Librepensadores

La soledad del Superhéroe Americano

Fernando Pérez Martínez

Calcada a la presunta autoagresión del World Trade Center y atentados similares, donde casualmente los “peces gordos” tampoco estaban entre las víctimas, como en El Maine, sólo curritos.

Desclasificado el documento de la inteligencia estadounidense que refería la falta de evidencias sobre el progreso en el desarrollo de arsenales químicos del Estado iraquí de Sadam Hussein, y el grado de amenaza que podría representar para el resto del mundo, queda patente la mentira que la Casa Blanca propagó por el orbe bajo la Presidencia de George Bush Jr. El estado iraquí carecía de armas de destrucción masiva y no era una amenaza para la paz mundial.

Se aprecia en la patraña la voluntad de movilizar a los países aliados para formar un frente de salvación planetaria capaz de conjurar una amenaza inexistente. Hubo líderes políticos ingenuos o simples o malvados que compraron la idea, pretendiendo subirse al carro del previsible vencedor del conflicto que se proponía, que fueron capaces de mentir a sus Parlamentos y ciudadanos para embarcarles en una operación desproporcionada de agresión militar, injusta e innecesaria que produjo muchas víctimas por el fuego amigo y muchos daños materiales, pero con la peculiaridad de que beneficiaría su interés particular al obedecer el llamado amistoso o conminatorio al que no tuvieron el valor para negarse. Les urgía su repentino amigo personal, Bush Jr.

Tal operación trajo como consecuencia, además, la destrucción de Irak, un estado, como los de su entorno, no democrático, que fue sustituido por enjambres de milicias locales de obediencia al mejor postor de diferentes poderes y estados extranjeros que las financian; y que desde luego tampoco son democráticos ni mejores que el de Sadam Hussein en lo que afecta al respeto a los derechos humanos.

A los dos años de proclamada la victoria de EEUU y cubierta la agenda opaca de los objetivos propuestos, su ejército se retira proclamando misión cumplida, dejando tras sí inmensos arsenales y milicias preparadas para hacer uso de los mismos.

Todo lo acontecido a lo largo del tiempo que duró la operación da mayor credibilidad a la teoría de la agenda secreta, sepultada por la vanguardia mediática como paranoia conspiranoide; teoría luego modificada en parte como monumental error de cálculo y por fin silenciada y tapada por la amenaza inminente de un coloso criminal y terrorista llamado yihadismo, basado en la proliferación de milicias armadas y entrenadas por el ejército estadounidense.

Imágenes de fulanos vestidos con albornoz y calzones nos son ofrecidas en tecnicolor asesinando a sus víctimas secuestradas, degollándolas ante las cámaras de video y difundiéndolas viralmente en los telediarios de medio mundo, mientras los locutores de las cadenas occidentales incrementan el impacto de las imágenes elogiando la preparación de los escenarios, la excelencia de la producción y difusión de los spots, mientras se hacen preguntas poco o nada relevantes para el conocimiento de la organización a la que dicen pertenecer los carniceros enmascarados que nos muestran manejando el cuchillo.

Quién soporta financiera y tecnológicamente a este grupo de pastores nómadas metidos a sofisticados asesinos de masas. Quién arma, instruye y dirige las operaciones militares sobre el terreno. Un clérigo formado en una escuela coránica, afirman unánimes los telediarios globales.

Desaparecido el diablo comunista y la amenaza de exterminio nuclear. Reducida la URSS a una serie de repúblicas pobres con los niveles de corrupción y subdesarrollo homologables por el parámetro occidental, el gran adalid de occidente, el líder guerrero y protector de la civilización europea se encuentra soberbiamente pertrechado frente a… ¡nadie!, un ratón. La disolución de la temible URSS no ha dejado herederos capaces de tomar el relevo en la iconografía de la Marvel, capaces de desafiar el poderío del Superhéroe norteamericano. Nada más patético que la imagen de un Goliat armado hasta los dientes frente a un ratón, acusándole de planes delirantes para hacerse con el dominio del planeta para someterlo a sus repugnantes rituales y atávica moralina. Para justificar la necesaria existencia del Superhéroe es imprescindible y urgente la presencia de un Supervillano. Era necesario inventarlo y a ello se pusieron.

Soy de la opinión de que los más altos funcionarios de la Administración estadounidense de los principales ministerios y agencias de la presidencia de EEUU, quienes detentan aquellos puestos de suma responsabilidad que no cambian de titular ganen las elecciones demócratas o republicanos, se pusieron manos a la obra. Los que dan continuidad a la política exterior del país gobiernen unos o lo hagan los otros, desde que finalizó la IIª Guerra Mundial, se reunieron discretamente a tomar café y decidieron que, desmoronado el Imperio Soviético y por tanto el terror rojo, era necesario mantener la tensión de la Guerra Fría, sustituyendo la amenaza nuclear comunista por la amenaza global del terrorismo islamista.

Así las cosas, los intocables altos funcionarios, nunca elegidos democráticamente, tomaron asiento en torno a una mesa y elaboraron los planes que darían origen a los 11-S y sus secuelas europeas, aprobando el acuerdo más adecuado a los intereses de USA, es decir, su complejo industrial bélico. O lo que es lo mismo, apuntalar los puestos de trabajo, investigación e innovación del sector, amén de la mano de obra que a tantos hogares estadounidenses pone el pan en la mesa todos los días y que garantiza a la nación la supremacía mundial. Alcanzada gracias a la existencia durante más de cincuenta años del cuento de la otra superpotencia que amenazaba la forma de vida de Europa y EEUU, desde la Segunda Gran Guerra.

Convinieron en convencer de la maldad y el poder del ficticio nuevo Eje del Mal a los ciudadanos de su país y del mundo libre, mostrándoles lo vulnerables que eran sus ciudades, incluso el mismo Pentágono, al poder del Secreto y Malvado ejército de La Red, que atacó convincentemente objetivos en ciudades estadounidenses y posteriormente en las capitales de sus países socios con un saldo elevado de víctimas inocentes.

Esto logró que los lazos se estrecharan entre las Administraciones Públicas de los socios de la OTAN, con el apoyo popular tácito y el incondicional de los medios de comunicación nacionales e internacionales, convenientemente adquiridos. Asegurándole a esta casta internacional de indiscutibles funcionarios del parnaso de la Administración Pública de sus respectivas democracias, un futuro prometedor y sereno de progreso y aumento de su poder político y económico a un coste que juzgaron razonable, mediante la que bautizaron como Operación Nuevo Amanecer.

Por supuesto el acuerdo en la sombra garantiza el mantenimiento y desarrollo del complejo industrial bélico de EEUU, su liderazgo comercial en el mundo, con el consiguiente incremento y renovación de acuerdos de asistencia técnica y material, sustituyendo las piezas consumidas de los arsenales, o que van quedando superadas por las nuevas remesas de equipos con los que surte a sus socios y a los potenciales rivales de sus socios, o apoyando e incitando agresiones militares entre países vecinos, como ocurriera en la llamada guerra entre Irán e Irak, exigida por las compañías petroleras de EEUU, con el respaldo gubernamental. En dicho conflicto bélico se emplearon arsenales químicos, bombardeos aéreos con gas mostaza, gases nerviosos sarín, tabun y VX. Ni EEUU, Gran Bretaña, Francia o la URSS encontraron nada que objetar al empleo de la guerra química contra la ciudad de Halabja que se saldó, el 19 de marzo de 1988, con la indiscriminada muerte de cinco mil civiles en una sola noche.

Ni qué decir tiene la proverbial discreción con que se desenvuelven las operaciones de aprovisionamiento de materiales químicos que se utilizan en la producción de armamento. Durante los años ochenta la Gran Bretaña surtía de estos productos los arsenales de Siria. Años después, en 2013, era la voz del león imperial británico, devenido hoy a consentido perrillo faldero, una de las voces que integraban el coro dirigido por los EEUU reclamando castigar a la Siria de Bashar al-Asad por emplearlos en los arrabales de Damasco.

La falta de transparencia informativa, la incoherencia entre fines declarados y medios empleados para alcanzarlos por estos países, que lideran el ámbito político en el que nos encontramos enclavados, favorece la especulación al no existir, de momento, pruebas en las que basar las conclusiones a las que apuntan los indicios a que nos lleva la racionalidad.

Lo que resulta claro y transparente es que los intereses de EEUU y ciertos asociados entran en clara contradicción con un mundo en paz. Paz que dicen garantizar el Superhéroe Americano y sus mozos de espuela coadyuvantes.

En tanto no se demuestre lo contrario la catadura moral del Superhéroe y sus colaboradores se aviene perfectamente con el perfil de quien es capaz de dispararse en un pie para obtener la coartada que le posibilite arrasar vidas y haciendas a cambio de un beneficio juzgado como suficiente, acusando del disparo a quien mejor le acomode.

El método no es nuevo en la historia de la diplomacia de los EE.UU. Ya fue empleado el año 1898 haciendo hundir por interés supremo de la patria, el acorazado Maine en el puerto de La Habana con un saldo de 254 marineros y dos oficiales estadounidenses muertos. El resto de la oficialidad estaba oportunamente en tierra, a salvo, participando en un baile dado en su honor por las autoridades españolas. España fue acusada por EEUU del hundimiento del Maine. Fue el pretexto para iniciar la guerra.

Investigaciones recientes, basadas en algunos de los documentos desclasificados por el gobierno de EEUU sobre la operación Mangosta (proyecto para la invasión de Cuba posterior al fracaso de Bahía de Cochinos) avalan la hipótesis de que la explosión fue causada en realidad por el propio gobierno de EEUU que necesitaba una excusa para declarar la guerra a España acusándola del hundimiento del Maine.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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