El ‘bullying’ en la publicidad
Como no soy especialista en acoso escolar y menos aún en publicidad, en este caso escribo como ciudadana comprometida con unos valores humanos y pensando en la influencia de la publicidad televisiva, tal vez un poco con la mentalidad profesional desde la pedagogía, pero mucho más desde la ideología.
Me interpela de forma profunda cuando escucho los mensajes publicitarios, bien intencionados sin duda, de las campañas contra el acoso escolar y ahora de un producto de consumo infantil. Toda la trama, todos los mensajes de adultos o de iguales, se reducen a señalar problemas de autoestima, de timidez o de falta de valor de quien sufre el bullying: “Eres único, tú vales, te necesitamos, tú puedes”.
Sin embargo, sin pretensiones técnicas, la definición a la que puede acceder cualquier persona interesada dice:
“El bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador”.
Y el sustrato es ideológico, una forma de estar en el mundo que abandona las pautas de igualdad, solidaridad, compartir, etc. Se parece a llamar loco al maltratador en lugar de combatir las razones culturales del maltrato a la mujer
Resulta que es de Unicef y suena justamente al revés que lo que machaconamente se repite en la publicidad. El problema se origina en el ejercicio del poder, que genera diferentes respuestas en el grupo, por lo cual aunque parta de una persona es un conflicto social. Se trata de conductas grupales que se sustentan en valores, actitudes, respuestas a frustraciones, que muestran un modelo de relaciones entre iguales. Y el sustrato es ideológico, una forma de estar en el mundo que abandona las pautas de igualdad, solidaridad, compartir, etc. Se parece a llamar loco al maltratador en lugar de combatir las razones culturales del maltrato a la mujer.
En suma, la publicidad está reproduciendo el modelo individualista y competitivo que tanto necesita esta sociedad de consumo y, por otro lado, cuando lleva al plano psicológico algo que tiene una raíz social, también está contribuyendo a invisibilizar el origen de tantos de los conflictos contemporáneos.
¿“Sálvese quien pueda” vale más que combatir las conductas agresivas? ¿Protegemos al débil pero no cambiamos el ejercicio del poder? Existen otros mensajes publicitarios tan nefastos, desde la perspectiva del modelo de relaciones que reproducen, desde los valores que difunden, que habrá que pedir a gente experta que inicie campañas de denuncia. Así como hemos puesto la lente de género para detectar macro y micro machismos, sería positivo poner el filtro a la reproducción de valores y formas de vida perjudiciales para el desarrollo humano, a mensajes o conductas que aparecen como “naturales” y son perversiones para los derechos sociales, a las deformaciones de la realidad que conllevan la creación de expectativas irreales que generan frustraciones.
Muchas gracias a Virginia por esta invitación a escribir en Librepensador@s.
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Estella Acosta Pérez es socia de infoLibre.