La maldición de Elon Musk

Elon Musk coronado como un simulacro de portada de la revista Time, el pasado 20 de marzo en una pantalla de Times Square, Nueva York.

Genís Roca

Maye Haldeman nació en Canadá en 1948, el mismo año en que los afrikáners llegaron al poder en Sudáfrica e iniciaron las políticas de segregación racial del apartheid. Sus padres, Joshua y Winnifred, simpatizaban con el Partido de la Unidad Nacional Socialista que tras la derrota de Hitler acababa de ser prohibido en Canadá, así que en 1950 decidieron trasladar la familia al país africano, un lugar más acorde con su ideología. 

En Sudáfrica, Maye fue a una escuela de modelos y tuvo algunos trabajos de pasarela, llegando incluso a finalista del concurso Miss Sudáfrica de 1969. En 1970, a los 21 años, se casó con Errol Musk, a quien conoció en la escuela secundaria, y en tres años tuvieron tres hijos: Elon, Kimbal y Tosca. Errol era un buen ingeniero y tuvo éxito con los negocios en Pretoria, pero Maye se hartó de los maltratos, solicitó el divorcio y se trasladó a Durban con sus hijos aunque Elon, con sólo 10 años de edad, decidió volver enseguida a Pretoria para vivir con su padre. A saber qué aprendió allí, porque ha llegado a decir de su padre que “es una persona que ha hecho casi todas las cosas horribles que puedas imaginar”. Entre otras lindezas, Errol ha reconocido haber disparado y matado hasta tres personas por intentar entrar en su casa. Ha tenido cuatro matrimonios y siete hijos, el más reciente en 2022 con su hijastra, 42 años menor que él. Un ejemplo de padre. 

Elon Musk quería estudiar en Estados Unidos y usó Canadá como vía de acceso aprovechando que su familia materna era de allí. En 1988, a los 17 años, ingresó en la Universidad de Queen’s, en Ontario, y a los pocos meses trasladó el expediente y se fue a la Universidad de Pensilvania, ya en Estados Unidos, donde estudió Física y Economía. En 1995 se mudó a Silicon Valley con la idea de estudiar el doctorado en Stanford, pero cambió de planes para incorporarse a la burbuja puntocom fundando una empresa con varios socios, uno de ellos su hermano Kimbal. Se llamaba Zip2 y era algo así como unas páginas amarillas con mapas de la ciudad y en edición digital. Estos inicios fueron difíciles, con pocos recursos y bastantes peleas entre socios en las que se acabó decidiendo que Elon no tenía la suficiente experiencia para liderar la compañía y lo relegaron al área de tecnología. Sea como fuera, la cosa acabó bien y en 1999 Compaq compró la empresa por 307 millones de dólares, de los cuales 22 fueron para Elon. 28 años y ya era millonario.

El mismo 1999, con el dinero de la venta de Zip2, Musk cofundó una plataforma de banca en línea a la que llamó X.com. Su principal rival era otra solución llamada Confinity, impulsada por varios socios, uno de ellos llamado Peter Thiel, y en 2000 decidieron fusionarse para crecer. Musk ya tenía la obsesión de llamar X a sus empresas pero en esta ocasión sus socios no aceptaron que el resultado de la fusión se llamara así por ser un término demasiado vago y encima asociado al porno, así que pese a la insistencia de Musk la nueva empresa se llamó PayPal. Musk empezó siendo el CEO pero de nuevo se entró en una dinámica de peleas y enfrentamientos entre socios, por lo que al cabo de sólo seis meses lo relegaron del cargo, aprovechando su ausencia por un viaje a Australia, y Peter Thiel tomó las riendas de la compañía. Pese a las dificultades, la cosa volvió a salir bien y en 2002 eBay compró PayPal por 1.500 millones de dólares, 180 para Elon Musk. 31 años y ya era muy millonario.

El desarrollo de PayPal hizo necesaria la incorporación de muy buenos ingenieros, y todos ellos se hicieron ricos con la venta de la compañía. Algo más de una docena de personas a las que todavía hoy se les conoce como la mafia de PayPal. Además de Elon Musk, uno de los más destacados es Peter Thiel [véase perfil en este número], que más tarde fue el primer inversor privado que apostó por Facebook y en la actualidad sigue teniendo una silla en ese consejo de administración, y que en 2004 fundó la temible y discreta Palantir, muy utilizada por los servicios de espionaje de varios países por su capacidad para procesar y analizar grandes volúmenes de datos de la población, por ejemplo provenientes de redes sociales. Es una empresa cotizada en bolsa, valorada en algo más de 220.000 millones de dólares, y que cuenta con la CIA entre sus principales accionistas. Famoso por su ideología liberal extrema, Thiel está convencido de que “democracia y libertad se han convertido en incompatibles”. Otros tres ingenieros de PayPal, Steve Chen, Chad Hurley y Jawed Karim, fundaron YouTube en 2005 y en apenas un año la vendieron a Google por 1.650 millones de dólares. Otro de ellos, Reid Hoffman, fundó Linkedin en 2002 y la vendió a Microsoft en 2016 por 26.200 millones de dólares. Actualmente los miembros de la mafia de PayPal son inversores o están presentes en los consejos de administración de empresas como Facebook, AirBnB, Change.org, Microsoft, Evernote, Yahoo! o Yelp. Están por todas partes. 

Elon Musk hizo lo mismo que sus compañeros y con el dinero se lanzó a invertir en nuevos negocios. En 2001 empezó a trabajar en el proyecto Mars Oasis, que consistía ni más ni menos que en construir pequeños invernáculos para poder cosechar en Marte. Hoy día sería una idea rara, y en 2001 lo era aún más. Llegó a ir a Moscú para comprar misiles balísticos intercontinentales que pensaba usar como lanzaderas para transportar sus invernáculos a Marte, que también suena raro, y ante la dificultad de hacerse con ellos decidió crear su propia empresa de cohetes que, llegados a este punto, ya parece lógico. Este es el origen de SpaceX, cuyo desarrollo fue vertiginoso y en 2006 ya fue elegida por la NASA como una de las dos únicas empresas homologadas para transportar carga y tripulantes a la Estación Espacial Internacional. Ambas cosas se han cumplido: en 2012 Dragon de SpaceX fue la primera nave de una empresa no estatal en engancharse a la ISS, y en 2020 Demo-2 fue la primera misión privada en trasladar personas a la ISS. Los contratos gubernamentales firmados hasta la fecha suponen casi 20.700 millones de dólares para SpaceX, de los cuales ya ha cobrado unos 8.700. En 2015 la misma empresa empezó a desarrollar Starlink, la constelación de satélites en órbita baja que hoy está ofreciendo acceso a Internet a cualquier punto del planeta y se ha vuelto crítica en asuntos importantes, como la guerra de Ucrania. El primero de estos satélites se puso en órbita en 2018 y hasta la fecha se han lanzado más de 8.000. Starlink tiene más de 5 millones de usuarios en 114 países, factura unos 6.600 millones de dólares y obtiene unos 3.800 en beneficios. Se calcula que el conjunto de SpaceX vale unos 350.000 millones de dólares, lo que la convierte en la startup más valiosa del mundo. Elon Musk tiene 54 años y es el hombre más rico del mundo.

Elon Musk llegó a ir a Moscú para comprar misiles balísticos intercontinentales que pensaba usar como lanzaderas para transportar sus invernáculos a Marte, que también suena raro, y ante la dificultad de hacerse con ellos decidió crear su propia empresa de cohetes, SpaceX

Llámalo X

Tesla Motors fue fundada en 2003 por dos ingenieros, Martin Eberhard y Marc Tarpennig. En paralelo al desarrollo de SpaceX, Musk se unió a ellos en 2004 aportando dinero y convirtiéndose en el principal inversor y nombrándose a sí mismo presidente del Consejo de Administración. Progresivamente fue tomando el control de la empresa hasta que en 2007 despidió a Eberhard y se autoproclamó CEO. Una vez más, Elon Musk se peleaba con sus socios, pero esta vez era él quien echaba a los otros. Eberhard acudió a los tribunales y una de las cosas que reclamó es que Musk dejara de presentarse como fundador de la compañía porque la empresa ya estaba en funcionamiento cuando él se incorporó, pero perdió y ahora Musk siempre explica que él fundó Tesla. Claramente es una fake news, porque resulta evidente que si él la hubiera fundado se llamaría X.

La actividad de SpaceX, Starlink y Tesla no era suficiente para Elon Musk, y hay que reconocer su capacidad para detectar proyectos de investigación en la vanguardia de la ingeniería y acelerar su acceso al mercado. Peter Thiel, el miembro más inquietante de la mafia de PayPal, volvió a reunirse con Elon Musk para explorar las oportunidades de la inteligencia artificial y en diciembre de 2015 fundaron la hoy todopoderosa OpenAI junto a Sam Altman. Pero una vez más surgieron conflictos entre Musk y sus socios, y éste decidió abandonar el proyecto en 2018, apenas tres años después. Una decisión que habrá lamentado en más de una ocasión ya que en noviembre de 2022 OpenAI sorprendió al mundo presentando ChatGPT y abriendo una nueva época en la historia del software y quizás del mundo. En apenas dos meses, más de cien millones de personas se instalaron la aplicación, y han sido varios los intentos de Elon Musk por recuperar el control de la compañía. Pese a dejar de ser socios, los enfrentamientos entre Sam Altman y Elon Musk siguen siendo constantes, y es habitual el cruce de insultos y despropósitos entre ellos en sus redes sociales.

Casi en paralelo a la fundación de OpenAI, en 2016 Musk y un grupo de ingenieros y científicos especializados en neurología y biomedicina fundaron Neuralink, una de las empresas más discretas del universo Musk, para desarrollar un dispositivo que permita tratar a pacientes con discapacidades provocadas por desórdenes neurológicos. La idea es implantar directamente en el cerebro del paciente un dispositivo conectado a un ordenador, lo que ha de permitir que ambos se comuniquen enviando o recibiendo estímulos entre ellos. Tras varias pruebas con primates, en 2023 hicieron el primer implante a un humano, Noland Arbaugh, un paciente que sufrió un accidente de buceo que lo dejó paralizado del cuello hacia abajo. Aseguran que en la actualidad Noland puede mover un cursor en la pantalla y que esto le ha permitido volver a jugar al ajedrez. La empresa reconoce que en 2025 hay “tres humanos con Neuralink y todos están funcionando bien”, y que su intención es realizar este mismo año entre 20 y 30 nuevos implantes a humanos. Musk siempre ha dicho que el objetivo final es conseguir “la simbiosis de humanos con la inteligencia artificial”. En esta ocasión Musk no ha ocupado ninguna posición directiva en la compañía pese a ser su máximo accionista, pero sí que ha protagonizado diferentes enfrentamientos y, en apenas dos años, seis de los ocho científicos fundadores abandonaron la compañía. La dirección ejecutiva, la dirección financiera y la presidencia están ocupadas por la misma persona, Jared Birchall, alguien de la confianza de Musk que también ocupa cargos ejecutivos en otras de sus compañías. En cualquier caso, visto lo sucedido en Zip2, PayPal, Tesla y también en Neuralink, todo parece indicar que es bastante complicado ser socio de Musk.

El mismo 2016 Musk fundó otra empresa, The Boring Company, con fuertes vínculos con SpaceX y orientada al transporte terrestre. Su foco era mejorar las técnicas de excavación para construir túneles por los que circularían trenes de alta velocidad que permitieran descongestionar los accesos a ciudades como Chicago, Los Ángeles o Baltimore. La expectativa era conseguir máquinas de perforación hasta 10 veces más rápidas que las convencionales y diseñar una nueva generación de trenes de alta velocidad, llamados Hyperloop, que circularían por esos túneles. La realidad es que las mejoras en las técnicas de perforación no han llegado a ser las esperadas y el proyecto Hyperloop no ha llegado a arrancar. En contra de lo que pudiera parecer, a Elon Musk no siempre todo le sale bien.

En octubre de 2022 Elon Musk compró Twitter por 44.000 millones de dólares y despidió a los principales directivos, y todo parece indicar que en este caso la razón principal no era hacer negocios o explorar los usos de una ingeniería de vanguardia, sino algo más terrenal: intervenir en la política del país. A finales de 2020 Donald Trump había perdido las elecciones ante Joe Biden y en ese momento Twitter, pero también Instagram y Facebook, cancelaron las cuentas personales de Trump, y hoy día es muy difícil hacer política y campañas sin redes sociales. Así que cuando sólo faltaban dos años para unas nuevas elecciones, Musk compró Twitter, restituyó el acceso de Donald Trump a la red y empezó a virar las líneas editoriales que hasta ese momento evaluaban si los contenidos eran más o menos ciertos y más o menos ajustados a la ley. El plan, al que hay que añadir ingentes cantidades de dinero y una eficiente, y seguramente inteligente, gestión del relato y de la comunicación, salió bien. Trump ganó la presidencia y en su acceso al poder se ha rodeado de los magnates digitales que le dejaron usar sus canales y ha agradecido de manera especial el apoyo de Elon Musk dándole poderes y peso en su nuevo gobierno. A ver cuánto dura, porque los antecedentes parecen demostrar que Musk tiene por costumbre pelearse con sus socios.

Además de empresario, Elon Musk también es una persona juguetona e interesada, como se puede observar en su relación con la criptomoneda Doge. Dogecoin fue creada en 2013 por los ingenieros Billy Markus y Jackson Palmer como una sátira de Bitcoin, casi una broma, hasta que Musk se fijó en ella. En diciembre de 2020 tuiteó “One word: Doge” y el valor de esta criptomoneda creció un 20%. En febrero de 2021 la describió como “la criptomoneda del pueblo”, y creció otro 40%. En diciembre de 2021 anunció que Tesla aceptaría Doge como método de pago, y el valor de la moneda creció otro 20%. Parece tan claro que hacía un uso interesado que, en junio de 2022, se presentó una demanda por 258.000 millones de dólares contra Musk acusándole de influir en el mercado de Dogecoin en beneficio propio.

Ser socio de Musk no parece sencillo y tampoco debe serlo vivir con él. Un hombre criado en la cultura sudafricana, dominada por hombres con el afán de competir y dominar, algo que parece haber trasladado a sus relaciones familiares. En enero de 2000, cuando estaba fundando PayPal, se casó con Justine Wilson, a quien había conocido en la universidad. En mayo de 2002 tuvieron su primer hijo, Nevada Alexander, que falleció por muerte súbita a las 10 semanas, coincidiendo con la venta de PayPal a eBay. Musk se hizo millonario justo cuando perdía a su hijo. A los dos meses Justine inició un tratamiento de fecundación in vitro y en abril de 2004 nacieron gemelos, Vivian Jenna y Griffin. Dos años después, en 2006, Justine y Elon volvieron a ser padres, esta vez trillizos y también mediante in vitro: Kai, Saxon y Damian. En septiembre de 2008, cuando Elon ya estaba embarcado en SpaceX y Tesla, y sus cinco hijos tenían seis, cuatro y dos años, le comunicó a su esposa que quería el divorcio. Justine ha explicado que Elon es “un hombre-niño patético” y que en general todo ese entorno de multimillonarios “no son demasiado buena gente. No creo que ninguno de ellos lo sea”. En más de una ocasión se quejó a su marido de que se sentía tratada como una empleada, y él le había respondido “si fueras mi empleada, te despediría”. Finalmente lo hizo.

Fecundación in vitro

A las seis semanas del divorcio Elon comunicó por whatsapp a su exesposa que una actriz británica de apenas 20 años, Talulah Riley, se trasladaba a Los Ángeles para vivir con él. Se casaron en 2010, se divorciaron al poco tiempo y se volvieron a casar en 2013, para volver a divorciarse en 2016. Realmente intenso. Después tuvo una relación con la también actriz Amber Heard, que salía de su ruidoso divorcio con Johnny Depp, y estuvieron juntos apenas un año. Según Musk fue una época “emocionalmente difícil”. En 2018 empezó a salir con la cantante canadiense Claire Boucher, de nombre artístico Grimes, con quien de nuevo gracias a un tratamiento de fecundación in vitro tuvieron un hijo en mayo de 2020. Le llamaron X Æ A-12, aunque más adelante le cambiaron el nombre a X Æ A-Xii. Por si acaso, los padres aclaran que debe pronunciarse sencillamente X. La segunda parte del nombre es un homenaje al avión espía Lockheed A-12, según Musk el mejor avión de la historia. Es el niño que recientemente se ha hecho famoso por aparecer en las fotos junto a su padre en el despacho oval de la Casa Blanca. 

Una vez más, Elon Musk se peleaba con sus socios, pero esta vez era él quien echaba a los otros. Eberhard acudió a los tribunales y una de las cosas que reclamó es que Musk dejara de presentarse como fundador de Tesla porque la empresa ya estaba en funcionamiento cuando él se incorporó

Un año después, en noviembre de 2021, Musk tuvo dos hijos más, de nuevo gemelos y pese a no estar confirmado no se descarta que fuera de nuevo mediante fecundación in vitro. Pero no los tuvo con Grimes, sino con Shivon Zilis, una alta ejecutiva de Neuralink. Se llaman Stride y Azure. Y un mes después, en diciembre de 2021, otro hijo, esta vez sí con Grimes, que se llama Exa Dark Sideræl, aunque en casa unas veces le llaman Y y otras Sailor Mars. Han explicado que se llama Exa por el término de supercomputación exaflop, y que Dark no es por oscuro sino por el que consideran el misterio más bello del universo: la ausencia de fotones en la materia oscura. Lo de Siderael es un guiño al elfo Galadriel de El Señor de los Anillos. Todo bien. En junio de 2022 otro hijo con Grimes, al que llaman Techno Mechanicus, Tau para la famiia. Y en marzo de 2024 nace Arcadia, de nuevo con Shivon Zilis. En septiembre del mismo año el hijo número trece, con la influencer conservadora Ashley St. Clair. Ella lo ha explicado y Musk ni lo ha confirmado ni lo ha desmentido. El último de la saga, de momento, ha sido anunciado este febrero de 2025, de nuevo con Shivon Zilis, y se llama Seldon Lycurgus en honor de Licurgo, un legislador de la antigua Esparta. Quizás en la elección del nombre ha influido que ahora Musk está ayudando a gobernar el país. En total 14 hijos con 4 madres en 20 años. Todo normal. La mayor, que ahora tiene 20 años, ha renegado de su padre y se ha cambiado a la vez el sexo y el apellido. Ahora se llama Vivian Jenna Wilson y últimamente da entrevistas donde explica que “Tesla no es una compañía de coches, sino una estafa piramidal”. Afirma que hace años que no habla con su padre, al que considera “un patético hombre inmaduro”.

Este hombre patético e inmaduro ya no es sólo la persona más rica del mundo, también ha sido en los últimos meses el apoyo del presidente de la primera potencia mundial. Donald Trump le ha confiado la reforma de la administración para hacerla más eficiente y eliminar todos los gastos superfluos, y para ello le ha puesto al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, DOGE por sus siglas en inglés. DOGE, igual que la criptomoneda que Elon Musk ha promocionado a lo largo de los años. Parecería una broma si no fuera porque las decisiones de Musk en este Departamento han supuesto que entre 50.000 y 60.000 personas pierdan el empleo. En opinión de Musk, en la administración no se trabaja como se debería. Según él “nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas a la semana” y “el número correcto de horas es una media de 80 a la semana, con algunos picos de 100 horas semanales”. Trabajar 100 horas “es fácil si realmente amas lo que haces, porque no lo consideras trabajo”. Cuando Musk compró Twitter ya estaba al frente de Tesla, SpaceX, The Boring Company y Neuralink, y ha explicado que en ese momento su horario de trabajo llegó a las 120 horas a la semana. Algo más de 17 horas al día, los siete días de la semana. Casi nadie que trabaje en la administración está a la altura de sus expectativas. 

Esta oleada de despidos se ha realizado sin piedad. Uno de los departamentos fulminados ha sido USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, con actividad en 160 países abarcando áreas como salud, educación, protección de la infancia o seguridad alimentaria. Su programa de Alimentos para la Paz (Food for Pace) proporcionaba ayuda a más de 41 millones de personas en 36 países, el Plan para el Alivio del SIDA (PEPFAR) ha salvado más de 26 millones de vidas y apoyado el tratamiento antiviral de más de 20 millones de personas, el Plan contra la Malaria (PMI) brinda apoyo y prevención a más de 500 millones de personas en África. Por no hablar de los programas de apoyo a la infancia o a la pobreza. Todo cerrado y cancelado de manera súbita. La persona más rica del mundo ha decidido que se puede abandonar a las personas más pobres del mundo.

Parece un juego y no lo es, pero aunque lo fuera Musk también jugaría sucio. Es conocida su afición a los videojuegos y en reiteradas ocasiones se ha esforzado en demostrar que cuando se lo propone puede llegar a ser uno de los mejores del mundo. Este posicionamiento le había ayudado a conectar con el público más joven, pero ha quedado en evidencia cuando al analizar su historial en línea se ha descubierto que su cuenta de juegos estaba activa y logrando puntuaciones récord a la vez que estaba asistiendo a la toma de posesión de Trump, este enero de 2025. No le ha quedado más remedio que admitir que hace trampas usando a terceras personas para que jueguen en su nombre, pero se ha negado a disculparse. Todo lo contrario, se ha dedicado a acosar en su red X al usuario que había descubierto su engaño.

Steve Bannon es el ideólogo ultraconservador que diseñó y lideró la estrategia que llevó a Donald Trump a su primer mandato en la Casa Blanca. Tras acceder al poder tuvo graves problemas relacionados con un enorme e injustificado desvío de fondos públicos, lo que le llevó a salir de la escena pública. Tras este embrollo dedicó su energía, y mucho dinero, a crear “una infraestructura global para un movimiento populista global” que le ha llevado a apoyar desde hace unos diez años el desarrollo de movimientos políticos conservadores y populistas en distintos países. El Frente Nacional en Francia, Vox en España, Fidesz en Hungría, la Liga Norte en Italia, Alternativa por Alemania, los Demócratas de Suecia, el Partido por la Libertad de Países Bajos, el Partido Liberal de Austria, el Partido Popular de Suiza, el Partido de la Independencia en Reino Unido, el Vlaams Belang flamenco, el Partido Popular Belga, el Partido de los Finlandeses, la Alianza de los Socialdemócratas Independientes de Serbia, el Likud israelí o la campaña presidencial de Jair Bolsonaro en Brasil. En un mundo global susceptible de ser operado con plataformas digitales supranacionales, cuando tienes mucho dinero y mucha ambición, te puedes plantear una estrategia para llevar más allá tu ideología y tus intereses. Ahora los socios de Elon Musk ya no sólo quieren hacer negocios, también quieren dominar el mundo. Pero ya se ha visto que Elon Musk tiene una facilidad innata para pelearse con sus socios. Algo pasó porque Bannon dice que Musk “tiene la madurez de un niño”, “debería volver a Sudáfrica” y que “detenerlo es para mí una cuestión personal”. A los tres meses de la toma de posesión, Trump ya ha anunciado que Musk abandonará en breve sus tareas en el Gobierno de los Estados Unidos.

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La persona más rica del mundo jugando a cambiar el mundo y enfrentándose a amigos y enemigos. Algo racista, homófobo y caprichoso. Mal socio, interesado, tramposo y puede que mala pareja. Según Bannon, que no es un santo, “una persona malvada”. ¿Qué puede salir mal?

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Genís Roca es profesor, empresario y presidente de Fundació.cat

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