Paternidad responsable

La domesticación - Abraham Gragera

Valencia (Pre-Textos, 2025)

 

Algunos libros conviene empezar a leerlos por la cubierta. En este caso, la viñeta naíf dibujada por Isadora Gragera, en la que vemos el contorno de una niña dentro de otra silueta femenina de mayor tamaño, aporta en buena medida la clave temática del poemario. La domesticación relata, en efecto, el proceso que abarca desde la gestación hasta el primer año de la hija. No obstante, si el motivo se presta como pocos al tratamiento ternurista, al anecdotario prosaico o al harakiri sentimental, Abraham Gragera desactiva desde el comienzo esas expectativas al plantear una indagación —áspera y descarnada— en los vínculos entre deseo, amor e incertidumbre. Con esta finalidad, el autor se centra en su "propio proyecto de domesticación", en el que convergen anhelos y temores compartidos. Los textos iniciales (Ecografía y Embrión) ya exponen, a veces con pinceladas expresionistas, la pervivencia de una conciencia atávica y la fuerza depredadora de una especie marcada por la stuggle for life.

Esa identidad primigenia, resistente a toda tentativa civilizatoria, es una de las constantes que vertebran La domesticación. La idea de una culpa heredada secularmente, que tiene algo de reformulación laica del "pecado original", funciona como corriente subterránea que permea las páginas del libro. De este modo, hasta los gestos emotivos emergen de forma imprevista para un sujeto que transige con ellos casi a regañadientes: "Y nos damos la mano sin querer, / como presas posibles", "Y nos duele tu vida / como un miembro fantasma". Precisamente la asunción del dolor ajeno recorre Culpa, donde la transferencia anímica con la amada se cumple tras una falsa alarma, o Mientras vivas, que sella un pacto con la transitoriedad.

A partir de este momento, el hilo conductor se vuelve más tenue y las huellas cronológicas se debilitan, pero eso no implica que el conjunto pierda intensidad. Incluso cuando Gragera juega al pastiche manierista, como en Bucólica IV o Mitología para niños, la experiencia de la paternidad le permite humanizar las figuraciones alegóricas que pone en pie. De hecho, las ceremonias cotidianas también se mezclan con las liturgias del calendario cristiano: véase Navidad, donde coexisten la explosión ritual de la festividad (con su tiovivo de nacimientos, adoraciones y villancicos) y la sobriedad doméstica de quien vigila el sueño de esa "pequeña humana mía a la que nada / de lo que no lo es, le es, aún, / ajeno". Y si en Acta de nacimiento el autor reflexiona sobre las connotaciones bíblicas de su nombre —algo que ya había ensayado en títulos previos, como Young Abraham man—, en Contemplaciones la sombra de una vergüenza indefinida se interpone entre la contaminación de las palabras y la pureza de la mirada.

En otras composiciones, Gragera se aproxima a la retórica fragmentaria con la que se asoció en sus orígenes. Así se aprecia en las píldoras sentenciosas de Lo indeseado, que lindan con el aforismo o que remedan el molde cancioneril, a tal punto que resulta difícil no advertir la cicatriz de las tres heridas hernandianas en los versos "El de tu nada. / El de tus huesos. / El de tu amor". Hacia otras coordenadas apuntan los tres sonetos de Elegía de Krem y las doce secuencias de Wintermärchen: aunque se inspiran en paisajes austriacos y alemanes, el círculo de redención y compasión se expande aquí concéntricamente hacia la historia del siglo XX y sus secuelas geopolíticas. La fábula ecologista, la crítica al culto narcisista de la imagen y la denuncia de los estercoleros de la posverdad se filtran en una serie textual en la que la voz enunciativa medita sobre la debilidad de la esperanza y se pregunta qué mundo estamos dejando a quienes ahora empiezan a habitarlo. El volumen se cierra con 28 de diciembre, cuyo inquietante aviso ("Recuerda que eres libre porque no eres inocente") impugna los consejos bienintencionados de los poetas a sus vástagos, según el evangelio de Palabras para Julia.

El amante del amor

La domesticación se alinea así con diversas obras recientes que, en verso y en prosa, ofrecen una deconstrucción de los roles tradicionalmente asignados a la figura paterna, desde Umbilical (2022) de Andrés Neuman hasta El gran amor (2025) de Andrés García Cerdán. Combinando la distancia reflexiva con el pellizco afectivo, el libro de Gragera constituye una auténtica lección de paternidad responsable en una época que está para pocas bromas.

 

* Luis Bagué Quílez es escritor y crítico literario.

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