Elecciones generales

PSOE, PP, Podemos, Cs y Vox: cinco contextos para un adelanto electoral

Montero vuelve al Congreso en enero e Iglesias se despide hasta marzo para cuidar a sus hijos

Los partidos políticos llevan ya meses en ambiente preelectoral porque el 26 de mayo se celebran municipales, autonómicas y europeas. Un ambiente amplificado si se tiene en cuenta que el año se despidió con comicios en Andalucía. Ahora, tras haber sido derrotado el Gobierno al no poder sacar adelante el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, las formaciones políticas pueden verse a obligadas a modificar sus estrategias si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, opta por disolver las Cámaras y convocar generales para abril. Las autonómicas y municipales ya no serían el laboratorio de pruebas ni el primer examen. Se iría directamente al examen general, al que abre o cierra las puertas de la Moncloa.

Por mucho que en los argumentarios de todos los partidos se lleve tiempo insistiendo en que están preparados para unas generales independientemente de cuándo se convoquen, la opinión más extendida era que Sánchez iba a aguantar, al menos, hasta otoño. El debate de Presupuestos lo ha emborronado todo y podríamos estar a las puertas de una campaña para las generales.

A día de hoy, los socialistas van primeros en las encuestas, mientras PP y Ciudadanos pugnan por el liderazgo de la derecha con la mirada puesta en Vox. El partido de Pablo Iglesias todavía se recupera de las heridas del portazo dado por Íñigo Errejón. Más allá de los resultados de cada partido, y dado que parece imposible que nadie saque mayoría absoluta, la gran duda será saber qué coaliciones serán posibles para formar gobierno. Para empezar, si el bloque de la derecha suma la mitad más uno de los escaños en el Congreso.

infoLibre repasa el contexto en el que PSOE, PP, Unidos Podemos, Ciudadanos y Vox afrontarían el adelanto electoral.

  PSOE

El PSOE de Pedro Sánchez es la primera fuerza en las encuestas pero tiene sobre sus hombros un desgaste importante. El último elemento en sumarse ha sido la derrota, este miércoles, en el Congreso de los Diputados. La mayoría que le llevó a la Moncloa en la moción de censura no se ha mantenido unida y los independentistas han votado junto a PP y Cs para devolver los Presupuestos.

La imagen de la derrota de Sánchez, marchándose de la Cámara Baja a la Moncloa sin pronunciarse sobre lo ocurrido y sobre sus planes de futuro, no se entendería sin la ruptura, el viernes pasado, del diálogo con los nacionalistas catalanes. A las puertas del juicio del 1-O y con el tropiezo a cuenta de la figura del "relator", el presidente se vio obligado a tirar la toalla.

En ese gesto de tirar la toalla tuvo mucho que ver el clima interno en el PSOE, con los barones muy enfadados por lo que parecía una cesión a los independentistas. Entre algunos dirigentes socialistas existe el convencimiento de que han perdido la Junta de Andalucía, en parte, por la gestión de la crisis catalana. Y hay mucho miedo a que este efecto se extienda al 26 de mayo. Pero no sólo había enfado en los dirigentes territoriales. Sectores del Gobierno tampoco entendían el episodio del relator

Con las aguas ya más calmadas desde el viernes, los socialistas creen que la foto de Pablo Casado (PP), Albert Rivera (CS) y Santiago Abascal (Vox) en Colón puede volverse a su favor, dirigir hacia ellos el llamado "voto útil" por el miedo a que la extrema derecha se cuele en las instituciones.

  Partido Popular

Pablo Casado, que llegó al liderazgo del PP el pasado julio tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa, se someterá por primera vez a unas generales. 

Los conservadores llegarían a las urnas tras haber sumado la Presidencia de la Junta de Andalucía gracias al apoyo de Ciudadanos y Vox, una alianza que Casado querría para las autonómicas y municipales. Pero que también le sirve para las generales. 

Si la izquierda está haciendo ya batalla contra la foto "de las tres derechas" del pasado domingo en Colón, el PP intenta lo contrario: ese debe ser el frente que saque a Sánchez de la Moncloa. Una opinión de la que Vox y Ciudadanos se distancian precisamente para marcar perfil electoral propio.

En un debate de Presupuestos con claros tintes de precampaña, Rivera metía en el mismo saco a PP y a PSOE, en el del bipartidismo. Vox, todavía extraparlamentario, se revolvía contra el partido de Casado después de que Génova criticase la figura de la acusación particular, papel que los de ultraderecha desempeñan en el juicio por el 1-O que acoge el Supremo.

Desde que llegó a la Presidencia del PP con un claro giro a la derecha, Casado ha podido escuchar a compañeros de partido decir que siempre que han ganado elecciones lo han hecho por el centro y que ese debe ser el espacio político al que deben aspirar. Pero, hasta la fecha, no ha habido una sola muestra de ese giro al centro. Y así llegan a las elecciones.

El jefe de los conservadores se ha rodeado de perfiles muy conservadores, próximos al expresidente José María Aznar, no ha tenido problemas a la hora de suscribir un manifiesto hablando de cesiones del Gobierno a los independentistas que jamás se produjeron y tampoco ha dudado a la hora de reabrir el debate sobre la ley del aborto abogando por volver a la ley de plazos de 1985. 

El principal problema del PP se llama Vox, formación a la que sectores del partido creen que Casado se ha encargado de "engordar", por eso de que la gente acaba apostando por el original en lugar de por la copia. También preocupan las resoluciones judiciales sobre los escándalos de corrupción que les afectan por mucho que la cúpula del partido intente imputarlos al pasado.

Los conservadores no se creen en el CIS de Tezanos. Pero tampoco son los primeros en otras encuestas. El barómetro de enero de 2019 de GAD3 para Abc, les ubicaba segundos tras el PSOE. Y por debajo de los 100 escaños en un contexto en el que Santiago Abascal se estrenaría en la política nacional con muy buena nota: 23 asientos en el Congreso.

  Unidos Podemos

A diferencia de lo que le ocurre al PSOE, Unidos Podemos no remonta en las encuestas y ya hay sondeos en los que su representación en el Congreso se reduce a más de la mitad.

El fracaso de Pedro Sánchez a la hora de intentar sacar adelante los Presupuestos es extensible a Pablo Iglesias y los suyos. Porque Unidos Podemos se atribuía mucho del mérito de que las cuentas públicas derrotadas fuesen las "más sociales" de la historia. De hecho, al líder del partido morado, de baja paternal, se le atribuye un intento de última hora de acercar posturas con los independentistas antes de la votación.

A ello se suma la crisis, todavía no cerrada, en Madrid después de que Íñigo Errejón se aliase con la alcaldesa Manuela Carmena para presentarse con su marca y no con la de Podemos a las elecciones autonómicas. 

Además de Madrid, el partido atraviesa una situación complicada en Cantabria y La Rioja, también por problemas en la elaboración de las listas.

Como le ocurre a Cs, tras el pacto en Andalucía con PP y Vox, Podemos se preparará para las elecciones marcando distancias con el PSOE.

Los dirigentes de Podemos están convencidos de que su electorado es en este momento el más desmovilizado y se plantean como reto, por tanto, plantear una campaña que les anime a ir a las urnas. Una "remontada" como la que planteó durante la campaña de las generales de diciembre de 2015.

  Ciudadanos

El partido liderado por Albert Rivera tiene 32 escaños en el Congreso. Las encuestas mejoran esta marca pero en los últimos meses se ha percibido cierta tendencia a la baja. Así, el barómetro del pasado diciembre de GAD 3 les ubicaba en los 74 escaños, pero el de enero se reducía en más de diez, hasta los 61.

Tras haber sumado sus votos en el Parlamento andaluz a los de PP y Vox para que Juanma Moreno sea presidente de la Junta, Rivera puso el broche a esta primera alianza el pasado domingo fotografiándose junto al dirigente de extrema derecha Santiago Abascal en el escenario de Colón. Una foto a la que rodeó mucha polémica porque desde PP y Vox aseguran que Rivera se saltó el guion previamente pactado para que el efecto de retratarse junto a Vox fuese amortiguado.

El principal problema de Ciudadanos a día de hoy es que es atacado por todos los flancos ideológicos. El PP le presiona para que se pronuncie sobre con quién pactará tanto en un escenario de municipales y autonómicas como en un escenario de generales. Y el PSOE no pierde la oportunidad de recordarle tanto la foto de Colón como el pacto en Andalucía.

Desde el partido naranja destacan que no todos los dirigentes socialistas son Pedro Sánchez y que pactarán siempre pensando en "el bien" de los ciudadanos y no haciendo ninguna cesión, algo que temen en el PP porque están convencidos de que Rivera se ha propuesto "deshacerse" de esa imagen de Andalucía pactando con la derecha.

En un ensayo de lo que puede ser la campaña, Rivera cargó en el debate de Presupuestos contra PP y PSOE. Les llamó "cansinos". A unos, por recurrir a Franco siempre que tiene problemas. A otros, por reabrir el debate sobre la ley del aborto.

  Vox

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Si Pedro Sánchez convoca elecciones de forma inmediata, al partido ultraderechista liderado por Santiago Abascal le pilla en racha. Tras haber sido claves a la hora de dar un giro a la política en Andalucía, siguen acaparando todos los focos. El domingo, sin tener representación parlamentaria, lograron hacerse la foto en Colón junto a Pablo Casado y Abert Rivera. Y el martes suplieron el no estar en el Congreso en el debate de Presupuestos con ser uno de los protagonistas del juicio por el 1-O, donde actúan como acusación popular.

Las encuestas son también otro reflejo de cómo el partido de extrema derecha está en un buen momento. Hasta el momento parece no haberles pasado factura el haber sido financiados por opositores iraníes ni su oposición a la ley de violencia de género y a la de memoria histórica. Tampoco que Abascal estuviera durante años cobrando de organismos públicos vinculados al PP de Esperanza Aguirre cuando ahora defienden acabar con este tipo de "chiringuitos".

Quizá por ese ambiente de precampaña electoral que ya se respira, desde Vox han intentado marcar distancias con el PP. Lo han hecho cargando contra la actuación de Mariano Rajoy a la hora de aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña. A ojos del partido ultraderechista nunca debería haberse levantado. Se trata de un dardo claro y directo contra Casado. Porque nunca ha ocultado que no le gustó cómo se actuó en este campo y porque va a hacer de la aplicación inmediata de la intervención de la autonomía catalana su principal bandera electoral.

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