‘La lección’, cómo una pequeña discusión escala a conflicto político

Imagen promocional de la serie 'La lección', en Filmin.

Filmin ofrece los seis episodios de algo más de media hora de la obra que ganó en el festival Canneseries de 2022 los premios a mejor serie y mejor actriz. La lección, este breve drama israelí, traza un panorama a la vez reconocible y sorprendente de la polarización en la que vivimos la mayoría de las democracias del mundo actual.

Un atractivo y dialogante profesor de educación cívica, Amir, propone a sus alumnos de último curso del instituto debatir sobre algún tema que les afecte personalmente. La estudiante revoltosa de la clase, Lian, un pozo de frustración y ansiedad, le provoca proponiendo un racismo descarnado y sin matices contra los árabes.

A partir de una discusión fea en un aula, la historia va creciendo en varias direcciones. Las redes sociales escalan el conflicto hasta sus múltiples consecuencias para todos los involucrados. Y es en esta exploración de las derivadas de la polémica en las que la serie triunfa por la credibilidad y la convicción con la que entra en materia.

Basada en un fenómeno real

El origen de la serie parte de la guionista Deakla Keydar, quien se reserva un pequeño cameo en la acción. Keydar quedó impactada por una noticia de 2014, según la cual una estudiante subió un comentario en Facebook en el que se quejaba de tener un profesor radical de izquierda

Su publicación incluía menciones y etiquetas a numerosas autoridades, incluido el ministro de Educación. Se convirtió en viral y el profesor fue expulsado. Lo mismo ha ocurrido desde entonces en cinco ocasiones más. En todos ellos los docentes han sido despedidos por reportes de sus alumnos. 

Keydar no podía quitarse la historia de la cabeza. Ella misma había sido una alumna conflictiva en el instituto metiéndose en constantes líos. Acudió en numerosas ocasiones a quejarse a los directores de algunos profesores. Eso sí, desde una ideología opuesta a la de su protagonista. 

Con todo, se preguntaba qué hubiera pasado si le hubiesen hecho caso. Si sus diatribas hubieran tenido como resultado el despido de personas reales, con problemas reales. En una entrevista en Betaseries, Keydar explica que se hubiera sentido fatal.

Un pequeño incidente que crece como una onda expansiva

A partir del incidente que detona la acción, Keydar ha dejado que la historia crezca buscando con honestidad las consecuencias que podría tener. Gracias a ello se recorren de manera orgánica muchos dilemas que reconocemos del día a día. 

La polarización, el populismo, la mecha corta de la ultraderecha o la imposibilidad de que quienes defienden ideas nobles y sensatas sean perfectos en todos los aspectos de su vida, por ejemplo, son temas reconocibles que pertenecen al debate público.

En el terreno personal o psicológico, la búsqueda de identidad de una adolescente, la necesidad de pertenencia a un grupo y de su aceptación en él, la tentación de simplificar el mensaje, de hacerse la chula, la radical, la valiente, que tanto se reconoce en posturas extremistas. 

Entendemos la tendencia a la radicalidad de derechas para algunos de los perdedores del equipo ganador en un país o comunidad, para una judía blanca y heterosexual que a pesar de todo se siente marginada. En el caso del personaje de Lian por su obesidad, por ser mala estudiante o por el rechazo materno.

Los buenos no son perfectos

Por parte del profesor, se nos muestra de forma creíble cómo un discurso intelectual bien andamiado puede mostrar fisuras cuando se formula en un momento en el que se está cansado, desmoralizado o resentido por cualquier otro aspecto ajeno al debate. Cómo un desliz puede abrir una caja de Pandora.

Además, la serie supone una oportunidad magnífica de conocer aspectos de la sociedad israelí que, según afirman Keydar y el director de los episodios, Etian Tzur, a la revista Variety, está seriamente dañada desde hace tiempo.

Los profesores de educación cívica tienen garantizado por ley poder expresar sus opiniones personales sobre los temas tratados e incluso informar a los estudiantes de su voto. Este mecanismo garantista para un debate libre y abierto en clase encuentra sus límites en una opinión pública crispada y ultrasensible a muchos asuntos. 

La importancia de las Fuerzas Armadas para la juventud israelí

Esos mismos alumnos son captados durante el último curso para su ingreso en las Fuerzas Armadas. La presencia del ejército en el país es considerable, ya que el servicio militar es obligatorio para varones durante casi tres años y para mujeres durante dos, salvo ciertas excepciones, especialmente la de los estudiosos de escuelas judías ortodoxas. Este horizonte presente en todos los hogares del país aparece también en la miniserie, como todos los demás asuntos, tratado con fluidez.

La lección sobresale también como producto artístico. La narración mantiene el interés en todo momento, juega muy bien con lo que sabemos y lo que notamos que nos falta por saber. Los personajes están muy bien diseñados, son complejos, con capas, sin resultar rebuscados. 

Actores sobresalientes

Todos los actores están dirigidos con autenticidad en un registro muy natural. Cada secundario tiene su momento y llega a entenderse. Destaca el nivel de sus protagonistas. La premiada en Cannes Maya Landsmann da el pego absolutamente en su personaje adolescente a pesar de tener diez años más que ella, y lo hace vibrar en cada escena. 

El director, Etian Tzur, propuso para el papel del profesor al actor Doron Ben-David por su vulnerabilidad, esencial en esta interpretación. Ben-David ha participado en algunas de las series israelís claves de los últimos años, desde Fauda, (Netflix) a Our Boys, (HBO Max), Manayek (Filmin) o Asylum City, (no disponible en España).

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Tzur explicaba a Variety que, aunque la serie generó polémica cuando comenzó a emitirse en Israel, ha tenido a lo largo de su carrera reacciones aún más viscerales a otras de sus obras, que presentaban una actitud de combate ideológico más abierto. Ahora se muestra convencido de que no hace falta esquivar la complejidad. Considera que es más eficaz como estrategia que gritar algo sintiendo que se está en posesión de la verdad. 

La lección sería una serie estupenda para ver en institutos o con gente joven y abrir el debate tras ella. Le ocurre como a la miniserie noruega Todo lo que amas, también en Filmin, que muestra los clics que pueden decantar a ciertos adolescentes hacia caminos muy destructivos, en ese caso hacia el nazismo.

A públicos más amplios también nos hace sentirnos acompañados en muchas de las insatisfacciones de la conversación política actual, y La lección lo hace de forma valiente y atractiva. 

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