‘Pistol’: sexo, drogas, punk y 'marketing'

'Sex Pistols' serie original de Disney +.

Conviene vivir para contarlo. Le ha ocurrido a Steve Jones, cuya biografía ha servido de base para la miniserie de seis episodios sobre el grupo fundamental del punk, Sex Pistols, del que fue guitarrista. Pistol puede verse en Disney +. Firman el proyecto el director de cine Danny Boyle tras la cámara y el actor australiano Craig Pearce, coguionista de filmes como Romeo + Julieta de William Shakespeare, Moulin Rouge!, El gran Gatsby, la versión de 2013, y más recientemente Elvis en el guion.

Sex Pistols no es solo una banda, es un síntoma. A las puertas de la llegada de Margaret Thatcher al poder, ser joven en Reino Unido ofrece pocos atractivos. La crisis del petróleo de 1973 dispara la inflación y acentúa un descontento social muy profundo entre las clases más desfavorecidas. Las huelgas de mineros de ese año se convierten en uno de los más importantes movimientos reivindicativos conocidos hasta la fecha.

Este período de descomposición del sistema económico imperante desde el final de la guerra mundial coincide en el caso británico con el agotamiento de un modelo social ultraconservador y moralista que perseguía cualquier atisbo de rebeldía.

El punk como respuesta

El sistema empezaba a convertirse en una olla a presión a punto de reventar. Políticamente, la crisis desembocó unos años después en la llegada del thacherismo, que se presentó como la falsa solución a los graves problemas que castigaban la economía. Por el contrario, los jóvenes huyeron en dirección contraria. El rock se convirtió en válvula de escape de una furia incontenible. El estallido del punk sólo puede entenderse en este marco.

Posiblemente, Sex Pistols es la banda más importante de la historia del rock si ponemos en relación su trascendencia histórica y su breve carrera profesional. Aunque décadas después volvieron a la escena a intentar revivir tiempos pasados, su período estelar cubrió poco más de un par de años y se tradujo en un único álbum publicado, Never Mind the Bollocks en 1977.

Sex Pistols se convierte en el primer grupo punk que consigue arrasar en Gran Bretaña y en el mundo. Su propuesta absolutamente rupturista y provocadora se abre paso entre la juventud británica. A pesar de ser censurada en prácticamente todas las emisoras de radio, la canción God save the queen arrasó en las tiendas mientras se conmemoraba el 25 aniversario de la coronación de Isabel II .

La mirada de Danny Boyle

El director británico Danny Boyle se ha atrevido a intentar contar la breve historia de Sex Pistols en sus dos años de vida. Boyle es sin duda uno de los cineastas británicos más reputados. Ha realizado una treintena de películas que van desde la mítica Trainspotting (1996) hasta la oscarizada Slumdog Millonaire (2008).

Es uno de esos nombres en la industria que se ha ganado el estatus para poder hacer lo que le venga en gana. Este hecho da especial valor a su participación en esta miniserie centrada en un período que Boyle, nacido en 1956, conoció generacionalmente de primera mano. En 1975, cuando surgen Sex Pistols, tenía la misma edad que los componentes del grupo.

La miniserie de seis episodios cubre todos los legendarios eventos que marcaron la historia de la banda, desde su origen hasta su descomposición. La historia de los Pistols contiene una decena de hitos míticos que han sido siempre objeto de polémica entre los seguidores del grupo. Cada miembro de Sex Pistols vivió la historia desde su particular experiencia y los relatos de todo lo ocurrido no siempre coinciden.

Auge, drogas, muerte

Desde su creación, bajo la directa influencia del icónico productor Malcolm McLaren y de la  rompedora diseñadora de moda Vivienne Westwood, hasta la caída a los infiernos que supuso la nunca aclarada muerte de Nancy Spungen, la novia de Sid Vicious, y el fallecimiento posterior del propio bajista del grupo por una sobredosis que nadie pudo determinar si fue o no intencionada.

El relato de Pearce y Boyle apuesta unilateralmente por seguir la versión del promotor de la banda, el guitarrista Steve Jones, que publicó en 2017 el libro Lonely boy: Historias de un Sex Pistol (Libros Cúpula), dato trascendental para ver la serie.

Se trata de una historia parcial que intenta explicar cómo nació y cómo se desarrolló una aventura que desde su creación apostó por atacar las bases de la sociedad británica y levantar una ola de rebelión y estallido social. Seguramente, en este factor paradocumental resida uno de los mayores atractivos de la miniserie. 

Encuentro entre la fuerza y la cultura

La banda está compuesta por un grupo de chavales sin formación alguna, provenientes de clases sociales bajas, que coinciden con personajes como McLaren y Westwood que tienen en la cabeza el mundo de la mercadotecnia y la moda como herramientas de revolución estética y social. Que han leído, viajado y se han formado académicamente.

De esa curiosa mezcla surge el inicio de un camino que marcará la historia de la juventud de los años 70 y 80. Incluso, buena parte de la llamada Movida que conocimos años después en España no puede entenderse sin tener en cuenta el referente que supuso el potente estallido de los Sex Pistols y del punk.

Para recordar o para descubrir el punk

Pistol es absolutamente indispensable de ver para todos aquellos interesados por el fenómeno de la música rock. A lo largo de sus seis capítulos se reproducen sucesos legendarios como la llegada de Johnny Rotten a la banda, la apoteósica aparición del grupo en una entrevista televisiva en el Grundy Show o el concierto por el Támesis para lanzar su himno God Save The Queen. Pero también es muy recomendable para muchos de aquellos a los que les cuesta entender este tipo de música y posiblemente la minusvaloran o no les despierta mayor interés.

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Políticamente, el movimiento punk provocó intencionadamente, en la Inglaterra de los 70 y 80, a las concepciones más conservadores y se enfrentó abiertamente al surgimiento de los movimientos neonazis. Eran dos trenes en dirección contraria que se acercaban a toda velocidad.

En España, curiosamente, su éxito coincidió con los años de la transición democrática en los que la estética musical de la izquierda iba por otros derroteros vinculados a la canción protesta y a la poética de los cantautores. El mundo punk era muy difícil de entender y asimilar dentro de un discurso político que tenía otras urgencias y otros referentes.

Esta es una magnífica ocasión para conocer cómo se gestó y combustionó una banda única y hacerlo a través de un puñado de actores estupendos, con un guion parcial, pero con conocimiento de los hechos de primera mano, y un director que se lo cree y lo trasmite.

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