Apaga y vámonos
El reciente apagón eléctrico ha vuelto a poner en evidencia las pocas luces de gran parte de la ciudadanía, tal vez por contagio del apagón neuronal que padece la mayoría de la clase política y del deontológico que afecta al grueso de los mal llamados medios de información. Es revelador el efecto de cualquier alarma sobre el esfínter sociológico que lleva a agotar las existencias de papel higiénico en cuestión de horas. También lo es la capacidad ciudadana para explicar las causas y los efectos de cualquier acontecimiento.
A las 12:56 y a las 13:33, Red Eléctrica emitió sendos comunicados y a las 14:30 el director de operaciones de la compañía compareció ante la prensa. A las 13:40, la DGT lanzó un comunicado y a las 13:44 lo hizo el Ministerio de Sanidad. A las 14:50 se desplazaron a Red Eléctrica el presidente Sánchez, María Jesús Montero, Grande-Marlaska, Sara Aagesen, Óscar Puente, Mónica García y Óscar López. A las 15:04, Moncloa anunció que Sánchez presidía una reunión del Consejo de Seguridad Nacional. No hubo rastro de Putin ni de un ciberataque, así que comenzó el habitual espectáculo de los circos político y periodístico.
La oposición mediática se mostró decepcionada y se produjeron las primeras maniobras de la oposición política. A las 16:29, Madrid, Andalucía, Extremadura y Murcia (del PP) pidieron explicaciones al Gobierno y se desentendieron del problema exigiendo la declaración de emergencia nacional. Tras lo de la dana de Valencia (y lo del Prestige, y lo del Yak 42, y lo del metro de Valencia, y lo de…) pensaron que mejor echar el culo fuera y preparar la artillería para culpar a Pedro Sánchez, dijera lo que dijera, hiciera lo que hiciera.
A falta de rusos siniestros, de hackers intrépidos y de negligencias irrebatibles (lo buscaron debajo de las piedras), la artillería opositora ha recurrido a los clásicos: apagón informativo
Feijóo exigió información, no le valían las declaraciones de Red Eléctrica, Moncloa, Adif, la DGT, Aena o Sanidad. Ayuso fue de las primeras en sacudirse el problema para, de forma inmediata, criticar la gestión “lenta e ineficaz” del Gobierno, reclamar información y pedir que el ejército tomara las calles. Los parásitos Abascal y Cayetana no faltaron a la cita con la conspiración, el bulo intencionado y la desinformación militante; eso sí: al día siguiente porque el gandul y la marquesa no se rebajan a ser como la España que madruga.
A falta de rusos siniestros, de hackers intrépidos y de negligencias irrebatibles (lo buscaron debajo de las piedras), la artillería opositora ha recurrido a los clásicos: apagón informativo, ocultación de la verdad, tardanza en las explicaciones y no tomar las medidas adecuadas; y a la actualidad: se ha utilizado el apagón para justificar el injustificable y desorbitado gasto militar por parte de unos y para defender el uso de la energía fósil y la nuclear ante el empuje de la renovable por los otros. Debajo de las piedras sí se han encontrado dóciles opinólogos y expertos a la carta para apoyar toda clase de teorías especulativas.
Lo que nunca falla es el espíritu depredador del libre mercado. La histeria se ha vuelto a traducir en un llenado extra de las cajas de las empresas de distribución y comercios varios que contaban con autonomía energética. Tampoco han defraudado las alimañas que han aprovechado la desgracia para infligir un castigo añadido a quien las sufre. Ha habido poca rapiña al amparo de la oscuridad, pero hoteles o VTCs no han dudado en disparar los precios en nombre de la oferta y la demanda y del sacrosanto logaritmo que fija las tarifas.
Y ha faltado lo peor de lo peor. ¿Imaginas al novio de Ayuso traficando con radios a pilas, a su hermano con infiernillos de gas y a Almeida comprando generadores defectuosos al hijo del duque de Feria? ¿Imaginas a Feijóo proponiendo el método Mazón para afrontar la crisis? ¿Imaginas a Ayuso firmando protocolos para no atender a las personas afectadas de dolencias y sin dinero? ¿Imaginas a PP/Vox…? ¡Deja de imaginar…! ¡¡Apaga y vámonos!!