Tranquimazines y diazepanes pa' todo el mundo
La actualidad política chirria tras los medios de comunicación. Hay un rastro de dolor que está llevando a la miseria económica a la población más débil. Cercano, en la próxima esquina.
La miseria económica trae consigo la exclusión social y la desconexión política. Tradúzcanlo Uds. Probablemente les dé un resultado. Eso es lo que hay.
El clima enloquece y el anticiclón de las Azores se expande más allá de sus límites habituales. Los del tiempo apuran los últimos tranquimazines, no dan abasto. El clima cambia, la vida cambia.
Somos blancos fáciles. Todos podemos morir mañana en la próxima esquina. El clima agoniza. La tierra agoniza y se acaban los diazepanes.
Los acúfenos dan una vez más señales de vida, siguen ahí, no se van ni a hostias. Omnipresentes. El fascismo no da tregua.
Las derechas chirrían con un vértigo constante, insaciables a las necedades que vierten a diario. Nadie entiende nada. Nadie sabe nada. Se ofrecen becas para comprar un frac, un porsche o un viaje a las Seychelles. Barra libre, becas para la burguesía. Mientras acontece lo burdo, las listas de espera de la sanidad madrileña, dan por hecho que vas a resucitar. Libertad. Hay que ser muy sinvergüenza, canalla o ruin. No hay quien salga de casa, el calor aprieta.
Hay fuegos que nunca serán noticia. Los que buscan la confrontación o el enfrentamiento. Las burdas arengas fascistas: “Hemos alzado la bandera, ahora toca defenderla”. Siglo XXI. Personajes de sainete, petimetres, abates y usías. Es lo que hay y acontece
Queda poco café, medio cigarro y un bebé que llora inmisericorde en el bloque de enfrente. Tendrá hambre o estará malito. No hay quien salga de casa.
De Purísima y oro.
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Pako Martí es socio de infoLibre
