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A propósito del día del Orgullo

Ángel Díez de Miguel

Llevamos una semana hablando de la celebración del día del Orgullo, de las polémicas con el Ayuntamiento de Madrid… Es sabido que Madrid es España dentro de España y por tanto el resto del país carece de importancia, también de las polémicas entre los distintos colectivos que celebran esa fiesta. Pues bien, aun a riesgo de que me caigan encima todos los ofendiditos de lo políticamente correcto, he decidido hacer uso de mi libertad de expresión en un medio libre como es este, como es infoLibre, para dar mi opinión.

Estoy absolutamente de acuerdo con que nadie puede ser discriminado por su orientación sexual, por tenerla o no tenerla, o por cambiar de una a otra en busca de su felicidad. Estoy de acuerdo en que son unos colectivos que han sido perseguidos y reprimidos de forma infame, que bajo ningún concepto se lo merecen y que por tanto tienen el derecho y la obligación de manifestarse, exigir la plenitud de derechos como cualquier ciudadano.

No me parece menos importante la celebración, manifestación y exigencia de derechos del 8 de marzo, Día de la Mujer, creo que ya no es solo de la trabajadora, sino de todas las mujeres y por tanto interclasista. Tampoco me parece menos importante la manifestación, fiesta y exigencias del 1º de mayo, día de los trabajadores.

Me cuesta mucho entender que las reivindicaciones se transformen en carnavales y que peleen juntos los que necesitan conseguir derechos y los que tienen todos los derechos y demasiados privilegios

Estas últimas celebraciones, conmemoraciones, fiestas o manifestaciones, que de todo ha habido y hay, han conseguido la mayor parte de los derechos que disfrutamos la mayoría de los ciudadanos, son fuerzas sociales de primer orden y la de los trabajadores, además, tienen un componente de clase que trabaja en beneficio de las mayorías sociales frente a las minorías explotadoras de todo bicho viviente y del planeta en que vivimos. Son movimientos históricos y universales que han sido punta de lanza en la consecución y defensa de los derechos humanos, igual que la reivindicación de las mujeres que pelean cada año y cada día por la igualdad en derechos de todos los seres humanos independientemente de su sexo o su género.

Con lo anterior he querido destacar la gran importancia histórica y social que tienen el 1º de mayo y el 8 de marzo, pues bien, esas fechas son eso: Fechas, días, un solo día. Mientras que el Orgullo se alarga más de una semana, más de 8 días, y pienso sinceramente que esa reivindicación no es 8 veces más necesaria ni más importante que las otras mencionadas.

Pienso que esa desaforada celebración tiene que ver más con los aspectos económicos de la fiesta, con el consumo y con el negocio hostelero, que con las verdaderas reivindicaciones de los colectivos. Si es así, los organizadores y los participantes que sean conscientes de las razones por las que están ahí, deberían pensárselo dos veces, porque es muy posible que estén siendo manipulados para beneficio de otros, a los que sus necesidades de reivindicación y defensa de derechos les importe un rábano, a menos que el rábano esté forrado de oro y puedan quedarse con el rábano y con las hojas.

Seguramente soy un viejo cascarrabias que se la jugaba el 1º de mayo, aunque, en aquellos tiempos, oficialmente la fiesta del trabajo en España era el 19 de marzo, San José Obrero. Pero me cuesta mucho entender que las reivindicaciones se transformen en carnavales y que peleen juntos los que necesitan conseguir derechos y los que tienen todos los derechos y demasiados privilegios.

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Ángel Díez de Miguel es socio de infoLibre

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