Huelgas generales

'Los dos de la Lealtad' insisten en el juicio que el piquete era "informativo" y no impidió que se ejerciera el "derecho al trabajo"

Los sindicalistas de UGT Rubén Ranz (i) y José Manuel Nogales (d).

Los sindicalistas de UGT Rubén Ranz y José Manuel Nogales, detenidos durante la primera huelga general contra el Gobierno de Mariano Rajoy y para los que la Fiscalía pide 14 años de cárcel, reiteraron este miércoles que el piquete en el que participaron la mañana del 29 de marzo de 2012 era "informativo" y señalaron que "en ningún momento" intentaron impedir a los empleados de la Cafetería Siguero, en la madrileña plaza de la Lealtad, ejercer "el derecho al trabajo", en palabras del fiscal. "Veníamos del Banco de España, los verdaderos culpables de la crisis. Nuestro objetivo era el Hotel Ritz, no un bar pequeñito", señaló Ranz en sede judicial.

Aquel día, un piquete de la Federación de Trabajadores de Comercio, Hostelería-Turismo y Juego (CHTJ) de la UGT se había movilizado para informar a los trabajadores "de los motivos de la huelga" e instarles a "participar en ella". Unos metros antes de alcanzar el lujoso hotel, un grupo se detuvo frente a la cafetería abierta, produciéndose un enfrentamiento con el dueño y uno de los empleados. Pocos minutos después, cargó la Policía, deteniendo a Nogales y Ranz. La Fiscalía les acusa de un delito contra los derechos de los trabajadores –art. 315.3 del Código Penal–, dos de atentado y cuatro faltas de lesiones. Pide para cada uno 7 años de cárcel y sendas multas. 

"Yo el 315.3 no lo acepto"

Cinco años después, los dos sindicalistas se sentaron este miércoles en el banquillo de los acusados. Nogales y Ranz llegaron a las 10.00 horas a las puertas del Juzgado de lo Penal número 1 de Madrid arropados por varios millares de sindicalistas –unas 5.000, según UGT–, llegados de todas las partes de España y que se manifestaron desde primera hora de la mañana por el centro de la capital. Sin embargo, la celebración de otros pleitos en la misma sala y una oferta del fiscal a última hora retrasaron el inicio del juicio unas tres horas. El Ministerio Público les ofreció rebajar la pena manteniendo el delito contra los derechos de los trabajadores. Rechazaron: "Yo el 315.3 no lo acepto", señaló Ranz.

Y comenzó el juicio. El primero en declarar fue Nogales, que afirmó que él no se encontraba frente a la cafetería en ese momento, sino que estaba más adelantado, "entre el establecimiento y el hotel Ritz", a "unos diez metros". Ranz, por su parte, sí reconoció haber estado en la puerta de la cafetería tratando de impedir "que el camarero" pegase a uno de sus compañeros. Los dos sindicalistas, sin embargo, insistieron que en ningún momento se impidió que los empleados pudiesen ejercer su derecho al trabajo: "Pedíamos que se sumasen a la huelga y explicábamos un poco los motivos de ella", señaló Nogales.

Tanto el dueño del bar como el camarero, por su parte, aseguraron al juez que en todo momento habían dicho a los miembros del piquete que querían "ejercer" su "derecho al trabajo". Los dos reconocieron que ninguno de los sindicalistas entró al local –sólo abrieron la puerta y lanzaron un puñado de pasquines–, pero afirmaron que impedían el acceso al establecimiento, además de proferir gritos como "¡Esquiroles!". En cuanto a las agresiones, el dueño del bar afirmó que un "bofetón" de uno de los sindicalistas desencadenó el enfrentamiento. El camarero, por su parte, identificó a Ranz como el que le "insultó y agredió": "Tenían de todo: palos, ladrillos...", añadió.

Intervención policial

En medio de la refriega en la puerta de la Cafetería Siguero, y siempre según el escrito de defensa, la policía apareció "corriendo" y cargó "desde las espaldas" y con "violencia". Algo que repitieron ante el juez los dos sindicalistas de UGT. "He estado en muchos piquetes y nunca había visto a la policía cargar así", aseveró Nogales. "[La Policía] Golpeó muchísimo y cargó muy fuerte", completó Ranz en su declaración. Varios de los agentes que prestaron declaración ante el juez, por su parte, apuntaron que se había utilizado "la mínima fuerza imprescindible".

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La Fiscalía, en su escrito de acusación, sostiene que los dos acusados aprovecharon el "tumulto" y la "confusión reinante" que se formaron con la carga policial para agredir "con un palo de bandera" a dos de los agentes. Nogales y Ranz rechazaron que en ese momento llevasen una en la mano: "La dejé en una papelera", apuntó el primero. La defensa ha centrado parte del interrogatorio en esas banderas y los materiales con las que están fabricadas. "Son de plástico y con un poco de aire se doblan", afirmó Ranz, por lo que el daño ocasionado habría sido mínimo.

El jefe del subgrupo de la Policía que intervino aquel día no fue capaz de concretar "si los detenidos llevaban banderas", unos objetos que, a pesar de haber sido utilizados para las supuestas agresiones, no fueron intervenidos. "Yo no intervine banderas. Intervine clavos y silicona", dijo uno de sus compañeros. Los policías que han declarado como testigos aseguraron que intervinieron en pleno "forcejeo" para separar a los empleados del bar del piquete, que intentaba "cerrar por la fuerza" el local.

Sin embargo, mostraron dificultad para precisar "al detalle" las agresiones sufridas pos sus compañeros. "No sé individualizar quién agredió a quién", dijo uno de los agentes. Después de varias horas, el juicio quedó suspendido por la incomparecencia de uno de los agentes agredidos ese 29 de marzo de 2012. Se reanudará el próximo viernes 9 de julio a las 9.30 horas.

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