Vuelve ‘The bear’, una serie de otros (y mejores) tiempos

Imagen de la serie 'The bear'.

Hay un hilo entre la que se llamó tercera edad de oro de la televisión y The bear. Los Soprano, (1999), The wire, (2002), Mad men (2007) y Breaking bad (2008) fueron los máximos exponentes de aquella cumbre de las series de los dos mil.

Las plataformas televisivas de pago ya no buscaban todos los públicos, sino suficientes suscriptores que encontraran en ellas contenidos de mayor calidad o con los que se identificaran más que los que emitían las televisiones en abierto.

Viaje al fondo de la mente

Esos nuevos títulos se caracterizaron por su exploración psicológica de los personajes y por la complejidad de sus historias. Por la libertad de estilo, por tratar de llegar a lo difícil de explorar y por hacerlo a través de un estudio de la masculinidad.

Salvo The wire, también profundamente masculina, las otras tres tomaban a machos dominantes en sus mundos y profundizaban una y otra vez en sus motivaciones, sus contradicciones, sus instintos soterrados y su habilidad para imponerse al entorno.

La respuesta a los machos alfa

Carmy Berzatto, de The bear, interpretado por Jeremy Allen White, cuya cuarta temporada acaba de estrenarse en Disney+, es la respuesta de estos años veinte a Toni Soprano, Don Draper y Walter White. Uno de los pocos ejemplos recientes de serie parecida a esas en su ambición y tono.

Aquellos tres brillantes protagonistas imponían su voluntad por la fuerza. No eran sádicos, no hacían daño innecesario, pero no consentían que nadie se interpusiera en sus caminos. No tenían colaboradores, solamente seguidores.

Transformar el mundo alrededor

Carmen Berzatto tiene el mismo instinto depredador que aquella triada de oro, pero se ha propuesto convertirse en una persona mejor que un macho alfa puro. La cocina de un restaurante es su campo de batalla, un mundo en el que sabemos que la excelencia se alcanza muchas veces a base de crueldad y abusos laborales.

Carmy comienza la serie enfrentándose a un trauma. Había dejado a su familia porque era demasiado intensa y agobiante para él. Había triunfado en la alta cocina y cuando muere su hermano le deja su local de bocadillos de carne en Chicago.

Una herencia difícil

El chef asume esta herencia que le lleva de vuelta al lugar del que había huido. Lo hace por razones que todavía no entiende bien y que va descubriendo junto a la audiencia. Además de un local, Carmy hereda empleados mediocres, sin método de trabajo y sin formación.

Lo realmente interesante de la serie deriva del hecho de que Berzatto no los despide. Su conmovedor y apasionante viaje del héroe pasa por la dura labor de buscar la grandeza profesional sin dejar atrás a los débiles. Y su cómplice es otra cocinera a la que tiene que dejar espacio para crecer, Sydney, a quien encarna Ayo Edebiri.

Suponiendo que lo supiéramos todo de Carmy Berzatto, es muy posible que hubiese visto las grandes series de los años dos mil. Pero es casi seguro que habría estado atento al Me too y la ola feminista que se desencadenó con él y empujó a muchos hombres y mujeres a revisar sus machismos.

Otra búsqueda de la prosperidad

The bear no solo cuestiona y da la vuelta a las masculinidades de la edad de oro de la televisión. También lo hace a la visión que esas tres series hacían del capitalismo. Igual que aquellos hombres se adueñaban de su entorno, sus actividades económicas, legales o no, luchaban de acuerdo a las leyes de la selva.

En cambio, en este pequeño local de Chicago las cosas se hacen de otra manera. Los éxitos y los fracasos se comparten en la comunidad. No se abandona a nadie. Eso sería lo fácil. Esta economía es humanista, integradora, no depredadora.

A medida que han avanzado las temporadas ese tema ha ido cristalizando y entendiéndose mejor. Y ha mostrado su poética grandeza. La empresa no se ve aquí como un sálvese quien pueda, sino como una familia.

La empresa como familia

Y una familia entendida en un sentido más mediterráneo que estadounidense. Resuena en la mentalidad española al tratarse de un clan de origen italiano, un pueblo cercano a nosotros.

Así como en una familia nadie es reemplazable y se requiere un aprendizaje que dura una vida para aceptar las diferencias entre diferentes miembros, en The bear, un grupo profesional tiene que mejorar a partir de lo que hay.

El código moral del trabajo en equipo

En The bear sería una trampa dejar caer a alguien del equipo, una alta traición en el código moral de la serie. Hay que insistir incansablemente en integrar cada diferencia. Hay que formar a los y las empleadas, darles siempre una oportunidad más, e incluso aprender que a veces tienen razón y también están haciendo un esfuerzo por tolerarnos.

Toda esta tesis de The bear a veces se sustenta en tramas clásicas, pero otras lo hace a través de momentos poéticos o de virulentas catarsis. Nadie lo verbaliza nunca, lo que hace más interesante verla. Cada quien lo descubre a su tiempo y ni siquiera todo el mundo tiene que estar de acuerdo en que este sea el verdadero subtexto del argumento.

Realismo e idealismo

The bear es realista en el estrés y los sinsabores y satisfacciones de un trabajo en equipo. Es otro de sus temas estrellas. Cómo una vida de frustraciones y sacrificios por un sueldo modesto puede a su vez estar llena de orgullo profesional, de crecimiento personal y de un profundo sentido de pertenencia a un colectivo que a su vez da sentido a la propia vida.

Sin embargo, es completamente idealista en el recorrido de Carmy, su protagonista. Trata de contar la historia de un talento deslumbrante que sabe que lo es y lucha por desprenderse de su ego.

La belleza del camino más largo

Berzatto tiene unos estándares de comportamiento altísimos para consigo mismo. Quiere resultados excelentes y llegar a ellos sin portarse como un imbécil. Busca un camino tan difícil que el argumento se mantiene porque sus meteduras de pata cuando no lo logra son antológicas y le hacen retroceder parte de lo avanzado.

El cocinero de The bear tiene un nuevo concepto de lo que supone triunfar que conlleva una enmienda total a los triunfadores de las series que le precedieron. Él podría aspirar a ser uno de los mejores cocineros del mundo y sabe lo que habría que hacer por el camino rápido.

Un protagonista en busca de su mejor versión

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Pero se trata de un personaje muy autoconsciente. Pasa la mayor parte del tiempo preocupado. Quiere ser una versión mejor de sí mismo. Se trabaja. Se repite, junto a los mantras de la productividad como “cada segundo cuenta”, que está tratando de mejorar.

No le basta el reconocimiento del mundo exterior. Necesita el de las personas cercanas, y más aún, necesita su propia aprobación. Y no es tan fácil conseguirla. Por todo este tortuoso recorrido, los momentos de armonía, de paz, de logros conseguidos por los personajes transmiten una emoción especial, enorme, que se vive como propia.

Christopher Storer, creador de la serie, y su compañera en la producción ejecutiva y también guionista Joanna Calo han conseguido otra temporada llena de momentos únicos. Quizá en algunos no se llega a conectar tan totalmente, pero los que llegan a estar logrados son mágicos. Y tienen una de las mejores bandas sonoras actuales.

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