación que está teniendo con Vox para consensuar una reforma de aquellas cuestiones que no les terminan de convencer de las normas. Esas que recibieron el voto a favor de la Ayuso durante la etapa de Cristina Cifuentes. Entonces era diputada. Ahora presidenta. Y tiene un socio complicado, la extrema derecha, al que contentar.

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