Felipe Sahagún: "Rusia se va a acabar convirtiendo en un vasallo de lo que ordene China"

El periodista Felipe Sahagún (La Bañeza, 1953) ha sido uno de los referentes más destacados del ámbito de la información sobre política internacional en las últimas décadas. Ha desarrollado una larga trayectoria profesional vinculado principalmente a RTVE. Es, además, profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Respecto al conflicto que se vive tras la invasión rusa de Ucrania, entiende que debe analizarlo en clave global y apartarse de las polémicas partidistas que parece que empiezan a abrirse en España y que, en algunos casos, admite no compartir y ni siquiera entender: “Me cuesta mucho, cuando no estoy en la cocina de una casa, opinar cómo se cocina dentro si no conozco los ingredientes”.

Los planes de Putin

“¿Quién sabe lo que tiene en su mente Putin? Sabemos lo que dijo que buscaba cuando anunció al mundo entero, por televisión, lo que él describió no como una invasión, sino como una operación militar especial. Dijo que, básicamente, quería acabar con un genocidio, quería desnazificar y desmilitarizar Ucrania. Advertía que se había convertido en una colonia y en una amenaza para Rusia y que no estaba dispuesto a que la OTAN instalase allí armas. Para él, no es regresar al futuro, sino que es hacer justicia a lo que ya en los años de Yeltsin dijeron claramente a los representantes occidentales, que ellos exigían que se tuviera en cuenta la historia, la sensibilidad, el miedo a invasiones desde el exterior. La cuestión es si esa es la verdadera razón por la que Putin lo ha hecho. La inmensa mayoría de los dirigentes, en este momento, de occidente consideran que no y que eso es una simple excusa y que la razón tiene más que ver con el miedo a que se consolide una democracia en una de estas ex repúblicas y prenda la mecha dentro de la propia Rusia y se encuentre con una revolución en la calle que no pueda parar”.

Las posibilidades de Ucrania

“Hace dos semanas, antes de que empezaran a entrar los tanques rusos, la respuesta era mantener la situación en que se encontraba con apoyo de la OTAN y esperando que un día la OTAN y la Unión Europea le abrieran sus puertas. A partir del 24 de febrero, con miles de muertos y tres frentes con miles de tanques avanzando y toda clase de vehículos de apoyo logístico, la aspiración de Ucrania en este momento es resistir. La mayor parte de los militares que hablan de los principales estados mayores de occidente consideran que Rusia tiene una superioridad tan absoluta —sobre todo, el control de prácticamente todo el espacio aéreo—, que puede seguir perdiendo aviones o drones o helicópteros por el uso de los misiles antiaéreos, pero si Putin ve en peligro su supervivencia recurrirá a lo que ha ocurrido en el pasado: a la destrucción completa de las ciudades o al cerco de esas ciudades para obligarlas a rendirse por hambre o por sed”.

El valor de la negociación

“Hasta esta semana, se han celebrado varias rondas de negociaciones bilaterales. El resultado iba a decir que ha sido cero y no sería justo. Ha habido un acuerdo de abrir corredores humanitarios por parte de Rusia. Sin embargo, no se han respetado y se ha bombardeado a grupos de civiles cuando intentaban utilizar esos corredores humanitarios para salir de algunas ciudades. Lo que dicen después de cada una de las reuniones las dos partes, o lo que yo trato de traducir de sus palabras, es que cada uno repite sus exigencias maximalistas. La pregunta es: y, entonces, ¿por qué siguen hablando? Creo que, fundamentalmente, porque a ninguno le interesa que el mundo entero le señale con el dedo de que no se negocia por culpa suya, porque eso, para la imagen de las dos partes, sería muy negativo”.

La fuerza de las sanciones

“Yo nací el año que murió Stalin, en 1953, y pasé, en los setenta, mi primera estancia en Estados Unidos de un año entero en plena guerra de Vietnam. Empecé a darme cuenta de hasta qué punto las sanciones se habían convertido en la Guerra Fría, pero, a medida que nos alejamos ya de la Guerra Fría, se multiplicó quizás como el arma de presión más importante que utilizan la mayor parte de los Estados en todos los conflictos. El problema es que la mayor parte de las sanciones no son eficaces. Para que un sistema de sanciones sea eficaz, se tienen que dar unas condiciones muy extraordinarias, muy especiales, como que tiene que ser un país muy aislado, tiene que ser un país que dependa de monocultivos de los que no tenga otra alternativa y tiene que ser un país que no tenga fronteras o posibilidad de burlar esas sanciones con otro tipo de aliados. ¿Cuánto tiempo necesitan los rusos y cómo tienen que sufrir en su vida diaria y cuánto para que su mayoría se vuelva contra Putin? Evidentemente, no lo sabemos y depende de cuánto dure la invasión y cuándo se logre un alto el fuego de verdad y en qué condiciones”.

El papel de China

“Me parece que alrededor del 70% del gas y del 40% del petróleo que importa China procede de Rusia. La subida espectacular del precio del petróleo, en un 100% en muy pocas semanas, evidentemente a China no le favorece. Por otro lado, el aislamiento de Rusia y la pérdida de su mercado principal en occidente le obliga a buscarse alternativas y la más obvia, evidentemente, está en China. Eso significa que Rusia se convierte en un Estado vasallo mucho más dependiente de China de lo que ya lo es. China ha mantenido en todo momento la defensa de la integridad territorial, de la soberanía de los países y está viendo que su socio y amigo lo pisotea todo en Ucrania y, evidentemente, esto va completamente en la dirección contraria al programa político de China antes y con Xi Jinping. El esfuerzo diplomático que ha hecho China para mantener una relación privilegiada con Europa independiente de Estados Unidos, en este momento se le viene abajo porque nunca ha estado Europa más cerca de Estados Unidos”.

Información y desinformación

“En todas las guerras y a medida que se han multiplicado los medios y las redes sociales desde el nacimiento de Internet, la desinformación es un instrumento tan importante o más de lo que era antes. En los primeros diez días de la invasión, había contabilizado Microsoft unos 150 ciberataques importantes dentro de Ucrania. Quiero decir: que no es que no haya habido, pero estamos hablando de quince o veinte por día y contra todo tipo de objetivos. Lo que es evidente es que no han conseguido lo que pretendían con ese tipo de guerra porque Ucrania estaba preparada. Estaba preparada para impedir que le destruyeran la infraestructura de comunicaciones. También estaba preparada para, en contenidos, transmitir la propaganda o la desinformación necesaria en los principales medios. Siempre he mantenido que el triunfo o la derrota en la información en las guerras tiene tanta o más eficacia cuanto mejor la hagas antes de que se dispare un solo tiro para legitimar la intervención. Una vez que empiezan los disparos, la mejor propaganda es la victoria militar y una vez que se produce la victoria militar, el vencedor decide lo que es verdad y lo que no es verdad”.

La batalla de la propaganda

“La guerra de la información y la desinformación de Rusia es vertical. Va de arriba, del vértice, a abajo, supercontrolada. La de Zelensky, le está dando un resultado muy importante, también por sus dotes de comunicación, porque él, antes de llegar a la política, se dedicó al mundo del espectáculo y de la televisión. Además, sabemos cómo se organizó la resistencia. El centro de resistencia ha estado en preparación con legislación oportuna, que se aprobó en el verano del año pasado, y con ayuda de asesores militares y civiles de muchos países de la OTAN desde hace años. El resultado es un tipo de resistencia horizontal, que cubre todas las capas de la población, pero sobre todo va de abajo a arriba, donde, realmente, Zelensky es únicamente el final y un poco el coordinador, la imagen, el rostro. Eso tiene sus desventajas si desaparece, lo matan o lo secuestran, porque la sustitución sería complicada, dado que le has convertido en el símbolo de todo el movimiento”.

El impacto social

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“Todas las crisis económicas graves, si se mantienen y no se contrarrestan con medidas de apoyo a las clases medias y medias bajas que más las sufren, lo que acaban es generando o revoluciones o rechazo de la clase dirigente o del gobierno de turno. Eso lo estamos viendo constantemente, en la historia en todos los países que han pasado por esos trances. En este momento, lo estamos viendo ya porque, además, se superpone a la pandemia más grave que ha sufrido el mundo desde la Primera Guerra Mundial y apenas estábamos levantando la cabeza de sus consecuencias tremendas económicas. Todo eso, de repente, es como si viniera un segundo tsunami sobre una zona que acaba de sufrir otro tsunami durante dos años. Esto es tal como yo lo veo. Cuanto más breve sea la guerra, cuanto antes se pueda poner fin a esta situación de sanciones, mejor. Cuanto más se prolongue, peor para todos. Para nosotros, para los rusos y para el resto del mundo”.

Hacia un nuevo orden mundial

“¿Cómo podemos imaginarnos el sistema, orden o desorden internacional en cinco años? Imposible hacer futuribles: la pandemia nos vino como un meteorito, nadie pudo prever la caída del Muro de Berlín, nadie logró prever el genocidio de los Grandes Lagos en los noventa, no se previó el ataque a las Torres Gemelas del 2001, ni la crisis financiera del 2008. Ninguna de las crisis internacionales importantes se han podido anticipar, de manera que resulta imposible imaginarnos qué va a pasar en cinco años. Es evidente que Rusia es indispensable para la solución de muchos de los grandes conflictos globales y regionales. Por ejemplo, sin un país como Rusia y sin un país como China, es imposible, realmente, hacer frente al cambio climático. También, Rusia es fundamental para llegar a un acuerdo con los iraníes para todo el tema de la lucha contra el terrorismo yihadista, como hemos visto en Siria y como hemos visto en Libia. A medio y largo plazo, tal como van las cosas, Rusia se va a acabar convirtiendo en un vasallo que va a tener que hacer lo que ordene China porque va a depender de sus exportaciones y de sus ingresos de divisas”.

Auge de los extremismos

“Si lo que ha hecho Rusia para acabar con la frágil democracia ucraniana se impone, ¿qué ejemplo va a dar al resto del mundo y qué impacto va a tener en el resto del mundo? Evidentemente, no es positivo y no es bueno para las democracias. En cambio, si se consigue salvar un régimen independiente que salga de elecciones libres en las urnas en Ucrania, se habrá conseguido poner un freno a los nuevos totalitarismos o los viejos o las viejas dictaduras reformadas, o con nueva cara, como serían la China de hoy, la Rusia de hoy y tantos otros países que dependen de ellos. Es muy complicado. Lo lógico es que, si Putin gana, el trumpismo gana. La primera respuesta de Trump fue: "Este Putin es un genio". Yo sí creo que si no se le para a Putin, está ganando uno de los principales apoyos que han tenido todos estos populismos de extrema derecha y trumpistas. Y hay muchos”.

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