“Cada generación tiene más rabia que la anterior”, concluía una de las personas protagonistas del documental A Stage of Rage: Hijas de la Tierra Santa, que aún se puede ver en el canal de documentales de Movistar. Una película, dirigida por Marcel Mattelsiefen, que fue galardonada en los Premios BAFTA (British Academy Film Awards), los Oscar del cine británico. El documento muestra la situación vital en la Cisjordania de 2024 desde el contraste de la visión en el campo de refugiados de Yenin y el de la población de Havat Gilad, levantada en 2002 por los colonos a los que Israel permite ocupar grandes extensiones y expulsar a sus dueños del territorio de la Cisjordania ocupada por el Estado judío desde 1967.
“Qué es la paz”, se preguntan dos amigas, dos niñas de 10 años. Las dos, sonrientes ingenuas, viven en un mundo cerrado que no conoce la tranquilidad de una vida sin guerra. Los protagonistas del reportaje son personas de ambos lado del conflicto y relatan su situación después del atentado del 7 de octubre realizado por miembros de Hamas y de la destrucción llevada a cabo por las tropas del Ejército de Israel, enviadas por el Gobierno de Benjamin Netanyahu, cuando ya eran muchas decenas de miles los muertos entre la población palestina, la mayoría de ellos niños y sus madres, en la franja de Gaza.
En el documento gráfico se ve tal destrucción y se menciona que en Cisjordania la situación comienza a asemejarse a la destruida por los bombardeos de hospitales, escuelas, monumentos históricos, tiendas de campaña y gazatíes huyendo por las carreteras. En la existencia de esas niñas nunca hubo paz en este territorio ocupado por Israel durante la Guerra de los Seis Días, donde los abusos contra la población palestina han sido constantes, con construcción de muros separadores, y donde los gobernantes judíos han fomentado la apropiación y ocupación ilegal de tierras por los colonos llegados de diferentes y lejanas partes del mundo.
En la existencia de esas niñas nunca hubo paz en este territorio ocupado por Israel durante la Guerra de los Seis Días, donde los abusos contra la población palestina han sido constantes
Precisamente una mujer de origen francés cuenta parte del relato señalando que ella y su familia nada tenían que ver con la tierra que ahora ocupan pero en la que se encuentran disfrutando, omitiendo que en ella vivían familias palestinas que han sido expulsadas de su hogar. En el documental se menciona la expulsión de más de 750.000 palestinos de su tierra de origen, de su lugar de trabajo, de su casa.
Hace más de un año que se rodaron esas escenas, entre tanto son muchos miles de muertos. Mientras, los medios de comunicación van retirando de sus portadas el genocidio que en Gaza se lleva a cabo, donde oficialmente parece que ya no hay guerra, son una media de cien los muertos de cada bombardeo diario. Y como ya parece que no queda apenas algo en pie en la franja costera gazatí, el Ejército israelí entra a diario en el territorio de Cisjordania y se lleva por delante la vida de numerosos cisjordanos. Lo que las Naciones Unidas “dejaron” para los habitantes de la antigua Israel a finales de los años cuarenta del pasado siglo (los palestinos que trabajaban aquella tierra, donde pastoreaban sus rebaños…) es una isla donde colonos llegados de distintas latitudes, apoyados por los soldados judíos, hacen a su antojo lo que quieren, separando familias y controlando cualquier movimiento de los legítimos dueños del territorio.
Mientras tanto, las naciones que gestionaron, gobernaron y decidieron sobre la ancestral Tierra Santa siguen permitiendo que se destruya vida y materia sin detener la masacre y el holocausto que un gobierno sanguinario perpetra desde hace año y medio. Es más, con la chacota y burla de levantar en esas ruinas históricas un parque de esparcimiento y disfrute de acaudalados de todo el mundo, enriqueciendo sin escrúpulos a potentados donantes de armamento a las tropas destructoras.
Y es que la civilización, tras muchos siglos, sigue sufriendo las guerras de religión, hoy con un mayor aditivo económico, aunque con una crueldad y una fuerza inusitadas. En el documento A Stage of Rage: Hijas de la Tierra Santa, se oye una voz que dice “morir por Alá es nuestro mayor deseo”.
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Fernando Granda es socio de infoLibre.
“Cada generación tiene más rabia que la anterior”, concluía una de las personas protagonistas del documental A Stage of Rage: Hijas de la Tierra Santa, que aún se puede ver en el canal de documentales de Movistar. Una película, dirigida por Marcel Mattelsiefen, que fue galardonada en los Premios BAFTA (British Academy Film Awards), los Oscar del cine británico. El documento muestra la situación vital en la Cisjordania de 2024 desde el contraste de la visión en el campo de refugiados de Yenin y el de la población de Havat Gilad, levantada en 2002 por los colonos a los que Israel permite ocupar grandes extensiones y expulsar a sus dueños del territorio de la Cisjordania ocupada por el Estado judío desde 1967.