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10N | Elecciones Generales

El PSOE elimina la línea roja del Gobierno en solitario para empezar a hablar con Unidas Podemos

Cristina Narbona, Pedro Sánchez y Óscar Puente, momentos antes de la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE que ha analizado el resultado de las elecciones del 10 de noviembre.

“Nuestra autocrítica” se va a ver “en cómo vamos a actuar”. La frase es del secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, y la pronunció este lunes en Ferraz para responder a las preguntas de los periodistas que le emplazaban a explicar si los socialistas no creen que han hecho algo mal en la legislatura pasada, cuyo desenlace ha conducido a un escenario político en el que el Pedro Sánchez, aunque ha vuelto a ganar las elecciones, tiene tres escaños menos y, sobre todo, se enfrenta a un Congreso en el que será mucho más complicado armar la mayoría que necesita para la investidura.

El telón de fondo de ese cambio —Ábalos también aseguró que el partido ha tomado “nota” de los resultados— es la negociación con Unidas Podemos. Fuentes del PSOE y de Moncloa consultadas por infoLibre aseguran que la complejidad del resultado electoral obliga a hablar con Pablo iglesias sin líneas rojas. Y eso significa que Sánchez no pondrá un Gobierno monocolor como condición sin qua non para llegar a un acuerdo con Unidas Podemos, tal y como hizo en julio después de la investidura fallida.

Las circunstancias ahora no son mejores ni peores, pero sí  “muy distintas”, señaló Ábalos. Y los socialistas se proponen adaptarse a ellas con un triple objetivo: formar un Gobierno progresista liderado por el PSOE, hacerlo cuanto antes —mantienen el objetivo de alcanzar una investidura antes de fin de año— y, sobre todo, evitar unas terceras elecciones.

Esta vez parece haberse impuesto la necesidad de poner fin al bloqueo, del que puede estar alimentándose la extrema derecha. Y sacar adelante la investidura lo antes posible. Después, aseguran fuentes del Ejecutivo consultadas por este diario, llegará el momento de pensar en cómo pactar los Presupuestos y ver lo que puede dar de sí la legislatura. Si es posible pensar a cuatro años o, en el peor de los casos, que en año y medio o dos años haya que plantearse en volver a las urnas.

En cualquier caso, en el PSOE están convencidos de que, tal y como ha declarado durante la campaña y ha repetido en las ultimas horas, Pablo Iglesias no renunciará a su objetivo de entrar en un Gobierno de coalición y se abren a hablar de esa posibilidad. No obstante, advierten, eso no significa que estén dispuestos a pactar con Unidas Podemos una presencia desproporcionada en el Ejecutivo, especialmente después de que las elecciones se hayan saldado con un retroceso de la formación morada de siete diputados, mucho más pronunciado que el del PSOE.

El propio Ábalos se negó este lunes a descartar la posibilidad de una coalición. “Estamos abiertos a escuchar y tenemos una actitud de enfrentarnos a una etapa nueva, y vamos a escuchar qué es lo que plantean y proponen”, indicó. Sin convertir la coalición o el gobierno en solitario en el eje del debate, porque en su opinión sería un elemento de “empantanamiento” que “no ayuda demasiado a encarar la situación” actual.

El PSOE, como ganador de las elecciones, se propone afrontar las negociaciones sabiendo que el punto de partida es una situación “compleja” y de “política muy dinámica”, que exigirá “mucho trabajo” pero con el objetivo de “tratar de articular esta realidad compleja para plantear un gobierno de carácter progresista”.

Ábalos anticipó que Sánchez se propone llamar de manera inmediata a los líderes políticos para intentar avanzar en la formación de gobierno. Incluirá al líder del PP, Pablo Casado, pero por cortesía, no porque pretenda llegar a un acuerdo con los conservadores. El PSOE no espera la abstención del PP en una investidura de Sánchez, entre otras cosas por la “presión” que tiene ahora de su otro competidor en el espacio de la derecha, Vox. Y no tiene la menor intención, subrayó, de gobernar con una “gran coalición” con la derecha.

Los socialistas se han fijado dos límites: no pactar con la derecha —en la que ahora sólo incluye al PP y a Vox— ni con los independentistas —Esquerra, Junts, CUP y EH Bildu—. Y reconocen que su intención va a ser tratar de sacar adelante la investidura mediante un acuerdo con Unidas Podemos, Más País, el PNV y los partidos más pequeños del Grupo Mixto: Coalición Canaria-NC (2), el BNG (1), el PRC (1) y Teruel Existe (1). Con estos últimos los socialistas confían en que “el nivel de exigencia” tenga más que ver “con atender compromisos y reivindicaciones territoriales que propósitos estratégicos como tienen los partidos nacionales”.

No obstante, esa combinación de ocho partidos suma sólo 170 escaños: seis por debajo de la mayoría absoluta. Sin los independentistas —a los que el PSOE ha decidido excluir de las negociaciones—, para que la investidura salga adelante apoyándose en esa alianza heterogénea Sánchez necesita del voto favorable de Ciudadanos. Una posibilidad a la que los socialistas se aferran con el argumento de que Cs se comprometió durante la campaña a desbloquear la legislatura.

“Lo vamos a trabajar”

“Puede salir la suma en ese sentido y lo vamos a trabajar. Ése es el margen que tenemos”, confirmó Ábalos en una rueda de prensa en la sede socialista. El PSOE trabajará “con todos aquellos que no quieran bloquear España”, de ahí que Sánchez haya decidido dirigirse a ellos.

El voto de la formación naranja a favor de Sánchez, sin embargo, parece complicado. La dimisión de Albert Rivera y, sobre todo, el hundimiento electoral que han sufrido —de 57 a 10 escaños— les obliga a a redefinir su rumbo y eso, calculan en el PSOE, puede facilitar que acaben absteniéndose en una investidura de Sánchez. No obstante, a día de hoy es muy difícil imaginar que Cs vote a favor de una investidura basada en una acuerdo de coalición PSOE-Unidas Podemos. Y si los diputados naranjas se limitan a abstenerse, el escenario más probable es un empate: 170 de PSOE, UP, MP, PNV, CC, BNG, PRC y TE frente a 170 de PP, Vox, ERC, Junts, Cup y EH Bildu. Y si hay empate no hay investidura.

Así que en esta situación todo quedaría en manos de Esquerra. Y aunque Ábalos descartó buscar su complicidad, tampoco quiso cerrar la puerta. “En función de cómo se vayan produciendo los hechos, veremos hasta dónde tenemos que ir dialogando con el resto de formaciones políticas”, indicó.

El problema es que todo apunta a que Cataluña se encamina a la celebración de elecciones anticipadas en los primeros meses de 2020 y en ese escenario Esquerra tendrá muy difícil justificar que, aunque sea absteniéndose, ha facilitado la investidura de Sánchez.

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Durante la reunión de la Ejecutiva Federal de este lunes, apenas unas horas después de conocer el resultado del 10N, Sánchez no compartió con sus miembros la estrategia de pactos más allá de descartar una gran coalición con el PP y de prometer que trabajará por tener un Gobierno progresista antes de Navidad, según fuentes socialistas citadas por Europa Press.

Sánchez pidió un voto de confianza para una tarea que requerirá hablar con unos y otros y prometió que no habrá repetición electoral, aunque sin dar pistas sobre cómo piensa conseguirlo.

Durante la reunión, según fuentes consultadas por infoLibre, se sucedieron casi una veintena de intervenciones de miembros de la Ejecutiva. Entre ellas una de Odón Elorza, diputado por Gipuzkoa y secretario de Transparencia de la dirección, que defendió que el partido no se aparte de su “proyecto de izquierdas”. Y otra del secretario del Área de Justicia y Nuevos Derechos de la Ejecutiva, Andrés Perelló, quien pidió formar gobierno “sí o sí”, tal y como defendió el propio Sánchez en su breve intervención del domingo por la noche en la puerta de Ferraz. Según Perelló, es necesario escuchar a la gente que viaja en metro, a los que están en la calle. Y lo que piden, subrayó, “es que haya Gobierno”.

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