Agenda 2015

El 'efecto Podemos' y Cataluña marcan las incógnitas políticas que despejará 2015

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Rosa Díez y Artur Mas.

2014 fue una montaña rusa y 2015 promete serlo también. Un año de perfil muy político que muchos han definido ya como "apasionante", por la rápida sucesión de citas con las urnas –autonómicas en 13 comunidades, municipales en todos los ayuntamientos del país, generales y tal vez catalanas– y por el volcán de consecuencias y cambios que acarrearán, con seguridad, para todos los partidos. Porque, a diferencia de lo que ocurría en otros años electorales, nada se da por seguro. El PP no está ni mucho menos tan fuerte como en 2011, cuando conquistó un enorme poder. Pero el PSOE no se ha recuperado aún pese al relevo en su liderazgo. Podemos, el partido revelación en 2014, será en muchos casos quien tenga la sartén por el mango, y en mucha menor medida IU. 

Quedan por delante 12 meses que han de destapar demasiadas X sobre la mesaX. Quizá la principal será saber si Mariano Rajoy, en caso de que él sea finalmente el aspirante del PP, logrará revalidar su mandato. Si es arrojado de la Moncloa, se producirá un hecho jamás visto desde la Transición: un Gobierno expulsado a la primera. Rajoy puede no repetir, pero Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, puede no tener fácil gobernar. O puede quedarse en el camino antes y no conquistar siquiera la candidatura presidencial, segado por los suyos tras un varapalo en mayo. Pablo Iglesias, mientras, se ha fijado como meta llegar al Ejecutivo en tiempo récord, ocupando la centralidad del tablero y seduciendo sin tapujos a los votantes socialdemócratas. Claro que tampoco está escrito que su carrera meteórica siga en ascenso. El efecto Podemos podría desinflarse. 

IU tendría que esquivar el golpe para sobrevivir y sortear una profunda crisis. UPyD, superar sus baches y no decrecer si quiere ahuyentar el peligro de guerra interna. Ciudadanos, dar el salto a la arena nacional y medrar. Demasiados condicionales que impiden siquiera aventurar cómo concluirá 2015. Todo ello, además, con un elemento nada secundario: la evolución del mapa en Cataluña, pendiente de unas nuevas elecciones anticipadas. O no. 

Lo que sigue es un relato de las incógnitas que, en teoría, debería responder 2015. El año en el que probablemente España mudará de piel después de recios tiempos de crisis, paro, sufrimiento, recortes, desesperanza, indignación y tensión territorial. 

01. ¿SEGUIRÁ MARIANO RAJOY EN LA MONCLOA?

No hay fecha aún para las elecciones generales, pero forzosamente tendrían que ser, como tarde, a finales de año. Mariano Rajoy, ya lo dijo a los periodistas en la recepción en el Congreso el Día de la Constitución y el viernes pasado en la comparecencia de resumen de 2014, está decidido a agotar la legislatura y a ser el candidato de su partido "si el PP quiere". 

Pero antes el presidente tendrá que superar el examen de las autonómicas y municipales del 24 de mayo, que se prevé negro para su formación. Como negro se le presenta el panorama para las legislativas. Todo el PP está en caída libre, según las encuestas. El último barómetro político del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el de octubre, mantenía a los conservadores en la primera posición, con un 27,5% –17,13 puntos menos que en las generales de noviembre de 2011–, a tan sólo cinco puntos de Podemos, primera fuerza en intención directa de voto

Pero conseguir un mayor número de escaños no garantiza ni el Gobierno ni la gobernabilidad. Si ese descalabro que vaticinan los sondeos se cumple en las urnas, Rajoy no repetiría mayoría absoluta, y necesitaría apoyos, muchos apoyos, para seguir en la Moncloa. En las últimas semanas, el PP ha dejado caer –y no por boca de un dirigente de segundo rango, sino por María Dolores de Cospedal, la número dos– que no hace ascos a la idea de una gran coalición con el PSOE. El propio presidente dio vuelo a esta posibilidad el pasado viernes, en su comparecencia de balance del año, al elogiar la alternancia entre los dos grandes partidos al frente del Gobierno, un valor a preservar frente a "otras cosas" que únicamente generan "inestabilidad y sobre todo falta de progreso, retroceso y pérdida de bienestar".

Sin embargo, esa perspectiva de un Ejecutivo a la alemana genera horror en el PSOE, cuya dirigencia es muy consciente de que una alianza con los conservadores laminaría su electorado y haría huir a la militancia. Por eso tal opción ha sido negada con rotundidad en varias ocasiones tanto por el secretario general, como por el resto de su dirección y los barones regionales. La última, el pasado sábado. Pero los socialistas, como los conservadores, sí que han oído las voces de influyentes empresarios empujando a favor de la gran entente. Tanto IU como Podemos entendieron el pasado viernes esa apelación del presidente al acuerdo con los socialistas como el uso del recurso del "miedo". 

02. ¿SERÁ PEDRO SÁNCHEZ EL CANDIDATO SOCIALISTA A LAS GENERALES?

Hace tan sólo unas semanas, habría resultado algo bizarro plantear esa pregunta incluso dentro del PSOE. Pedro Sánchez parecía predestinado a ser el único aspirante a las primarias presidenciales del 26 de julio de 2015. Había ganado con rotundidad en la consulta a la militancia (48,67%, por el 36,25% de Eduardo Madina y el 15,08% de José Antonio Pérez Tapias), y desde el relevo en el congreso extraordinario, la nave socialista parecía marchar sin demasiados sobresaltos. Sin gran velocidad, capeando como podía la pujanza de Podemos, pero al menos sin hundirse aún más en las encuestas

Pero todo cambió antes de que se cumplieran sus primeros cien días. Susana Díaz, la mujer con más poder dentro del partido, la baronesa cuyo apoyo fue clave para la victoria de Sánchez, lanzó su primer aviso en una entrevista en El País: "Pedro Sánchez tiene una estrategia y yo tengo otra". Lo hizo tras algunos traspiés, rectificaciones y apariciones en programas de máxima audiencia (llamada telefónica a Sálvame, entrevista en El hormiguero). Pero esa brecha no se cerró y el resquemor fue aumentando con el paso de las semanas y el fragor interno se hizo más audible. La conclusión se hizo evidente: la presidenta andaluza ya no confiaba en el secretario general como candidato. Las declaraciones posteriores de ella misma y de su número dos, Juan Cornejo, no hacían sino confirmar que la quiebra existía. Díaz insistió en que Sánchez tenía todo su apoyo como secretario general, pero añadió que no podía apoyar a ningún aspirante a la Moncloa porque el proceso de primarias no estaba abierto. Mientras, ella misma no se descartaba para la carrera. "Pude ser secretaria general el pasado verano... O no, porque quizás no me hubieran votado. El tren pasó, ahora no me preocupa. Si vuelve a pasar el tren, ya se verá, y si no pasa, tampoco pasa nada", aseguró en Toledo el pasado 17 de diciembre, al lado del barón manchego, Emiliano García-Page. 

Susana Díaz y Pedro Sánchez se abrazan durante el mitin que ambos compartieron el pasado 8 de noviembre de 2014 en Sevilla | EFE

La cúpula del PSOE andaluz, y federaciones como Valencia, alineada con Díaz, hizo ver el origen de sus quejas. No gustaba que Sánchez se preocupara más por su "promoción personal", por su candidatura a la Moncloa, que por el reto más inmediato que tenía delante el partido, las autonómicas y municipales. Tampoco gustaba que él y su equipo no compartiera lo suficiente las decisiones, y que, a su juicio, no pusiera más en valor la experiencia de los Gobiernos socialistas aún en pie (Andalucía y Asturias). Lo que también quedó claro es que el cheque expedido por el PSOE-A para Sánchez tenía fecha de caducidad el 24 de mayo: según el resultado de las urnas, se verían los escenarios posteriores. 

Acallar el ruido

El secretario general, en cuanto estalló la noticia, retó primero a los críticos a presentar una candidatura contra él. Pero después buscó por todos los medios acallar el rumor interno, consciente de que la pelea hería al partido. El pasado viernes, en la comparecencia en Ferraz de balance de año, rehusó incluso confirmar aquello que había manifestado casi desde su ascenso a la cúspide del PSOE: su voluntad firme de presentarse a las primarias. Se había "autoimpuesto" una "regla": "Dejaré de hablar de las cuestiones internas del PSOE y hablaremos de todo lo que tiene que ver con las preocupaciones de los españoles". 

El cabreo en Ferraz, en el círculo más próximo al secretario general, el malestar y el desconcierto era evidente en las últimas semanas. Apenas se entendía el rumor del sur y el disgusto de Díaz, justo ahora que las encuestas mostraban una tibia recuperación del PSOE y una cierta "consolidación" del líder. El secretario general y la presidenta andaluza han hablado en varias ocasiones desde el estallido de la crisis, pero el agujero, en principio, sigue descubierto

Así las cosas, no está tan claro, primero, que Sánchez vaya a ser el candidato del PSOE en las generales y, segundo, que vaya a ser el único que se presente a las primarias. El mapa socialista aún continúa en la penumbra. 

03. ¿HASTA DÓNDE LLEGARÁ EL 'FENÓMENO PODEMOS'?

Hace menos de un año apareció, y ahora ya es un agente político en primera línea, disputándose la primacía del electorado en pie de igualdad con PP y PSOE. Lo nunca visto en la historia reciente de la democracia española. Y aún parece no haber encontrado su techo. 

Se trata de Podemos. Un movimiento lanzado en enero de 2014, en torno al manifiesto Mover ficha, liderado por el profesor de Ciencia Política y tertuliano Pablo Iglesias. A partir de entonces fue encadenando récord tras récord. En un día consiguió las 50.000 firmas que pidió para que el proyecto echara a andar. En dos meses, se convirtió en partido. Fracasada la negociación con IU, organizó unas primarias abiertas en las que participaron más de 30.000 personas y en las que Iglesias salió elegido como cabeza de lista. En las europeas, dio la sorpresa al cosechar, a la primera, 1.253.837 votos, un 7,98%, y 5 escaños, sólo uno menos que IU (1.575.308, un 10,03%). 

En julio, el primer barómetro del CIS que siguió a las europeas ya situó a Podemos como tercera fuerza (15,3%), a sólo seis puntos de un PSOE deprimido (la encuesta se hizo antes del relevo en la Secretaría General). El siguiente estudio, de octubre, colocó a la formación de Iglesias en el 22,5%, a cinco puntos del PP y a 1,4 del PSOE. En intención directa de voto, se coronó como la primera fuerza

El proceso de crecimiento de Podemos ha corrido paralelo al asentamiento de su estructura orgánica, que se saldó con un triunfo total y sin matices de Pablo Iglesias y el resto de promotores del proyecto –Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Luis Alegre y Carolina Bescansa–. Primero, tras la asamblea ciudadana de Vistalegre, salió respaldado su modelo de partido, más vertical (80,71% de apoyo) y después, Iglesias ganó la Secretaría General por arrolladora mayoría (88,67% de los 107.488 votos emitidos). Los fundadores recibieron así todo el poder y configuraron unos órganos de dirección a su medida. 

Construcción territorial

Concluido el congreso estatal, comenzó el proceso de construcción del nuevo partido en los municipios –que culminará este 2 de enero– y continuará con el montaje de las estructuras autonómicas, hasta mediados de febrero. 

Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, en la IX Convención del Bloco de Esquerda, en Lisboa, el pasado 21 de noviembre de 2014 | EFE

Todas las encuestas anteriores a las europeas fallaron. Ninguna supo calibrar la cuña que había abierto Podemos en el ecosistema político español. Nadie imaginó que debutaría con cinco escaños. Ahora, quedan menos de cinco meses para las municipales y autonómicas y casi un año para las generales. Una eternidad en política. Resulta complicado saber aún si la formación de Iglesias seguirá captando votos del cabreo y la indignación ciudadanas, si parte fluirá a la abstención o el voto en blanco o si hay voto oculto y el electorado se reconciliará con los partidos tradicionales. Los analistas coinciden en señalar que es difícil testar la dimensión del fenómeno Podemos porque en los sondeos siempre se tiene en cuenta el recuerdo de voto, y en el caso de la nueva fuerza ese dato no existe, porque no compitió en comicios anteriores (más allá de las europeas de 2014). El objetivo de Podemos, no obstante, está claro: llegar a la Moncloa en las legislativas, y a esa meta supedita todos los retos intermedios.

Esa es la razón, confesada, de por qué no se presenta a las locales con su propia marca, para evitar el riesgo de manchar las siglas, al no tener la posibilidad de controlar a todos los candidatos en tantos ayuntamientos del país: "Debemos adoptar decisiones que minimicen los riesgos y maximicen nuestras oportunidades". 

2015 será el año clave para saber si Podemos crece y se consolida, se estanca o se desinfla, y qué incidencia podría tener la hipotética llegada al poder de Syriza en Grecia tras las elecciones del 25 de enero. Por el momento, los sondeos dibujan un espacio electoral dividido a tres bandas más o menos iguales. Algo que jamás había pasado en la joven democracia española, donde había prendido un bipartidismo ahora en declive. 

04. ¿CONSEGUIRÁ ALBERTO GARZÓN PARAR LA CAÍDA DE IU?

Todo parecía ir bien para Izquierda Unida hasta las europeas de 2014. Según las encuestas, era la formación que más y mejor estaba capitalizando el descontento con el PSOE. Sin ser una amenaza, cierto, pero aproximándose a sus cotas históricas. Superando el 10%

Pero esos comicios despertaron a la federación del sueño. Llegó por los pelos a la barrera psicológica del 10% –consiguió un 10,03%– y triplicó su número de escaños (de 2 a 6). Irremediablemente, supo a poco, por el empuje de Podemos. Las europeas acabaron provocando un terremoto en IU, con varias réplicas que se fueron sintiendo con el paso de los meses. La primera gran sacudida motivó la asunción de las primarias abiertas (antes denostadas), la remodelación de la dirección y el ascenso del diputado por Málaga, Alberto Garzón, a una cartera clave dentro de la ejecutiva, la Secretaría de Proceso Constituyente y Convergencia. Área encargada de tutelar los acercamientos a otras fuerzas y movimientos de izquierdas –y singularmente Podemos– y perseguir la confluencia. 

El segundo impacto fue el anuncio del coordinador federal, Cayo Lara, de que no competiría en las primarias a la Presidencia del Gobierno. Dio un paso atrás para lanzar un "mensaje de cambio", evidenciar que no tiene ninguna querencia a "los sillones" y dedicarse a "fortalecer" la organización. El gesto le abrió las puertas de la candidatura a Garzón, el joven (29 años) que IU necesitaba para intentar parar la caída y poder combatir el efecto Podemos. Tanto por su perfil como por su relación personal con Pablo Iglesias y su convicción profunda de que la confrontación de las dos fuerzas sería incomprensible para el electorado. 

Oponente y medio para Garzón

Garzón está más cerca de confirmarse como candidato presidencial. El proceso en IU ha arrancado y, hasta el 22 de enero se prolongará la recogida de avales. El diputado se enfrenta a un militante cordobés desconocido hasta ahora, Nicolás García-Pedrajas, y a otro hombre o mujer que podría poner sobre la mesa Izquierda Abierta, el partido de Gaspar Llamazares y Montse Muñoz, siempre y cuando así lo decidan sus bases. Pero el camino, si nada se tuerce, parece bastante despejado para Garzón, un dirigente que cuenta con todos los parabienes de los afiliados, de los aparatos de IU y del líder del PCE, José Luis Centella. 

Cayo Lara charla con Alberto Garzón antes de la clausura del Encuentro Político-Programático de IU, este 23 de noviembre de 2014 en Rivas Vaciamadrid | EFE

La duda, sin embargo, es si esos movimientos de piezas y la profunda cirugía que está aplicándose IU será suficiente para taponar la sangría. En el último CIS, antes de que Lara anunciara su marcha atrás, la federación caía del 8,2% al 4,8%, y veía emigrar el 44% de sus votos hacia Podemos. Las siguientes encuestas dirán si la formación levanta la cabeza. 

Lo que cada día está más claro es que no cuajará la confluencia con Iglesias. Un obstáculo más para las urnas. La cita de mayo es clave para una fuerza que se reivindica municipalista y que aspiraba a superar los datos de 2011, tanto en número de votos (1,4 millones, 6,36%) y en número de escaños. Ahora soñaba con ganar poder y ser decisiva en la conformación de más gobiernos. Pero ese papel puede pasar a Podemos. En generales está por ver si la federación salva los muebles o retrocede, en cuyo caso se sumiría en una profunda crisis interna y una larga travesía en el desierto. 

El futuro de la confluencia

IU ha venido insistiendo en que en su ADN figura la convergencia, pero que no aceptará "humillaciones" de Podemos, y se ha reivindicado como el "instrumento útil" e imprescindible para el cambio en España. Asimismo, ha remarcado que no quiere perder sus siglas, que el suyo es un proyecto nítidamente anclado en la izquierda, que no se "modera" para captar más votos. Mensaje directo de defensa contra Iglesias. 

La federación llega a 2015, además, arrastrando el culebrón de la depuración de responsabilidades políticas por la gestión en Caja Madrid y Bankia. La Presidencia Federal intentó meter en vereda a IU-CM, exigiéndole las cabezas de sus dos principales portavoces institucionales, los excoordinadores Ángel Pérez (Ayuntamiento) y Gregorio Gordo (Asamblea). Pero ni uno ni otro han dimitido ni la cúpula regional, deshilachada aún más tras la dimisión de su líder, Eddy Sánchez, se lo ha pedido. Y está por ver que se ratifique a la ganadora de las primarias para la Comunidad, Tania Sánchez

Garzón ya ha reiterado en varias ocasiones que si él gana las primarias, la cúpula de IU debe cambiar para acomodarse a la nueva situación, porque "no puede haber dos direcciones" ni él quiere ser el "candidato de una parte de IU". Y ha advertido de que hay un "problema" con la vieja guardia de IU-CM –la nucleada en torno a Pérez y Gordo– que "no acepta los cambios" y se resiste a irse, pero "esas circunstancias se tienen que resolver" si vence. El pulso, por tanto, está servido, y a Garzón le ayuda su apoyo orgánico, aunque los jefes de la federación madrileña controlan el aparato regional y se han atrincherado.

05. ¿ACUSARÁ UPYD SUS CRISIS INTERNAS?

Unión, Progreso y Democracia quizá deseara haber podido borrar 2014, el año en el que sufrió su mayor convulsión interna desde su nacimiento en 2007, también a raíz de las europeas. La formación de Rosa Díez pasó de uno a cuatro escaños. Pero quedó por debajo de Podemos, y encima Ciudadanos se coló en Bruselas con dos actas. 

Al principio, el partido no acusó el golpe. Pero los problemas, las disensiones internas y las críticas públicas hacia Díez, hasta entonces una líder indiscutida, se fueron sucediendo. En agosto, quien levantó la voz fue el portavoz en la Eurocámara y cabeza de lista en 2009 y 2014, Francisco Sosa Wagner. En un artículo en El Mundo, achacaba el "pequeño varapalo" sufrido por UPyD en las urnas a la no confluencia con Ciudadanos (C's) y cargaba contra Díez al pintar el partido como presa de "autoritarismos" y "sectarismos". La tormenta siguió en los siguientes días. La portavoz se vio obligada a convocar un Consejo Político extraordinario para abordar la conveniencia de abrir negociaciones con la formación de Albert Rivera. Al final, se aprobaron unos requisitos muy duros para establecer coaliciones electorales, condiciones "exigibles y no negociables". 

Ruptura con Rivera

Las conversaciones se abrieron entre los partidos de Díez y Rivera... y se cerraron fulminantemente al cabo de dos meses, entre agrios reproches mutuos. El presidente de C's acusó a la portavoz magenta de no haber tenido nunca interés en llegar a un acuerdo, y si se sentó a la mesa, dijo, fue forzada por la "crisis interna" en su partido, tras la llamada de atención de Sosa Wagner. A su vez, UPyD culpó a Rivera de haber roto el diálogo de forma "abrupta y unilateral", tras plantear una oferta "maximalista" e imponer unas "sorprendentes" limitaciones temporales y condiciones que hacían embarrancar el pacto. Al partido de Díez no le convencía la forma de expansión territorial de C's, ni los acuerdos con fuerzas regionales y locales "del más variado pelaje". 

La crisis con Sosa Wagner no se quedó en una protesta formal y una derrota del eurodiputado. No. La dirección le arrebató la portavocía en Europa para dársela a la más fiel Maite Pagazaurtundua, la número dos de la lista. El profesor respondió con una decisión súbita: dejó su escaño y rompió su carné. En octubre también dimitió el coordinador territorial en la Comunitat Valenciana, Alexis Marí, decepcionado con el proyecto y con el fracaso del pacto con Ciutadans. Fue a los pocos días de que ganase las primarias autonómicas el diputado nacional Toni Cantó

La marejada interna se prolongó hasta últimos de año. Militantes críticos exigieron la dimisión de Díez y la convocatoria de un congreso extraordinario –de ahí el nombre de la corriente, Cex– antes del 31 de enero de 2015, con vistas a reestructurar el partido antes de las autonómicas y municipales. El movimiento estaba liderado por el eurodiputado Enrique Calvet (el que sustituyó a Sosa) en teoría secundado por unos mil militantes. La tesis de partida es que UPyD había perdido el espacio de tercera vía entre el bipartidismo de PP y PSOE y el "populismo" de Podemos. Calvet también reclamaba la caída de la portavoz por no haber tenido el "cuajo" de irse con sólo 6.000 afiliados tras siete años de andadura. 

Díez, sin embargo, no dimitió en el último Consejo Político del año, el pasado 20 de diciembre, después de que su informe anual fuese aprobado por casi el 95% de los votos, al igual que las cuentas (más del 96% de respaldo). "Cuando alguien quiere cambiar la situación, tiene que adaptarse a las reglas de juego", advirtió. La portavoz rebatió a Calvet el argumento de la baja militancia: UPyD creció en 2014 hasta alcanzar más de 10.000 personas, entre afiliados y simpatizantes. 

¿Será Díez la candidata en las generales?

Dos días después del Consejo Político, 22 de diciembre, dimitió de su cargo en el Consejo de Dirección de UPyD el único diputado de la formación en el Parlamento asturiano, Ignacio Prendes. Él discrepaba de las últimas decisiones estratégicas, porque creía que era necesario pactar con C's para reforzar una posición alternativa al bipartidismo. Su salida de la ejecutiva no significaba, no obstante, su renuncia a la candidatura autonómica de 2015. 

Ya ni siquiera es seguro que Díez repita como candidata a las generales de 2015. Ella misma señaló, en una entrevista publicada el pasado domingo, que no ha decidido qué hacer, y que en todo caso eso se verá tras las autonómicas y municipales. Los comicios serán su gran test, en los que se verá si le pasan factura sus sucesivas crisis internas y si le comen su electorado Ciudadanos y Podemos. El barómetro del CIS le atribuyó una caída del 5,9% al 4,1% de julio a octubre, por un ascenso del 0,9% al 2,1% del partido de Albert Rivera. Díez tiene además un peor encaje en un contexto de profunda renovación generacional en la política, con candidatos más jóvenes que ella (62) en PSOE (Pedro Sánchez, 42), IU (Alberto Garzón, 29) y Podemos (Pablo Iglesias, 36). En caso de que cediera el testigo, dos dirigentes son los mejor situados para sucederla son la diputada Irene Lozano (43) y el secretario de Regeneración Democrática, Andrés Herzog (40), abogado impulsor del caso Bankia.

06. ¿DARÁ EL SALTO CIUDADANOS A LA POLÍTICA NACIONAL?

Ciudadanos ya está en realidad en la política nacional, aunque no en el Congreso. En octubre de 2013, Albert Rivera presentó en Madrid un manifiesto con el exministro socialista Antoni Asunción y el periodista Juan Carlos Girauta –eurodiputado tras los pasados comicios–, Movimiento Ciudadano, para "convertir la indignación de los ciudadanos en acción e ilusión". Texto al que se han adherido ya 70.000 personas. Fue el germen de la expansión de C's por todo el país. El partido ya dispone de una red de voluntarios por toda España y ha abierto "225 agrupaciones".

El ensayo fueron las europeas de mayo. Ciudadanos consiguió dos escaños. 497.146 votos, 339.198 fuera de Cataluña. Un dato que "animó" al partido a seguir trabajando fuera de su comunidad de origen. Fracasada la convergencia con UPyD por discrepancias irreconciliables, prepara su expansión en solitario. Una plaza clave será Madrid. Aún no tiene candidatos, pero confía en morder la tarta de la formación de Rosa Díez. 

Albert Rivera y Rosa Díez, líderes de Ciudadanos y UPyD el día de su última reunión en Madrid, el pasado 20 de noviembre de 2014 | EFE

El siguiente paso serán las generales. Rivera está convencido de que cabe una tercera vía entre el bipartidismo y Podemos. Su pretensión es "promover un proyecto para España que vaya más allá de una legislatura y más allá de unas siglas, un proyecto grande", según declaró él mismo en una reciente entrevista en El País. Todo apunta a que el presidente de C's competirá por la cabecera de lista en las legislativas. 

"No he tomado esa decisión. La tomaré en 2016. Si hay elecciones en Cataluña en los próximos meses yo me presentaré a las primarias del partido. Las elecciones catalanas son muy importantes para la estabilidad de España porque lo que ocurre aquí es un problema español, que se estabilice Cataluña es clave", señaló al mismo diario. El CIS le atribuyó en su último barómetro una estimación de voto del 2,1%, lo que le procuraría la irrupción en el Congreso en una legislatura que se presume complicada por el fraccionamiento del arco parlamentario. 

07. ¿CUÁNTO CAMBIARÁ EL MAPA POLÍTICO TRAS LAS AUTONÓMICAS Y MUNICIPALES DE MAYO?

24 de mayo. Cita con las urnas. Están en juego los gobiernos de 13 comunidades –Madrid, Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón, Comunitat Valenciana, Baleares, Murcia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Extremadura y Canarias–, de las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla), más de 8.100 ayuntamientos, las diputaciones forales vascas, los consells insulares de Baleares y los cabildos canarios. Mucho poder sobre la mesa. 

Los socialistas suelen recordar que la gran debacle no fueron sólo las generales de noviembre de 2011, sino que la bofetada real llegó tiempo antes, en las locales y autonómicas de meses antes. Reunió 6,2 millones de votos, el 27,79% (por los 7,76 millones y el 34,92% de 2007). 21.766 concejales en toda España (24.029 cuatro años antes). Se le escaparon bastiones simbólicos como Sevilla y Barcelona y sólo se pudo poner alcalde en nueve capitales de provincia: Zaragoza, Toledo, Lleida, Tarragona, Lugo, Ourense, Segovia, Cuenca y Soria. El batacazo se hizo más duro en las autonómicas. Soltó los gobiernos de Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón, Baleares y Cantabria (donde era aliado del PRC de Miguel Ángel Revilla). Asturias también lo perdió, aunque lo recuperó un año más tarde tras el fracaso de Francisco Álvarez-Cascos. Pudo conservar su principal feudo, Andalucía, en los comicios de marzo de 2012, y en octubre de ese año perdió Euskadi. En conclusión: a día de hoy el PSOE sólo lidera los ejecutivos de Andalucía y Asturias y cogobierna, con presidente nacionalista (Paulino Rivero), en Canarias. 

Batacazo histórico del PSOE, éxito histórico del PP: 8.476.138 sufragios, el 37,54%, y 26.507 ediles. Total, 34 capitales más las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla. Y once comunidades bajo su control: Madrid, Cantabria, Aragón, Comunitat Valenciana, Baleares, Murcia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Extremadura y Galicia (renovada en 2012). Todas con mayoría absoluta, con la salvedad de Aragón, donde Luisa Fernanda Rudi se apoya en los regionalistas del PAR. Tras alcanzar el Gobierno central en las generales, el PP pasó a amasar un poder inmenso. Su único contrapeso real fue la Junta andaluza, en manos de José Antonio Griñán y Susana Díaz. 

Pactos y gobiernos en minoría

Las encuestas sitúan al PP por debajo del 30%, al PSOE y Podemos en el entorno del 20%. Los tres partidos, por tanto, muy próximos entre sí. Pero los números son para generales. Faltan sondeos recientes para las 13 comunidades y los principales ayuntamientos que se someten a escrutinio de los ciudadanos este 24-M. Como faltan candidatos por conocer. El PSOE tiene elegidos los suyos. Mariano Rajoy no los designará antes de finales de enero. Podemos se presentará a las autonómicas con su marca, pero en las municipales concurrirá bajo las siglas de Ganemos o con la plataforme que impulse, jamás con su nombre, porque así lo decidió la asamblea ciudadana. No hay calendario para la elección de sus cabezas de cartel, pero sus líderes autonómicos no estarán proclamados hasta el 14 de febrero. IU tiene a sus aspirantes listos en algunas comunidades (Ignacio Blanco en Valencia y, teóricamente, Tania Sánchez en Madrid, aunque no está ratificada) y procesos de primarias abiertos en otras tantas. Pero sobre todo se desconoce cuántas y cuáles serán las candidaturas de la izquierda. 

Quedan menos de cinco meses para abrir las urnas y por ahora se vislumbra un escenario de pérdidas de mayorías absolutas del PP, lo que abriría la puerta a posibles pactos o gobiernos en minoría y con apoyos externos. La noche del 24-M no despejará todas las incógnitas. Muy probablemente habrá que esperar a las siguientes jornadas para ver cómo se reparte de nuevo la tarta territorial. 

08. ¿HABRÁ ELECCIONES ANTICIPADAS EN CATALUÑA?

Hubo consulta alternativa en Cataluña pero el paisaje político sigue bloqueado, a la espera de conocer si habrá comicios anticipados o no. El president, Artur Mas, defiende una única lista de partidos que apoyen la independencia, lo que le permitiría seguir liderando el proceso y evitar el riesgo de verse superado por ERC. Esa propuesta cuenta con el apoyo de las entidades soberanistas –Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Associació de Municipis per la Independència (AMI)–, que desean que esa candidatura sea transversal. ERC, la principal interpelada por Mas, rehúye ese abrazo. Su líder, Oriol Junqueras, quiere varias candidaturas soberanistas y comicios ya, sin demora, para caminar hacia la independencia. 

Artur Mas y Oriol Junqueras se saludan antes de la conferencia en Barcelona del presidente de ERC, el pasado 2 de diciembre de 2014 | EFE

Aún no hay acuerdo. El sábado pasado, ambos dirigentes se reunieron en el Palau de la Generalitat con Carme Forcadell (ANC), Muriel Casals (Òmnium) y Josep Maria Vila d'Abadal (AMI) para intentar pactar unas elecciones plebiscitarias en el primer trimestre de 2015. Pero el desbloqueo todavía no se ha producido. Y pronto se entrará en tiempo de descuento: la intención sería citar a los catalanes a las urnas en el primer trimestre de 2015, antes de las municipales de mayo. Dado que la ley obliga a expedir el decreto de convocatoria de los comicios con 54 días de antelación, en la práctica no queda más que un mes de negociaciones. Según el portavoz del Govern, Francesc Homs, no habrá noticias definitivas, mínimo, hasta después de Reyes.

"En las próximas semanas se deberán tomar nuevas decisiones complicadas y no exentas de riesgo", dijo Mas en su discurso de fin de año, apelando por enésima vez a la unidad de los partidarios de la secesión, porque esa unidad "es lo que más teme el Estado". Y ERC respondió poniendo un plazo: 15 días máximo, "antes de que se voten las secciones presupuestarias, para que las fuerzas soberanistas y la sociedad civil se empleen a fondo y se llegue a un acuerdo para obtener un mandato democrático en los próximos tres meses", según Anna Simó, portavoz de los republicanos en el Parlament.  

Empate técnico entre CiU y ERC

El PP de Alberto Fabra critica el “abandono” de Rajoy

Según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO, el CIS catalán), hecho público el pasado 19 de diciembre, habría un empate técnico entre CiU y ERC. Los convergentes, en unas autonómicas, recuperarían fuelle respecto a anteriores sondeos y se impondrían en las urnas con entre 34 y 36 escaños –por los 50 que obtuvo en 2012–, muy lejos de la mayoría absoluta (68). Los republicanos se quedarían con 34-35 diputados (21 hace dos años) y Ciutadans sería tercera fuerza en el Parlament (14-16 actas), por delante del PSC (13-14), PP (11-12), Podemos (9-11) e ICV-EUiA y la CUP (7-8). Para las generales, Podemos se convertiría en el partido más votado, con un 20,4% de estimación de voto y entre 10 y 11 escaños, aunque CiU (18,8%) le aventajaría en número de parlamentarios (11-12). Por detrás seguirían ERC (17,5%), PSC (13,3%), PP (10,7%), C's (5,1%), ICV-EUiA (4,6%) y la CUP (2,7%). 

Otro elemento interfiere en el proceso: las querellas y denuncias contra Mas y dos conselleras de su Govern –la vicepresidenta, Joana Ortega, y la titular de Enseñanza, Irene Rigau– que admitió el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC). Los tres serán investigados por desobediencia al mandato del Constitucional, al haber seguido adelante con la consulta del 9-N. 

Con o sin comicios anticipados, lo que parece obvio es que el problema político sigue embarrancado. CiU y ERC quieren caminar hacia la secesión, mientras que el Gobierno de Mariano Rajoy ya ha dejado claro que no habrá ni propuesta alternativa ni reforma constitucional, como piden los socialistas. En Cataluña y en el resto de España algunos partidos empiezan a asumir que habrá que esperar a la siguiente legislatura, con nuevas mayorías en Madrid, para ver un giro en la gestión del conflicto. 

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