El adjunto a la dirección de La Vanguardia, Enric Juliana, está pendiente del brusco cambio de rumbo de Estados Unidos desde que Trump comenzó su segundo mandato. Al tiempo, no descuida la política nacional y subraya que en unos meses saldrán las dos sentencias que dirán la última palabra sobre la ley de Amnistía y sobre el procès. La del Tribunal Constitucional por un lado y, por otro, la que dará respuesta al recurso que presentaron algunos políticos en principio beneficiarios de la amnistía ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo: “Vamos a ver enormes tensiones políticas alrededor del Constitucional estos próximos meses. Ya casi no nos pilla de sorpresa, porque la tensión alrededor de los tribunales es una constante en España, desgraciadamente”.
“En estas últimas cuatro semanas se ha producido lo que los arquitectos llaman un cambio de escala. Eso implica variaciones en muchas cosas para Europa, que ahora ve que Estados Unidos le es hostil. Eso es algo que en términos políticos es difícil de gestionar y en términos de opinión pública difícil de digerir porque rompe unos parámetros históricos. Estados Unidos nunca ha observado con entusiasmo a la Unión Europea, digámoslo claro. En el momento en que, a partir de los años ochenta, el Mercado Común se convierte en la Comunidad Económica Europea y después en la Unión Europea, es decir, se va convirtiendo en un proyecto político, en una estructura de gobernación muy compleja, pero real, a EEUU empieza a no gustarle. Porque su concepto es que, en el mundo dividido en potencias, la única potencia occidental es Estados Unidos. Los demócratas también lo veían así, pero lo expresaban en términos de la diplomacia clásica. Ahora ha llegado una nueva administración que lo plantea en términos brutales”.
“La diferencia en la cuestión del gasto en defensa, por ejemplo, está en que hay que tener presente que el primer presidente americano que lo plantea es Barack Obama en la cumbre de la OTAN de Varsovia de 2016. Obama hacía unos discursos suaves y ondulantes, muy bien construidos. No había agresividad en sus planes. Pero allí, en Polonia, dijo que Europa debe contribuir más a la Alianza Atlántica. Trump se expresa de forma brutal. Ya no se habla en términos diplomáticos clásicos, sino con una cierta brutalidad dialéctica. Esto tiene a todo el mundo sorprendido, pero hemos de tener presente que estos movimientos, que esta gente está expresando de una forma muy abrupta, visiones que ya habían sido dichas antes y no nos llamaron tanto la atención”.
“En la Unión Europea siempre ha habido un cierto reparto de papeles. En determinados momentos el papel de mayor liderazgo político lo asumía Francia y Alemania se reservaba el el liderazgo económico. A los alemanes estar al frente marcando la línea política siempre les ha costado un poco. Hay una cierta inhibición, quizás porque para ellos es importante, al menos hasta la fecha, no aparecer como un país que quiere reproducir los instintos imperiales que tuvo en el pasado. Y en cambio Francia conserva estos tonos, a veces un poco napoleónicos. Ahora bien, estos días existía la necesidad objetiva de dar una respuesta a la nueva línea de la administración Trump, expuesta de forma muy descarnada en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Por lo tanto, se ha improvisado una reunión que en realidad creo que nos está diciendo que posiblemente la Unión Europea tendrá que funcionar a partir de ahora con velocidades distintas o cuando menos con geometrías distintas. Es decir, la idea de que todo se ha de someter a la opinión de 27 y que uno solo de los 27 puede vetar las decisiones de los otros hoy es absolutamente inoperativa”.
“Creo que veremos más reuniones de este tipo, sea donde sea. Este grupo que se ha reunido en París es una señal de que esto se va a tener que hacer con más frecuencia. Los principales se van a tener que reunir, después ya se hablará con el resto. Porque la metodología de la Unión es para tiempos muy tranquilos, de grandes consensos. En un momento en que cada semana pueden cambiar muchos parámetros importantes, como ahora, hay que tomar decisiones que posiblemente tengan a alguien en contra. En esta reunión de París ni siquiera hubo acuerdo, siendo un formato más reducido. Franceses y británicos plantearon la cuestión del envío de tropas a Ucrania y españoles, italianos, polacos y alemanes pidieron esperar un poco a ver cómo van las cosas. Hay que subrayar la presencia del Reino Unido en esa reunión. Por primera vez desde el Brexit vemos al primer ministro británico reunido en términos operativos con el resto de dirigentes europeos. No para hablar de asuntos de gestión de la Unión, donde no está, sino para hablar de asuntos de alta política”.
“La exigencia por parte de Estados Unidos para que Europa incremente los gastos en defensa es rotunda. Además, hay una presión interna de países que ya lo han hecho, como Polonia, que gasta cerca del 5% de su PIB en ello. Esta es una discusión complicada, es difícil hacer una tortilla sin romper huevos. En el caso de que se pudiese hacer, seguramente lo que habrá de entrada es una discusión sobre la metodología contable. Es decir, exactamente cuánto se establece que un país gaste de su PIB en defensa. ¿Cuáles son los conceptos que se incluyen en la cesta para medir lo que gasta un país en defensa? En estos momentos, hay una cierta heterogeneidad en los países. Los Países Bajos han tenido que reforzar algunas infraestructuras, por ejemplo, el puerto de Ámsterdam por el supuesto desembarco de material militar. Esto lo conceptúan como gasto de defensa. Habrá que establecer un criterio igual para todos. A partir de ahí ver exactamente esos porcentajes cómo quedan. Pienso que esta va a ser la primera discusión”.
“Trump ha ganado las elecciones y su movimiento ha madurado ideas tras esa especie de intento de golpe de Estado en el 2020. Algunos empresarios importantes, sobre todo del sector tecnológico, el puntero en la economía, han visto que podía ser el ganador y han subido a su carro. El primero fue Elon Musk. Después los otros en la recta final de las elecciones. Musk compró Twitter, la renombró como X y la puso al servicio de Trump para ayudarle a ganar las elecciones. Está en condiciones de cobrarse los favores que le ha hecho a Trump y de aparecer en un papel que yo denominaría de cónsul imperial. Trump es el nuevo emperador y Musk es el cónsul imperial. Y sin un marco institucional. No se sabe dónde acaba y donde empieza el papel de Musk en la administración y como empresario y dónde acaba y donde empieza su papel como contratista de la administración. Es contratista de la NASA y a la vez interviene en la gestión de la administración y como el gran asesor áulico del presidente. Hace entrevistas conjuntas con el presidente como si se hubiese creado una nueva figura en la estructura de poder de Estados Unidos”.
“En términos de peligro, diría que está en una dinámica que tiene casi aspectos de ciencia ficción más que en los personajes. Sus planteamientos son de expansión imperial de Estados Unidos y son explícitos. En primer lugar, territorialmente. Plantean la integración de Canadá tanto si le gusta como si no. La compra de la isla de Groenlandia tanto si le gusta a Dinamarca como si no. Plantea un control férreo del Canal de Panamá anulando el Tratado de 1977 entre Carter y Torrijos, que devolvía la soberanía sobre el canal a Panamá. También lo que acabamos de ver en relación con Rusia. Ellos plantean hacer un nuevo contrato con Rusia donde no esté Europa porque quieren establecer nuevos equilibrios con Putin. Está muy claro. No hay ambigüedad. La Unión Europea ha sido hasta la fecha un esbozo de imperio con lenguajes no imperiales. En este momento vive con desconcierto. Hay una anécdota curiosa. Trump se refiere a la Unión Europea como ‘el consorcio’, de modo un poco despectivo. Si los podemos debilitar, mejor, que sea un consorcio menos fuerte”.
“Creo que Estados Unidos está enterrando un concepto que formuló su propia diplomacia en los años cincuenta y sesenta: la política del soft power, el poder blando, la ayuda humanitaria, la propaganda, las relaciones públicas. El intento de ser simpático, el proponer un modo de vida interesante. Hubo un momento en que creían que era casi más importante que el poder duro, más persuasivo. Me da la impresión de que lo que están haciendo es cancelar este concepto. Los nuevos grupos dirigentes, la nueva Corte Imperial lo que ha decidido es que esto va de poder duro y de lenguaje duro. Lo primero que ha hecho es cargarse el departamento de cooperación internacional, que pagaba en algunos países gastos de la oposición, en otros organizaba actividades culturales, una segunda diplomacia. Ahora apuestan por ejercer un dominio ideológico en el mundo a través de las redes sociales y la inteligencia artificial para la modulación del pensamiento de la gente. Todo lo demás empieza a ser sobrante. Manifiestan un claro desprecio por las viejas formas”.
“Se está configurando un movimiento político cultural. Lo llamamos extrema derecha, pero también podríamos llamarlo autoritarismo. Cuando su principal rival y antagonista era la Unión Soviética, el punto estaba en decir: “los soviéticos tienen un sistema totalitario, un sistema dictatorial. Nosotros somos un sistema democrático y nosotros nos expresamos y generamos una cultura mucho más humana, persuasiva, mucho más interesante”. Cuando el adversario ya no es la Unión Soviética, ¿por qué has de ser tan sofisticado? El mundo puede volver a términos de mucha rudeza. Esto es lo que está pasando. Y a los europeos nos está dejando sentados en la silla porque no estamos acostumbrados a este lenguaje”.
“La prensa forma parte de los enemigos a batir. Si la cuestión es que el eje nuevo es el poder fuerte: poder militar, poder económico, dominación económica, control... Ellos consideran que a la prensa hay que eliminarla. El enemigo son las redacciones. Un grupo de periodistas, de profesionales, algunos especializados en algunos temas, que son capaces de elaborar cada día una visión amplia y sistémica de la realidad. Pretenden destruir esto. Quieren ser los propietarios de la narración, una basada en los impulsos, en la provocación. Que tipos que tengan una cierta popularidad, emitan mensajes, que sus mensajes se sincronicen con otros mensajes y que en última instancia estos mensajes obedezcan a un control central. Una batalla político cultural enorme y que no sé si las redacciones la van a ganar”.
“El principal capital político en estos momentos de Junts son estos siete diputados en el Congreso que aritméticamente deciden la mayoría parlamentaria. En Cataluña solo tienen la presidencia de la Diputación de Girona y la Alcaldía de Sant Cugat del Vallès. No forman parte del Gobierno de la Generalitat y no están en las principales ciudades. ¿Qué planteamientos pueden defender en el Congreso que les sean útiles? Buscan un catálogo de temas interesantes para la sociedad catalana. La cuestión del salario mínimo diferenciado se lleva hablando años porque el coste de la vida no es uniforme. Cuesta más en Barcelona o Madrid que en la provincia de Huelva. Lo que plantean es que, si en determinados lugares, ellos hablan de Cataluña, el coste de la vida es superior, el salario mínimo también debería ser superior. En principio no creo que sea una barbaridad. Ahora bien, entra en un territorio complicado, la unidad de mercado. Lo plantean porque necesitan asuntos con gancho que no incumban directamente al gobierno de la Generalitat, puesto que ellos no gobiernan Cataluña”.
“Junts, bajo mi punto de vista, no es en estos momentos una organización política de extrema derecha, trumpista o xenófoba. Hay que atender a los datos. Les ocurre como a otras formaciones de centroderecha tradicional en Europa, que una parte de sus electores está escuchando los cantos de sirena de la extrema derecha. En Cataluña ha surgido una organización política de extrema derecha independentista, Aliança Catalana. Dicen lo mismo que Vox pero en catalán y pidiendo la independencia. Vox dice lo mismo en lengua castellana y añade que quiere meter a los independentistas en prisión. Por lo demás están de acuerdo. Por tanto, hay cierto nerviosismo en Junts. Puigdemont ha opinado sobre la nueva presidencia de Estados Unidos y se ha alineado con las posiciones europeístas. Hay que atender a sus exposiciones públicas. Es una fuerza política en tensión. Primero porque no gobierna en Cataluña cuando es su vocación y lo que han hecho más años. Y segundo por una rama de extrema derecha que les puede robar votos en unas próximas elecciones municipales”.
“Hay una jueza del municipio de Catarroja que ha tomado el tema con mucho interés. En lugar de perderse en 400 expedientes, ha dicho que lo importante es saber cómo se gestionó el envío de la alerta a la población. En saber por qué llegó tarde y mal. Todas las personas que formaban parte del comité de emergencias van a tener que prestar declaración y dar su versión sobre lo que ocurrió durante aquellas horas. También el presidente de la Generalitat Valenciana, el señor Carlos Mazón. La impresión que me da es que ya hay personas que estaban en esa reunión que han empezado a explicar su versión, y lo que dicen es que el envío de las alarmas se demoró hasta que Mazón dio la autorización, en unos horarios en que el peligro estaba en marcha. Hay un dato para tener en cuenta, la reunión no fue grabada, por lo tanto, todo ahora dependerá de la reconstrucción que la juez logre hacer de ella a través de los testimonios de los que estaban ahí”.
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.