De Asturias a Baleares, la pesadilla de vivir donde otros veranean: “3.500 euros por agosto y 300 de fianza”

Anuncios de portales inmobiliarios en Baleares, Asturias, Galicia y País Vasco sobre un fondo de personas paseando por una playa.

A un mes del verano, los destinos vacacionales comienzan a experimentar un aumento de alquileres turísticos de corta duración. Basta un repaso por los portales inmobiliarios para ver como los meses estivales pueden ser una ganga para algunos propietarios y la moda de veranear en el norte se nota ya en algunos de sus municipios más populares. “Primera línea de playa. Se alquila el mes de mayo,15 días, 800 euros. Junio completo 1.300 euros. 15 días de junio 950 euros. Primeros 15 días de julio, 1.300 euros”, reza un anuncio en Laredo (Cantabria) que ofrece un bajo sin ascensor. Otra oferta de la misma localidad marca “3.500 euros por el mes de agosto, con 300 más de fianza”. Lo mismo se puede ver en Llanes, uno de los municipios más turísticos de la costa asturiana: “Piso sin ascensor, exterior, con dos habitaciones dobles y un baño. Julio 2.300 € el mes entero. Agosto, 2.800 €”, concluye la descripción. “Estamos viendo una transformación muy profunda y preocupante del mercado de vivienda”, explican desde el colectivo de vivienda AMA Asturias. Otro aviso recurrente en las publicaciones es el “alquilamos solo de septiembre a junio”, para poder sacar más rentabilidad los meses estivales.

El año pasado, el norte fue donde más se incrementaron los precios de las casas para veranear, en concreto en Cantabria y Lugo. Y aunque los inmuebles más caros de media siguieron siendo los de Ibiza, Baleares o Marbella —de acuerdo con un estudio de Tecnicasa—, las incomodidades que genera el boom turístico se replican por igual en todas las regiones. En lo que tiene que ver con la vivienda, el tirón en la demanda suele provocar que los precios suban, sobre todo en aquellos destinos más atractivos para pasar la temporada estival. El verano pasado, el precio de una vivienda frente al mar había aumentado un 9,95% en España, llegando a un precio medio de 1.160 euros mensuales, según un informe de Tecnicasa. Además, el número de alojamientos de este tipo ha ido creciendo en los últimos años, pasando de 286.868 en febrero de 2022 a 368.295 en noviembre de 2024, un 28% más, según las series del Instituto Nacional de Estadística (INE). De media, los precios en junio, julio y agosto de 2024, se había elevado un 13,2%, un 10,4% y un 9,8% interanual, respectivamente. “Compartir piso o alquilar una habitación que no baja de 500 euros es la única opción que tienen los compañeros que vienen de otras regiones. Calculamos que aproximadamente el 40% de los profesionales sanitarios están en esta situación”, explica Juan Andrés Bernabéu, trabajador en el sector sanitario de Baleares y representante de Comisiones Obreras.

No hay un registro oficial de las variaciones de precio del alquiler temporal en el periodo estival, pero los expertos coinciden en que tiene una gran incidencia en los precios corrientes y el verano es un momento sensible. “El crecimiento descontrolado de la vivienda de uso turístico y de alquileres de corta duración está reduciendo la oferta de viviendas de larga duración, elevando los precios y agravando el problema de falta de vivienda asequible”, apunta Andrea Jarabo, responsable de Comunicación e Incidencia de la plataforma de alquiler social Provivienda. En la misma línea se pronuncia Enric Aragonès, portavoz del Sindicat de Llogateres de Barcelona, que explica que el mayor impacto en los precios que tiene esta actividad viene de la cantidad de inmuebles que retira del mercado de larga duración. “Las viviendas que se destinan a alquiler vacacional no suelen cambiar de uso, es decir, no llegan a entrar al mercado de vivienda habitual. Pero si lo hicieran, en el caso de Cataluña, llegarían al mercado de golpe 100.000 viviendas. Eso sí, tendría un impacto en la oferta y bajaría los precios”, señala. De hecho, basta observar el mapa de la vivienda turística en España para comprobar que muchas de las zonas con más actividad de este tipo son las que tienen unos precios más elevados.

El perfil de la costa cantábrica y mediterránea, junto con Baleares, Canarias y las grandes capitales, son las zonas con más viviendas turísticas, según los datos del INE. Así, si se observa la evolución de los precios, las zonas turísticas tienden a llevarse también la peor parte. En los alquileres, Barcelona es la capital más cara, seguida de Madrid, San Sebastián, Palma y Málaga, según datos de Idealista. Si se mira el precio de la vivienda nueva, también la costa mediterránea y las islas son de las regiones que salen peor paradas.

Los mismos problemas de Asturias a Baleares 

Bernabéu trabaja como administrativo en un centro sanitario y conoce bien la realidad de no encontrar casa para vivir en una región tan turística como Baleares. Cuanta que en su puesto de trabajo ve a muchos profesionales del sector irse a otras comunidades por las dificultades que encuentran para conseguir un alojamiento estable. Bernabéu explica que a los altos precios se suma la escasez de oferta: “En verano se complica más y nadie quiere venir a Baleares a trabajar, además quienes tienen la opción de irse lo hacen, porque aquí no pueden organizarse una vida”, concluye. “Es un problema que sufren toda clase de profesionales”, explica Elisa Gonzales, secretaría general de sanidad y sociosanitarios de Baleares, quien remarca que es “una realidad insostenible”. 

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Lejos de las Islas Baleares, en la costa norte, temen que la demanda turística creciente que están experimentando les lleve a la misma situación. “Se está empezando a replicar el patrón especulativo que vienen sufriendo otras zonas como Canarias, Baleares o la Costa del Sol, donde primero se tensionó el mercado, luego los precios se inflaron artificialmente y terminaron llegando los fondos de inversión”, explican desde la asociación AMA Asturies, que se integra dentro de un colectivo amplio de plataformas que luchan por mejorar el acceso a la vivienda. “Aterrizando algunos ejemplos, en concejos como Llanes, Ribadesella, o Villaviciosa [todos municipios de la costa cantábrica] ya hay situaciones donde más del 30% del parque inmobiliario está destinado a vivienda vacacional en determinadas épocas del año, y muchas promociones nuevas directamente salen al mercado pensadas para este tipo de compra”, concluyen. Desde Asturias denuncian que los jóvenes cada vez lo tienen más difícil para acceder a una vivienda en solitario e insisten en que es una comunidad “muy sensible” a las subidas de precios: “alquilar una vivienda en Asturias ya cuesta de media 740 euros mensuales, cuando el salario medio apenas supera los 1.400 euros netos mensuales”, concluyen.

“Para abordar el problema de manera efectiva, será crucial tanto establecer una regulación adecuada, como implementar mecanismos de inspección y sanción eficientes”, insisten también desde Provivienda. Y es que muchas viviendas de uso turístico operan sin licencia. En ellas tiene puesto el foco el Ministerio de Consumo que, después de un informe en el que advertía de que en Madrid operaban 15.200 casas sin licencia, publicó otro estudio sobre Galicia. En esta comunidad, de un total de 15.740 anuncios, al menos 9.647 serían ilegales, según los datos del ministerio.

La actual Ley de Vivienda recoge que los inmuebles que se destinen a alquileres de temporada, turísticos y de habitación deben estar registrados en una Ventanilla Única Digital, precisamente para acabar con los arrendamientos ilegales. Sin embargo, los colectivos de vivienda piden una aplicación más rigurosa y mayor protección para quienes buscan una casa en la que vivir. “Confiamos en que se apliquen procedimientos de inspección y sanción sólidos”, concluye Jarabo.

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