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Detrás de la historia

Las otras diputadas de la Segunda República

Lejárraga, Álvarez y Bohigas, en tres fotos de archivo.

José Carlos Huerta

Cuando se habla de las mujeres en la política de la Segunda República, rápidamente acuden a la memoria Margarita Nelken, Victoria Kent, Clara Campoamor o Dolores Ibárruri. Pero en las elecciones de 1933 y 1936 no fueron las únicas diputadas electas, sino que hubo otras: Matilde de la Torre,  Julia Álvarez Resano, Veneranda García-Blanco Manzano, Francisca Bohigas o María Lejárraga. infoLibre recupera la memoria de estas otras pioneras de la política española.

María Lejárraga (1874-1974) nació en La Rioja y murió en el exilio argentino. También es conocida como María Martínez Sierra, seudónimo que utilizó en su obra literaria. Integró la corriente feminista antes y durante la República, y de hecho escribió La mujer ante la República. Uno de los aspectos más controvertidos de la vida de la riojana es su matrimonio con Gregorio Martínez Sierra y las obras que, según ha explicado la biógrafa Antonina Rodrigo, ella escribió para que firmara él, que después la abandonaría por una actriz que interpretaba sus obras.

 

María Lejárraga a finales del XIX.

En 1933, fue elegida diputada por Granada con más de 90.000 votos, perteneciendo al PSOE, y ejerció hasta enero de 1936. Con el estallido de la Guerra Civil, Lejárraga se marchó a la costa azul francesa, y después viajaría a México, donde continuaría su labor literaria firmando con su seudónimo, tratando quizá de recuperar el reconocimiento que años atrás había recibido su marido por lo que ella había escrito. Entre su obra destaca la célebre Canción de cuna (1911), que ha sido llevada al cine en varias ocasiones, y los libretos para El amor brujo, de Manuel de Falla, y Margot, de Joaquín Turina.

Veneranda García-Blanco Manzano (1893-1992) nació en el seno de una familia asturiana de maestros, profesión que ella también ejerció. Entre 1918 y 1927 estuvo viviendo en Cuba y, a su regreso a España, se afilia a FETE, el sindicato de maestros de UGT, en 1930 participa en la creación del Círculo Republicano de Llanes (Asturias), y ya en 1931 se afilia al PSOE. Será dos años más tarde cuando es elegida para el Congreso por Oviedo con más de 80.000 votos. De sus inicios en la política, según recoge Benjamín Rivaya, Manzano comentaba que las mujeres que se cruzaban con ella en la calle "se santiguaban porque pensaban que, siendo socialista, llevaba el demonio dentro".

No ha quedado registrada ninguna intervención de Manzano en el pleno ni en comisión, cosa habitual en muchos diputados, aunque hay constancia de que el Tribunal Supremo solicitó al Congreso juzgarla por un artículo periodístico que escribió, cosa que rechazó el Congreso. La diputada no sería reelegida en el 36. Tras la revolución de octubre del 34 en Asturias, Manzano fue detenida, aunque nunca estuvo claro si participó en los hechos, ya que después fue liberada, e intercedió ante el Gobierno para que no se ejecutara a Ramón González Peña, diputado asturiano que lideró la revolución.

Durante la Guerra Civil, los sublevados intentaron depurarla, y ejecutaron a su hermano. Tras el conflicto, la exdiputada tuvo que exiliarse en México, donde perdió la vista, aunque continuó con su actividad política en el exilio, afiliándose al Partido Comunista en 1947 (la habían expulsado del PSOE un año antes por no simpatizar con Indalecio Prieto), y regresó a España en 1977.

Julia Álvarez Resano (1903-1948), fue también maestra, nacida en Villafranca (Navarra). Ejerció en Navarra y Vizcaya, y desde 1934 como directora de colegio en Madrid. Además, tras concluir la carrera de Derecho, actuó como asesora legal de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra. En 1933 fue candidata del PSOE en la provincia de Navarra y Guipúzcoa, sin resultar elegida, y ya en las elecciones de 1936 fue elegida por la provincia de Madrid con casi 100.000 votos. Álvarez formó parte de varias comisiones, y fue miembro suplente de la Diputación Permanente de las Cortes en 1938. 

La navarra fue la primera mujer en España en ocupar el cargo de gobernadora civil de Ciudad Real, entre el 13 de julio de 1937 y el 28 de marzo de 1938. Tras la Guerra Civil, Álvarez tuvo que exiliarse en Francia y en 1947 marchó a México, donde abrió un despacho de abogados y dirigió una revista. Murió en México al año siguiente, y la prensa ciudadrealeña de la época recogía el hecho así: "Nuestra provincia aparte de tener la desdicha de haber estado sometida al yugo rojo, tuvo la desgracia de tener una gobernadora marxista. Pues bien, Julia Álvarez Resano ha fallecido en México".

Matilde de la Torre Gutiérrez (1884-1946) fue escritora, pedagoga y periodista además de diputada y política socialista. Nacida en Cabezón de la Sal (Cantabria), fundó en los años veinte una escuela en la localidad. Ingresó en el PSOE en 1931, y fue elegida diputada por Oviedo en las elecciones de 1933 con casi 85.000 votos. De la Torre repetiría en 1936 con más de 170.000 votos. Durante su período en el Congreso participó en varias comisiones: la de Marina, Hacienda y Economía, siendo suplente en otras tres. 

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Tras la revolución de 1934, la cántabra tomó parte en defensa de los detenidos, y tras la Guerra Civil marchó al exilio en México. En 1946 fue expulsada del PSOE junto a los socialistas aliados de Negrín, y moriría ese mismo año, en el exilio. Además de su actividad política, De la Torre escribió varios ensayos, el primero de ellos Jardín de damas curiosas: epistolario sobre el feminismo, y ya en el exilio escribió Mares en la sombra, su visión personal sobre el conflicto español. La socialista también colaboró en varios periódicos, como El Socialista y La Región.

Francisca Bohigas Gavilanes (1893-1973) fue la primera mujer de un partido de derechas, la CEDA, elegida para el Congreso. Nació en Barcelona, pero tras estudiar magisterio y leyes y estudiar una temporada en el extranjero, regresó y se trasladó a León como inspectora de Educación en 1928. En 1933, Bohigas es elegida por la provincia de León con casi 72.000 votos. 

Los primeros pasos de Bohigas en la política los dio en Acción Femenina Leonesa, del que se hizo presidenta en 1931. De marcada ideología católica, criticó duramente las escuelas laicas, y de hecho llegó a presentar una proposición de ley para suprimirlas en 1936, aunque fracasó. Cuando estalla la Guerra Civil, la barcelonesa ya no es diputada, y se enfrenta a la Guardia Civil por la ocupación de una escuela femenina en León. Tras esto, sería trasladada a Sevilla, donde viviría hasta su muerte en 1973. Bohigas se integró en la Sección Femenina y también escribió para esta organización, publicando artículos como Hogar y Qué profesión elegir: Guía de profesiones femeninas. Recibió la Y de plata de la Sección Femenina y la Cruz de Alfonso X el Sabio.

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