Torrepacheco: y esto, ¿quién lo paga?

Juan M. Molina Raspal

La imagen que hemos visto de la entrada de los salvadores de la patria en el kebab de Torrepacheco no tiene nada que envidiar a la manera de actuar de los grupos mafiosos que vemos en las películas. Seguro que iban gritando, aunque no se oyera, ¡somos los putos amos!

Los activistas de ultraderecha no son muchos pero curiosamente no les falta dinero. Personas y grupos económicos que ganan mucho, quieren ganar más. Y financiar camarillas ultraderechistas es una inversión. Ni tan siquiera tiran la piedra, simplemente esconden la mano. 

Eso puede explicar tanto derroche en medios digitales que tan poca gente lee o televisiona, pero que tan buenos sueldos dan a los que allí vegetan y tertulíanCongresos para ensalzar la liberalidad o las supuestas raíces cristianas de las que se inexplicablemente se enorgullecen, ¿quién puede sentirse satisfecho del cruel comportamiento que durante siglos tuvo la Iglesia Católica para aquellos que no comulgaban con sus preceptos? Eventos por la libertad, las criptomonedas o, si es posible, por las dos cosas a la vez. Algo que entusiasma a líderes de profundo conocimiento en economía como Milei, Bukele o Trump y que, de paso, aprovechan para ganarse unos eurillos a costa de los primos a los que embaucan. Fundaciones para reivindicar la vida y la familia o la defensa de la libertad, la unidad y la soberanía de España como declara entre sus objetivos la unipersonal Disenso de Santiago Abascal que empezó con unos modestos 30.000 euros y ya va por varios millones. ¡No reparen en gastos, señores! En este lado las fiestas nunca se acaban.

Congresos para ensalzar la liberalidad o las supuestas raíces cristianas de las que se inexplicablemente se enorgullecen, ¿quién puede sentirse satisfecho del cruel comportamiento que durante siglos tuvo la Iglesia Católica para aquellos que no comulgaban con sus preceptos?

A cambio, los ultras del siglo XXI ya no son partidarios de economías fuertemente estatalizadas y centralizadas. No, ahora lo que mola es ser liberales que, en el lenguaje de redes e influencers afectos, significa que cada palo aguante su vela, que el Estado cuanto más flaco mejor y que lo único que este debe gestionar son los ministerios de Interior y Defensa. Un sueño húmedo para sus amos. 

El primero para, como vemos en los neodemocráticos Estados Unidos de América, expulsar a los inmigrantes que por definición vienen a quitarnos nuestros trabajos, a ocupar nuestras casas y violar a nuestras mujeres. También trabajando, y pagando a la neoclase de los cibermillonarios, como Peter Thiel y su Palantir, que suministrarían las tecnologías de vigilancia y control digital para pastorear a los disidentes. 

El de Defensa para enriquecer a sus amigos de la industria militar con su 5%, ¿por que no un 10%? Y si vienen mal dadas apoyar al Equipo A. ¿Les suena la movilización de la Guardia Nacional ante las manifestaciones en California?

El resto, como pedagógicamente nos enseñaba Milei en uno de sus videos, ¡a la basura! A la basura Sanidad, Educación, Igualdad…quién tenga vicios que se los pague.

Cuentan que cuando el escritor catalán Josep Plá visito Nueva York en 1954 y le llevaron a ver la ciudad iluminada durante la noche, preguntó: Y esto, ¿quién lo paga?

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Juan M. Molina Raspal es socio de infoLibre.

Juan M. Molina Raspal

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