LIBREPENSADORES

Educación y equidad

José María Barrionuevo Gil

No todos los días ni todas las noches son iguales. Nuestra experiencia nos confirma que estamos en una dinámica de desigualdades, de proporciones, de partes alícuotas que nos pueden amparar o no en muchos de nuestros menesteres. De siempre hemos escuchado por doquier muchos razonamientos que nos enfrentan a las igualdades. Y, sobre todo, hemos sido testigos de muchos parlamentos que condenan el igualitarismo con no pocos supuestos y presupuestos, que eran muy válidos para aquellos defensores de la doctrina del esfuerzo, cuando les convenía, o especialmente cuando no estábamos avisados de los manejos, algo más que ocultos, del éxito de algunos próceres y que eran admirados por muchos que, la verdad sea dicha, “no sabían de la misa la mitad”.

En el tema de la educación también se ha criticado el tema del igualitarismo, porque la educación, que no se ha destetado de la antigua usanza de la educación discriminatoria –por un lado era privada y privatoria para atender a los hijos de la gente de buena sociedad y por otro quedaba generalmente dedicada para todos los que no podían pagar una educación elitista–, que nos ha marcado casi a fuego a esta sociedad que ya ha dado unos pasos importantes adentrándose en el siglo XXI.

Hoy en día, estamos más sensibles con una propuesta educativa que se olvide del falso igualitarismo,  así como de las discriminaciones de antiguo corte, y todo porque la educación ha entendido la fundamental y, a la vez, ineludible propuesta de los cuidados, entrando de lleno no en la educación igual para todos, sino en la equidad educativa que pueda atender a todos, precisamente, según sus necesidades.

Entramos así de lleno en el tema de las necesidades educativas especiales, que pueden ser denominadas oficialmente como “se nos mande”, pero que será ineludible, a la vez que educativa y sensibilizadora para esta sociedad, que, a pesar de tantos avances, tan chunga se nos está mostrando en muchos aspectos.

Nos ha alegrado enormemente el compromiso de la Administración educativa, la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, y el Ayuntamiento con el CEIP Reina Sofía de Antequera, para que Educación se haya comprometido, de hecho, a atender a estas personas, que no solo estudiantes, con necesidades educativas especiales, hasta la edad de 21 años.

Como se trata de una acertada actuación y atención de la Administración educativa a la constante e incansable reivindicación de la Marea Verde de Antequera, en la que han estado comprometidos tanto profesores como movimientos sociales, sindicatos y familias del alumnado, nos alegramos sobremanera, porque nuestras movidas no han caído en saco roto.

Es educativo también para todas las personas en general, el poder comprobar cómo la actuación insistente, ante la Administración en este caso que nos ocupa, con un compromiso constante y sin desfallecer de la ciudadanía, puede mover de sus sillones a nuestros representantes, para atender nuestras reivindicaciones. Hemos podido comprobar que no se nos concede la atención a nuestras propuestas y reivindicaciones educativas solamente por la empatía y generosidad de un Gobierno autonómico que, eso sí, graciosamente nos concede a todos raciones extras de retrasmisiones de misas por televisión, cuando existe en España un canal exclusivamente religioso, así como retrasmisiones de actos e informaciones religiosas en la segunda cadena de Radiotelevisión española. 

Si las ocho horas de trabajo, y no muchas más, se consiguieron tras aquella huelga de La Canadiense, a principios del siglo pasado, no fue solamente por el acuerdo y buen parecer de los representantes del pueblo, sino por la movida de los trabajadores, que reivindicaban aquellas mejoras laborales.

Cuando las familias, profesorado y movimientos sociales, todos a una, se comprometen con unas metas que son insoslayables, no es un asunto menor, sino un asunto de gran talla, totalmente educativo por la ejemplaridad que comporta para esta sociedad tan conformista e inmóvil de tantos móviles, que nos dejan desamparados en una total inconsciencia y en la más pertinaz sequía de “la indefensión aprendida”, durante tantos años de dictadura y otros tantos de propina, como hemos podido ir comprobando en muchos otros casos hasta el presente.                     

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José María Barrionuevo Gil es socio de infoLibre

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