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¿La bandera es de todos?

César Moya Villasante

Continuamente vemos comentarios de "gente normal", no extremista, a los que ni les considero cuando escribo estas líneas porque me contestarían con exabruptos o insultos, en los que se quejan de que sueñan con que todos los españoles estén felices con la bandera oficial roja y gualda, sienten envidia de esos equipos de fútbol escuchando felices su himno. Ahora que estamos en el absurdo Mundial de Catar... Pero nada voy a descubrir con lo que explico ahora, aunque quizá muchos jóvenes no conocen bien la historia de España. Los mayores lo conocemos muy bien.

Este es el único país europeo que ha tenido una guerra civil en donde se derrotó al comunismo. Hubo otros lugares, como la antigua Yugoslavia, donde la guerra de finales del siglo pasado reflejaba una lucha puramente nacionalista, entre otras circunstancias adversas, en donde cada una de las regiones hoy separadas quería reivindicar su país o lo que se quiera llamar a Serbia, Bosnia, Croacia, etc. Aquel país artificial se creó ahora hace un siglo y se organizó de nuevo en la famosa batalla de los Balcanes,  Pero en España lo que hubo, repito, fue una guerra entre hermanos y una parte de ellos tenían una bandera distinta, la llamada republicana. Por otra parte, aquí siempre hubo un sentimiento más o menos profundo de tipo nacionalista, en Euskadi y Catalunya, y en parte en Galicia, aunque menos profundo. Con la senyera, ikurriña, etc. Y el problema fue que estos quedaron derrotados con 36 años de castigo, incluyendo toda clase de despropósitos por el franquismo, hoy representado por Vox y por un 80% del PP sin querer analizar aquellos despropósitos. Pero con castigos en símbolos prohibidos que no fueran los victoriosos, prohibiendo incluso idiomas propios. Esto es una verdad que nadie puede negar. Y quizá de donde nazca el problema que ahora se expone por mucha gente de paz.

Y hoy continuamos con el odio franquista a esas ideas, que ninguna es mala si no se practica la violencia. Y nadie puede negar que la violencia de aquellos años fue solo de una parte. Y en un país que ha sido nido de todas las civilizaciones de la historia, desde los fenicios en adelante, no se puede suponer que aquí reine una armonía total entre símbolos o idiomas. Porque, además, los que defienden la idea de símbolo único, no han hecho ni un poquito así, por tener algo de empatía hacia los citados como “diferentes”. Recuerdo en mi niñez y adolescencia cruzar la frontera de Irún y ver ikurriñas sin ningún problema. Quizá por eso, allí en Francia se tenga más respeto a la bandera común. Pero no olvidemos que, independientemente del sentimiento nacionalista, hay gente española de izquierdas que mira con más simpatía la otra bandera, la republicana.

Pero todo nace de esa poca empatía de ciertos partidos hacia pensamientos de otros tipos que no dañan a nadie. Otra cosa fue ETA, pero eso acabó gracias a todos, hace ya mucho tiempo aunque algunos quieran cada día recordarlo...

Es cierto que al morir Franco se hizo una Constitución respetuosa con otras ideas, pero precisamente los que más presumen de defenderla son los que menos la practican. Y la aparición de Vox con el acercamiento ahora sincero del PP a esas ideas, que son las mismas que antes disimulaban, se ha recrecido esa presión hacia los símbolos. Recuerdo hace pocos años, como anécdota de la exageración de este país plural, cuando en Navarra se quiso prohibir la entrada de la ETB vasca en los hogares. Cuando en esa comunidad hay gente que habla euskera mejor que el castellano. Absurdo como ese lo he oído pocas veces. Pero todo nace de esa poca empatía de ciertos partidos hacia pensamientos de otros tipos que no dañan a nadie. Otra cosa fue ETA, pero eso acabó gracias a todos, hace ya mucho tiempo, aunque algunos quieran cada día recordarlo...

He escrito antes que no describo nada que no sepamos los que peinamos canas, pero es que veo a muchos jóvenes hoy que no saben ni quiénes eran Franco o José Antonio, y los tienen que conocer porque son parte de nuestra historia, nos guste o no. Borrarla como quieren algunos es no acabar nunca con ese problema. Aplaudo al Gobierno de Sánchez que trata de cumplir la Constitución con empatía hacia esas Comunidades, alguna vez llamadas “rebeldes”, y no hay que ver y oír los insultos que recibe, y los aplausos y votos que aumenta la extrema derecha, en Madrid como ejemplo, para darse cuenta del problema que los símbolos han supuesto en este país después de aquella guerra civil en la que Franco quiso dejar un país homologado con pensamiento único, algo imposible, en un área del mundo donde la creatividad de la persona es una de nuestras identidades y eso genera que cada español piense de distinta forma que el que está al lado. No hay que ver más que las tertulias en los medios o cualquier reunión de vecinos para darnos cuenta de que el Congreso actual es una representación real de lo que es España. País muy difícil de gobernar, precisamente por lo que aquí escribo. Pero eso no significa que debamos tener siempre un general que nos mande, porque la educación y la empatía deben prevalecer siempre en cualquier parte. Es difícil pero deseable siempre. ¿Algún día se convencerá la derecha de este país de que con el enfrentamiento continuo no avanzamos? Puede que sea lo que deseen...

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César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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