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2D | Elecciones en Andalucía

Sánchez tranquiliza a su dirección con un informe que asegura que las tres derechas no sumarían en unas generales

Adriana Lastra, José Luis Ábalos y Pedro Sánchez, minutos antes del comienzo de la ejecutiva federal del PSOE que analizó los resultados electorales en Andalucía.

Fernando Varela

Tranquilidad. Este es el mensaje que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, transmitió este martes a los miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE después de analizar los resultados de las elecciones andaluzas, que con toda probabilidad desalojarán a los socialistas del gobierno de la comunidad por primera vez en 36 años después de perder 400.000 votos y 12 escaños.

El presidente, según fuentes consultadas por infoLibre, trasladó a los miembros de su dirección las conclusiones de un informe de extrapolación de voto que, en el peor de los casos, asegura que la suma de votos del PP, Ciudadanos y Vox a escala nacional se quedaría cinco escaños por debajo de la mayoría absoluta.

El análisis en poder de Sánchez sostiene que Vox ha entrado con tanta fuerza en el Parlamento andaluz impulsado por una combinación de factores: la presencia que consiguió tener en los medios, el perfil bajo de la campaña socialista y el protagonismo que, sin pretenderlo, les dio la presidenta Díaz en los últimos días de la campaña. La desmovilización del electorado socialista y el mal resultado de Adelante Andalucía hicieron el resto.

En cualquier caso, las conclusiones del estudio son que los votos y los escaños de Vox a escala nacional saldrían casi en su totalidad del PP y de Ciudadanos, y sólo de forma residual del PSOE y Podemos, lo que amortigua su efecto sobre el conjunto de la derecha. La información en poder del presidente es que el PP se sitúa, basándose en las tendencias de las elecciones andaluzas, por debajo de los 80 escaños, Ciudadanos en el entorno de los 60 y Vox tiene una expectativa de diputados ligeramente por encima de la treintena, lo que significa que el crecimiento de la ultraderecha y del partido de Rivera se está produciendo a costa del PP.

El reparto de los restos, que decide los últimos escaños en disputa en cada circunscripción y que tan beneficioso resultó este domingo a Vox a escala andaluza, no lo será tanto en unas generales. En otras palabras: según los datos que maneja Sánchez, la fragmentación del voto de derechas en tres listas sale rentable en unas elecciones como las andaluzas, pero no en una convocatoria al Congreso de los Diputados.

El secretario de Organización, José Luis Ábalos, se detuvo en rueda de prensa en explicar con algo de detalle cómo Vox, a su juicio, ha construido ssu mensajes no sobre Cataluña sino a partir de “una cuestión identitaria de nacionalismo español”. “Reivindica una identidad frente a otra; ni siquiera es un problema de ruptura territorial”. En muchas de las declaraciones de su dirigentes “lo que hay es una manifestación identitaria, de uso y apropiación de los signos de identidad españoles”. El tema “no es Cataluña, ¿o no oigo yo lo de filoetarra?”, preguntó, en referencia a los insultos que los ultras dirigen al Gobierno. “Todo esto forma parte del mismo guiso para alimentar el hecho identitario, por eso meten incluso hasta los toros por el medio”, remachó.

El análisis que Pedro Sánchez trasladó a la ejecutiva toma los datos de Andalucía pero parte de la base de que, como sugiere la serie histórica, la participación en unas elecciones generales sería sensiblemente superior. Y en el PSOE creen además que la irrupción de la ultraderecha va a tener un efecto movilizador entre el electorado de izquierdas que sólo puede jugar a su favor. Y como Vox llega a un electorado que se le escapa al PP y a Ciudadanos apoyándose en el nacionalismo español y la reacción al independentismo catalán, en el PSOE ya hay quien defiende la necesidad de explicar más y mejor la estrategia de diálogo con Cataluña combinando el binomio pluralismo y unidad.

Fuentes de la dirección socialista confirmaron que, durante su exposición ante la ejecutiva, Sánchez evitó “hacer sangre” con Susana Díaz. Más bien al contrario: subrayó que “no es momento de cambios” y conminó a todos lo socialistas a cerrar filas y apoyar la candidatura a la Presidencia de la todavía líder del PSOE andaluz, un papel que le corresponde como cabeza de la lista más votada.

Eso sí, Sánchez admitió que las posibilidades de conseguir que Díaz sea reelegida presidenta son más que remotas y que el escenario más probable es que PP y Ciudadanos acaben apoyándose en la ultraderecha de Vox para echar a los socialistas de la Junta. Y hacer presidente a Juan Moreno, el cabeza de cartel del PP, porque Sánchez no tiene mucha fe en la capacidad de Albert Rivera de mantener hasta el final su propuesta de que la Presidencia recaiga en su partido. El líder del PSOE también se refirió a la posibilidad de que, si no hay acuerdo entre las tres derechas, se repitan las elecciones, pero consideró también muy improbable este escenario.

Sánchez evitó las críticas a Díaz y al PSOE andaluz, pero eso no significa que no entrara a enumerar las causas que, desde su punto de vista, han provocado la catástrofe electoral. Empezando por los desaciertos de la campaña, especialmente no haber entendido que el debate político tenía escala nacional. Es verdad que hay un desgaste de la candidata y del propio PSOE después de 36 años de gobierno ininterrumpido, pero a juicio del presidente fue un error haberse apartado de la actualidad. Y dejó claro, por si había alguna duda, que tanto él como los miembros del Gobierno se adaptaron a la estrategia que les marcó el partido en Andalucía.

Sin cambios en el calendario electoral

Sobre elecciones, Sánchez no dio pistas, más allá de decir que “no toca”. La mayoría de los asistentes concluyeron que sigue en vigor el calendario que el presidente esbozó hace varias semanas: no habrá convocatoria hasta otoño.

En rueda de prensa, el secretario de Organización, José Luis Ábalos, abundó en el análisis que Sánchez trasladó a la ejecutiva. A los socialistas les preocupa, más allá de la irrupción de la extrema derecha, “la desmovilización que se ha producido en buena parte de votantes que podrían haber salido a defender el proyecto socialista y no lo han hecho. Eso es lo que más nos preocupa, porque es a ellos a quienes tenemos que dar respuesta”, indicó.

Ábalos se mostró comprensivo con los ciudadanos que han optado por Vox en la creencia de “que cada uno de ellos habrá encontrado razones” para hacerlo sin abrazar el ideario global de la ultraderecha. “Razones todas legítimas y respetables”, lo que no impide al PSOE estar preocupado por “determinadas políticas” de Vox que “contravienen claramente la convivencia, el respeto a la legalidad y a los valores constitucionales”.

El análisis de los socialistas admite que Cataluña ha tenido efecto en el resultado electoral —“todo influye, porque no estamos hablando de un país extranjero, ni de una isla”, ironizó Ábalos—, pero no de forma decisiva. “Hay elementos de Andalucía y otros nacionales. ¿Cuáles han pesado más? Eso es relativo”, señaló el numero tres del PSOE.

No obstante, aunque la influencia en el resultado de la política del Gobierno sobre Cataluña no haya sido importante, la dirección socialista sí cree que ha pesado “la propaganda” difundida sobre esa política. “¿Quién puede realmente decir que no hay que dialogar, que no hay que buscar un encuentro, que no hay que ajustarse a la ley?”, como sostiene el Gobierno, se preguntó Ábalos. “No creo que sea un inconveniente tratar de que sigamos todos los españoles respetándonos en un mismo proyecto y aceptando la Constitución”.

La propaganda, en cambio, “sí que influye”, aunque no sea de forma decisiva. Sin contar además otros elementos “que se pueden verificar claramente en municipios donde la presencia de la inmigración tiene consecuencias” y que explican los resultados en lugares como Algeciras y El Ejido. ¥ “hay otras muchas cuestiones que han afectado y tiene que ver la inquietud de sectores vulnerables” que por culpa también de “la propaganda”, argumentó, vieron amenazadas las ayudas sociales que reciben.

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El secretario de Organización, repitió en rueda de prensa lo que Sánchez les trasladó en la reunión de la Ejecutiva. “La campaña se hizo en clave andaluza” y “es evidente que otros la hicieron en otra clave”. Él mismo , recordó, las veces que acudió a actos electorales lo hizo sin hablar de lo que estaba haciendo el Gobierno, “porque no era esa la idea”. Y especuló con la idea de qué hubiera pasado si el PSOE hubiese hecho la campaña “en clave de Gobierno, para defender o explicar las políticas del Gobierno”, si se hubieran implicado a fondo “más ministros”.

Más allá de Cataluña, de la inmigración, de la propaganda o del desgaste de 36 años de gobierno, tanto en opinión de Ábalos como en la de Sánchez “lo importante, donde se sitúa el mayor problema, es en la participación”. “Todo proceso electoral tiene que suscitar interés. Tiene que haber motivación de la sociedad y por lo tanto hay que estimular la participación”, lo que no no ha ocurrido durante la campaña andaluza.

“Los resultados son siempre más democráticos en la medida en que se implican más personas y lo que hay que preguntarse es por qué no llegamos al 60% de participación y por qué quizá no hemos conseguido movilizar a un electorado de izquierdas para hacer frente a la ofensiva de la derecha.”, concluyó el secretario de Organización del PSOE.

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