Librepensadores

Honradez intelectual

Gonzalo de Miguel Renedo

Walter Benjamin recogía en su obra de los pasajes estas palabras de Ernest Renan: "Nuestro siglo (XIX) no avanza hoy en dirección al bien ni al mal; avanza en dirección a lo mediocre". En este nuestro tiempo y en nuestro país, con un paro desesperante, con una estampida de la juventud más preparada al exilio laboral, con una moderación salarial hasta el estertor, con una dependencia cada vez más dependiente, con una austeridad que asusta, con el bienestar de la 'calle' por los suelos y los beneficios de los magnates por los cielos... sinceramente, con estos antecedentes, y tras escuchar las alegrías de quienes buscan revalidar el gobierno, ya no sé qué pensar de hacia dónde vamos hoy. Ya no sé si están locos ellos por no querer ver el lado negativo de la realidad o lo estamos nosotros por no poder ver el lado positivo a tanta debacle. Contemporizando, podría decirse algo así como que nuestro país no avanza ni en la buena ni en la mala dirección; avanza en dirección a lo precario, a la pobreza más absoluta. Ni trabajar es garantía de una existencia digna, como revelan algunos indicadores. Y que si malo fue en el pasado que quien nos gobernaba no supo o no quiso ver la crisis, peor puede ser que quienes ahora tratan de renovar mandato pretendan ilusionarnos con una recuperación a corros que no hay por donde cogerla.

José Mújica, expresidente de Uruguay, afirmaba en una entrevista concedida a Jordi Évole, que el rasgo más importante de la política debe ser la honradez intelectual. ¡Qué razón tiene! Un dirigente debe decir la verdad sobre todas las cosas, debe decir lo que las cosas son. Debe reconocer hasta dónde ha podido llegar, sin exageraciones, y también cuando ha fracasado. El mandatario uruguayo es una rara avis en la selva política, en la que abunda justo lo contrario, el hipócrita que no reconoce el error bajo ningún concepto, y mucho menos, claro, responder por ello. Mariano sabe a qué me refiero. Necesitamos políticos como Mújica, más filósofos que gestores. De nada sirven buenos gestores si no saben discernir qué debe prevalecer a la hora de actuar. Ya sé que parece impensable un tipo como Mújica por estos lares, un tipo capaz de reconocer que no ha podido cumplir su programa, capaz de acusar a su partido por dejarle tirado en su reforma de la enseñanza, un hombre que vive como siempre ha vivido, como vive la mayoría de su pueblo al que representa. Me pregunto si entre los candidatos para dirigir este país que votaremos en las próximas generales hay alguno que se atreva a decirnos, como el dirigente uruguayo, lo que las cosas son, tal como son, pero sin meter miedo. Y sobre todo, ¿de qué nos sirve la vasta experiencia de la que alardean algunos candidatos si luego falla la honradez, no ya de decir lo que las cosas son, sino de cómo debieran ser en lo que les afecta directamente? Hablo de la honradez de saber retirarse a tiempo, por ejemplo, cuando hay razones para ello, y figurar casi cuarenta veces en los papeles de Bárcenas, como recuerda Sánchez-Cuenca, es una y gorda.

Es por eso que en este contexto de podredumbre generalizada cobran importancia iniciativas como la que anunciaba el candidato de Podemos. Pablo Iglesias dice que todos podemos caer en la corrupción, que lo que hace falta son garantías de que, aun cayendo, hay controles que impiden ciertas prácticas. Si se aprueba una norma estricta contra las puertas giratorias, fuente de muchos de los problemas que nos acucian, no habrá forma de franquearlas, por más que se intente. En definitiva, que lo mismo que algunos ludópatas se inscriben voluntariamente en un censo para que se les prohíba la entrada en casinos y bingos, sabedores de su propia debilidad, se arbitren los mecanismos adecuados para que los insaciables innatos o los devenidos por contacto se topen con un freno a su ambición desmedida. Que sepan que esa vía de financiación privada la tienen cortada, y confiemos en que el ver nublada una carrera futura con cargo a la empresa de turno aclare su rectitud en lo público.

Gonzalo de Miguel Renedo es socio de infoLibre

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