Así ocultaron de la policía los narcos 2.000 kilos de cocaína en las Islas Cíes

Cinco de los agentes que abordaron el Tammsaare en la operación Temple, junto a la droga.

Estamos en 1999. El tiempo en el que la cocaína empezaba a llegar por toneladas a Europa a través de Galicia. El juez Baltasar Garzón tenía en el punto de mira a una gran organización gallega que llevaba tiempo trabajando en colaboración directa con un cártel colombiano, todo ello a partir de los lazos establecidos desde antes del famoso caso Nécora. La red criminal era capaz de introducir una tonelada y media de droga cada quince días, hasta que fue desmantelada en el marco de la operación Temple. Allí se intervinieron unos 13.000 kilos de cocaína en un barco y en una 'guardería' en A Pobra do Caramiñal. Pero se buscaban 15.000. El resto, según puede confirmar Narcodiario en la víspera de la Nochebuena de 2025, tomaron otro camino. Fueron descargados en las Islas Cíes, e introducidos en el territorio.

En aquella época, el kilo de cocaína se pagaba en millones de pesetas, entre cinco y diez por cada 1.000 gramos, según el mercado al que fuese dirigido. Las ganancias eran bestiales, mucho mayores que en la actualidad, dado el precio del dinero de entonces. Los cinco millones de la época (30.000 euros de hoy) doblan el precio que se paga en la actualidad por la misma cantidad de droga. Y eso sin contar la inflación. El negocio era descomunal.

Por eso, los implicados en aquella operación hicieron todo lo posible por salvar los muebles cuando se vieron cercados por la Policía. Los líderes criminales del engranaje eran, en esencia, cuatro. El gallego José Manuel Vila Siera, alias O Presidente, la asturiana Ana Garrido Álvarez, alias La Rubia, y los colombianos Alfonso León, alias Antonio, y Carlos Ruiz Santamaría, alias El Negro. Este último estaría en lo más alto de la cadena delictiva. Todos ellos acabarían siendo condenados.

Los narcos tenían canales sencillos de entrada de droga a través de las Rías Baixas siguiendo un sistema que sigue vigente en la actualidad: barcos pesqueros contactaban con lanchas rápidas que colocaban la droga en 'guarderías' en Galicia durante un tiempo, para su posterior traslado a Madrid. En la capital eran los colombianos los que se hacían cargo de alijos que se distribuían en los mercados español y, principalmente, en el británico, incluso más lucrativo que el ibérico.

Según avanzaban las pesquisas, la Policía tuvo conocimiento de la llegada de un importante alijo que no pudo ser detectado y que, según pensaba, estaría almacenado en un lugar secreto de la ría de Arousa. Pronto consiguieron estrechar el cerco sobre el responsable de su introducción, el citado Presidente. Ahí se inició lo que se entendió como una negociación entre el gallego y el juez Garzón que, según trascendió, acabó con la entrega de unos 5.000 kilos que se encontraban en una vivienda a medio construir de A Pobra do Caramiñal.

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Esa entrega se realizó después de que el colombiano Alfonso León hubiese reclamado de forma insistente a Ana Garrido, que ejercía de enlace entre los sudamericanos y los gallegos, la entrega de esa droga. Sabían que había llegado y querían recuperarla. Constantes llamadas entre el colombiano y la asturiana, presiones y viajes de ella al hotel Temple, en Ponferrada (de ahí viene el nombre de la operación) no sirvieron para nada. O sí. Sirvieron para que la Policía acreditase que ellos eran los dueños de la droga. Pero, ¿cómo llegaron esos 2.000 kilos a las Islas Cíes?

En primer lugar, hemos de decir que las fuentes consultadas son de primera mano. Han pasado muchos años desde los hechos, que ya han sido juzgados y cuyas condenas se han cumplido con creces, lo que ha permitido que obtengamos esta información. La fase final de la operación tuvo dos puntos calientes: el hallazgo de la droga en A Pobra que habría entregado Vila Siera para beneficiarse (de hecho, fue condenado a 10 años de cárcel, mientras que Ana Garrido, por ejemplo, recibió más de 30); el segundo, el abordaje del Tammsaare, un buque que llegaba con otros 7.500 kilos para su introducción en tierra. En el mismo fue detenida toda su tripulación, de origen ruso. Pero, faltaban 2.000 kilos, de los que nunca más se supo. Hasta ahora.

Esas dos toneladas fueron descargadas en las Islas Cíes, en la entrada de la ría de Vigo, en 1999, y allí se 'enfriaron' durante el tiempo necesario para su introducción en tierra. Se trata de un modus operandi que se ha seguido repitiendo en años posteriores. De hecho, es muy probable que muchos de los barcos que se intervienen a día de hoy con cocaína hayan descargado una parte de sus alijos a embarcaciones menores antes de la llegada de las autoridades, que solo logran intervenir una parte de la droga. Eso justamente es lo que ocurrió en la operación Temple, que acabó con gallegos y colombianos en prisión, también con la tripulación del Tammsaare, de origen ruso, y con el segundo de a bordo muerto -sufrió un infarto cuando subieron los GEO de la Policía y Vigilancia Aduanera en el pesquero-. También con el mayor alijo de cocaína intervenido hasta la fecha. Y con un importante 'pellizco' en manos de los narcos.

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