‘Días mejores’, hay mucha vida en el luto

Cartel oficial de 'Días mejores'.

La muerte es el único destino seguro que todos vamos a compartir. Moriremos nosotros y morirán todos nuestros seres queridos. Saber que son las reglas del juego desde que empieza la partida no nos vacuna ante el asombro, el vacío o el trauma.

La serie española Días mejores, cuya primera temporada puede verse en Prime video, toma el luto como eje y centro de su historia. Sus personajes acuden a una terapia de grupo para viudos y viudas con hijos.

No todos los viudos son iguales

A pesar de lo específico de estas sesiones psicológicas, la serie se las arregla para que cada uno de los cuatro pacientes participantes viva una situación diferente. El personaje interpretado por Marta Hazas representa el caso más ortodoxo, su feliz matrimonio se rompe por una muerte inesperada, dejándola sola con un hijo.

Junto a ella, un padre separado y ausente, un roquero mexicano, debe volver a vivir con sus hijos ante la muerte de su ex esposa. En su caso, sus hijos son desconocidos y ni su profesión ni su vida estaban ya preparadas para las labores de padre.

La empresa obliga a un alto directivo a acudir a una terapia a la que no encuentra sentido, una vez que ha tenido ataques de pánico tras quedar viudo. Un tipo duro, exitoso y funcional, cuya existencia empieza a resquebrajarse por diferentes lugares a la vez.

Junto a ellos, la última integrante del grupo aún no es madre. Perdió a su joven novio, que antes de fallecer le dejó su esperma y el deseo de compartir la experiencia de tener descendencia juntos. Tiene que decidir si, a sus veinte años, engendrará un hijo o hija de su primer gran amor, ya ausente para siempre.

Blanca Portillo, psicóloga con su propia carga vital

El tratamiento del luto de estos cuatro personajes es guiado por la labor de una psicóloga encarnada por Blanca Portillo, una vez más impecable. Pronto se descubrirá que también acarrea un pesado lastre emocional, que complementa el de sus propios pacientes.

La serie ha encontrado un muy buen tono para abordar el tema de forma naturalista, amable, positiva. Soportable para espíritus sensibles y reconfortante para quienes tengan más cercano este tipo de sufrimiento.

En las terapias reales cuesta mucho más hablar

Sus creadores, Adolfo Valor y Cristóbal Garrido, señalan que en las verdaderas terapias de luto, sobre las que se han documentado, pueden transcurrir sesiones enteras entre lágrimas y silencios. En esta ficción, los avances son más estimulantes, los progresos más notorios y rápidos.

Según una de sus intérpretes, Blanca Portillo, se trata de “una serie luminosa sobre un tema que tiene sus sombras”. Ni huye ni se regodea en la tristeza, la terapia encauza un relato de superación y de trabajo para salir del pozo por parte de los personajes.

Buenos actores, personajes mirados con cariño

Portillo destaca en un reparto armonioso que cuenta también con la sólida presencia de Francesc Orella, protagonista de Merlí. Junto a ellos Marta Hazas, Erick Elías, Vicenta N´Dongo y la joven y ya consolidada Alba Planas. Sobre todos ellos, el guion posa una mirada positiva y amable.

Días mejores ha conseguido también que su imagen resulte clásica. Convencional, pero agradable y actual. La de una dramedia reconocible pero actualizada. Con una fotografía favorecedora y unos decorados muy bonitos en los que los responsables de la serie han buscado ventanas llenas de luz.

Una serie como las de antes

Cada episodio está escrito combinando tramas diferentes, personajes de varias edades, con temática y lenguaje abierto a todos los públicos. Días mejores podría haber hecho un muy buen papel hace unos años en la televisión en abierto.

En el panorama de la ficción televisada actual, tan sumamente competitivo y fragmentado, es una incógnita saber qué tipo de público se acerca a esta propuesta y de qué forma se ve. En soledad, o en familia, día a día o varios episodios a la vez, en el salón de casa o en el móvil en ratos perdidos.

De comedia canalla a drama luminoso

La serie es obra de un tándem muy consolidado de guionistas, el que componen Cristóbal Garrido y Adolfo Valor desde hace muchos años. Lo que no es tan habitual es verles desenvolverse en este género. Han pasado por los culebrones como Gran Reserva o Velvet a crear varios proyectos juntos, especialmente de humor.

Entre ellos, Reyes de la noche, una comedia cañera sobre la radio deportiva en los años noventa inspirada en la rivalidad entre José María García y José Ramón de la Morena. Este proyecto, que desarrollaron para Movistar +, fue sorprendentemente cancelado tras una primera temporada.

Había despertado gran interés y buenas críticas. Contaba con un estupendo reparto. Estaba diseñado para tener tres entregas y se cortó sin más. José María García había protestado por el indisimulado y feroz retrato que la serie le hacía.

La idea partió de una terapia real

En una entrevista concedida a Nico Romero, de Escribir en serie, los autores del proyecto desvelan algunas de sus claves. Por ejemplo, cómo el germen de la idea vino de un caso real, el de una amiga de una compañera, que acudió a una terapia de duelo.

La idea quedó botando en sus cabezas y a los conocidos a quienes se la comentaron les atrajo inmediatamente porque se sentían conectados emocionalmente al tema. En medio pasaron varios años. No fue tan fácil venderla a quien pudiera producirla. Finalmente, Amazon Prime apostó por la idea, que tiene intención de convertirse en una serie de varias temporadas.

El cambio de registro con sus anteriores proyectos, comedias llenas de gags, fue el principal estímulo para embarcarse en el desarrollo de esta serie. Tras incorporar a varios guionistas al equipo, Daniel Marín Serrano, Sara Alquézar y Alba Carballal, destacan lo sencilla que ha resultado la escritura y la libertad que han tenido respecto a Amazon y a Mediaset, sus dos clientes finales.

El paso de hacer una serie repleta de personajes canallas, como fue Reyes de la noche a una en la que todos sus participantes son buenas personas fue bienvenido por los guionistas. Y, según señalan, hablar de la pérdida en un tono positivo es muy liberador.

El viaje de los personajes de lo negativo a lo positivo

Garrido y Valor también se explican en el podcast de El cine en la SER, donde detallan que el arco que esta idea proporciona a los personajes es el mejor del que pueden disponer. Empezar desde lo peor que le puede pasar a alguien. Situar a los personajes como gente muy perdida en el peor momento de su vida.

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Citan al maestro de guionistas Robert McKee, y su explicación de la necesidad de una obra, o una escena o un personaje de pasar de un estado a su opuesto, en este caso del paso de lo negativo a lo positivo.

Este cambio, manifestado en sus avances para adaptarse a su nueva situación de viudedad se refleja también visualmente. Incluso los vestuarios de los personajes son más alegres y coloridos a medida que avanza su mejoría vital.

Aunque la serie se ideó hace más tiempo, el foco sobre la salud mental se ha disparado tras la pandemia. En este sentido, la apuesta por la terapia como herramienta de trabajo y mejora es muy de agradecer. Sus creadores creen en sus beneficios por propia experiencia y lo han reflejado con acierto y delicadeza en pantalla.

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